"Hombre blanco hablar con lengua de serpiente", cantaba Javier Krahe en 1986, refiriéndose a Felipe González. Una vez se vio en el poder, el entonces presidente “socialista” del gobierno de la nación, el hombre que prometió sacar a España de la OTAN, decidió mantenernos en la Alianza Atlántica convocando un referéndum tramposo. González, el gran converso, nos tomó el pelo a los ingenuos cuervos que le creímos.
“Tú decir que si te votan
Tú sacarnos de la OTAN,
Tú convencer mucha gente,
Tú ganar gran elección,
Ahora tú mandar nación,
Ahora tú ser presidente.
Hoy decir que es alianza
Ser de toda confianza
Incluso muy conveniente,
Lo que antes ser muy mal
Permanecer todo igual
Y hoy resultar excelente.
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente”
Esto contaba Krahe en una canción cuya emisión llegó a ser prohibida en algún programa de TVE, la única televisión que por entonces existía en España. Desde aquellos momentos hasta ahora, casi cuatro décadas más tarde, el fantasma de esa serpiente reaparece en el Gobierno de Pedro Sánchez, con Margarita Robles como maestra de ceremonias ¡Por Manitú!, que dirían los indios de Krahe, ¡la historia se repite siempre!
El pasado mes de septiembre, el Ejecutivo aprobó un Real Decreto-ley que consolidaba el embargo de armas a Israel, prohibiendo importaciones y exportaciones en respuesta al horror en Gaza. Sánchez aparecía así como paladín de la paz, cortando lazos con el Gobierno de Netanyahu. Pero, ¡ay, la realidad! Tres meses después, en el último Consejo de Ministros del año –el pasado 24 de diciembre, víspera de Nochebuena, con nocturnidad y alevosía navideña–, autorizaron transferencias de "material de defensa y doble uso" procedente de Israel para Airbus.
Margarita Robles ha defendido este lunes, en una entrevista en La Hora de la 1 esta decisión asegurando que no hay contradicción, que no se trata de armamento sino de material industrial, que "no es política militar sino cumplimiento de contratos". El lenguaje vuelve a retorcerse hasta hacerle perder cualquier rastro de honestidad. La ministra de Defensa sabe muy bien, como lo sabe el presidente del Gobierno, que no es honesto justificar negocios militares con un Estado genocida mientras se proclama una política exterior basada en los derechos humanos. No se puede condenar la violencia en abstracto mientras por la puerta de atrás se mantiene un flujo de material que contribuye a sostenerla. No se puede hablar de legalidad internacional y, al mismo tiempo, buscar excepciones, cláusulas y atajos para no molestar a los grandes intereses industriales y geopolíticos.
Aquí es donde Krahe vuelve a cobrar sentido. Su canción "Cuervo ingenuo" no atacaba solo a Felipe, sino a la desprejuiciada lógica política de quienes creen que el electorado olvida, que basta con cambiar el relato, que las palabras pueden sustituir indefinidamente a los hechos. Felipe González fue el gran normalizador de esa cultura política en la España democrática. Margarita Robles es hoy una de sus herederas más disciplinadas.
"Cuervo ingenuo no fumar la pipa de la paz con tú", rezaba el estribillo. Hoy, esos cuervos somos nosotros, votantes engañados una vez más por gobernantes como Sánchez y Robles, que repiten el guión felipista de hace cuarenta años. Si González nos vendió la OTAN como "conveniente", ahora nos cuelan excepciones armamentísticas como "inevitables".
“Mujer blanca hablar con lengua de serpiente”, cantaría hoy Krahe. ¡Por Manitú!
J.T.


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