viernes, 12 de diciembre de 2025

Por qué portadas como esta son impensables aquí a día de hoy

Hay que ver lo que son las cosas. Como pueden comprobar, el semanario italiano L’Espresso ofrece este viernes a sus lectores una entrevista exclusiva con Pedro Sánchez y le dedica su portada considerándolo “Persona del Año”. No porque Moncloa haya pagado un publirreportaje ni la revista ande falta de ideas, sino porque consideran sus redactores que la gestión del presidente español es… ¡¡Atención, tachán, tachán…!! “un ejemplo de liderazgo progresista en una Europa atenazada por el miedo”. Descansando se han quedado.


En Roma ven en Sánchez como el presidente que ha mantenido la economía de nuestro país en pie frente a la mala situación de  otros vecinos europeos, lo consideran un mandatario que defiende derechos civiles sin recular ante los ultramontanos, que osa plantar cara al poder de las tecnológicas y le dice a los Estados Unidos que España no va a bailar al son de Trump. Valoran también que el presidente español haya denunciado en voz alta la hipocresía europea con Gaza al tiempo que otros colegas suyos se ponen de perfil o directamente opinan de manera muy diferente. Consideran en L’Espressso a Sánchez un dirigente con discurso, con pulso y, según ellos, con una idea de Europa que no se arruga.


Aquí dentro, en cambio, nuestra óptica es muy distinta ¿Por qué en Italia lo ensalzan y en España lo denostamos? Por una parte porque, en este ring de boxeo en que se ha convertido nuestro país, carecemos de un debate público serio. Y por otra, porque tampoco lo está haciendo tan bien como parece verse desde fuera. Alguna responsabilidad tiene que tener un presidente, digo yo, en haber elegido rodearse de sinvergüenzas durante tanto tiempo. Por buen gestor que sea y por muy buena imagen que se tenga de él en el extranjero, cuesta entender tanta “ceguera”.


Es verdad que son muchos los medios que lo tienen “enfilao”, también que llevan años dedicándose a perseguir a su familia, a convertir cada decisión del Gobierno en una tragedia nacional, cada negociación en un acto de traición, cada rueda de prensa en un capítulo de Juego de Tronos versión tertuliano furioso, todo eso es verdad. Pero en Ferraz y en Moncloa han estado pululando durante años por pasillos y despachos, ¡y con mando en plaza!, unos verdaderos impresentables cuyas tropelías le han puesto en bandeja a las derechas una sabrosa munición para disparar a matar. Cuesta mucho entender cómo esto ha sido posible.


Que ministros y dirigentes socialistas salgan hoy en tromba a subir a redes la portada italiana de L’Espresso es lógico. Hay que salvar al soldado Sánchez como sea, y de paso salvarse también ellos. Pero saben muy bien que la mayor parte de la desafección ciudadana que sufren en estos momentos se la han ganado a pulso ellos solitos. Puede que España vaya bien, pero igual el votante de a pie tendría que notarlo un poquito más en sus bolsillos y en las posibilidades, sobre todo los más jóvenes, de abrirse camino en la vida y consolidar proyectos de futuro, ¿no nos parece?


J.T.



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