En sus declaraciones al diario La Vanguardia el pasado domingo 14 de diciembre Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, no habló de algunas cosas cuya opinión, al menos a mí, me habría interesado mucho. Con todo el respeto al trabajo de Enric Juliana, Susana Quadrado y Dani Duch, los compañeros que consiguieron esta entrevista, me permito dejar aquí algunas de las preguntas que yo también le hubiera hecho, dado que el hombre decidió animarse a entrometerse en política.
¿Qué piensa de la injusta condena por parte del Tribunal Supremo al fiscal general del Estado?
¿Qué piensa del acoso a Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno, por parte de un juez apellidado Peinado?
¿Qué piensa de lo que ocurre en Gaza?
¿Qué piensa de tanto gasto en armamento por parte del gobierno español?
¿Qué piensa de los delitos fiscales no juzgados del rey Juan Carlos I, de su autoexilio y de su disoluta vida “pecando” contra el sexto mandamiento de la religión católica?
No habló en ningún momento el presidente de la Conferencia Episcopal de renunciar a las subvenciones que anualmente le otorga un Estado declarado laico en la Constitución y que en principio no tendría por qué contribuir a sufragar los gastos de la iglesia católica con una subvención de más de once mil millones de euros al año. Habló de convocar elecciones, moción de censura o moción de confianza, pero en ningún momento esbozó crítica alguna al escaso comportamiento ético de organizaciones como Abogados Cristianos, dedicadas a envenenar la convivencia ciudadana con sus iniciativas ante los juzgados basadas en noticias falsas.
Como escribió Álex Gutiérrez en el diario Ara, la entrevista es un bumerán que se vuelve contra el propio presidente de los obispos. Me encanta su referencia a aquella célebre canción de Siniestro Total: "Aquí en la iglesia, cantando himnos / 300 salmos, siempre los mismos / un día de pronto me desmadré / y dije algo, yo dije yeah". Si fuera un álbum de Mortadelo y Filemón, añadía Gutiérrez, se podría haber titulado Argüello a degüello.
Incluso el mismísimo diario El País, últimamente muy beligerante con Pedro Sánchez, salió en este caso en apoyo del presidente del Gobierno con un editorial en el que decía que la Iglesia debería moderar sus intervenciones políticas públicas si quiere evitar polarizaciones y que no es conveniente hablar de moción de censura desde un cargo eclesiástico.
Hasta un grupo miembros laicos de parroquias, movimientos y comunidades cristianas diversas han escrito una carta abierta al presidente de los obispos recordándole que “tras la muerte de Franco, en un contexto igualmente complejo, quien ocupaba entonces el mismo cargo que usted, el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, recordaba en la homilía de la entronización del rey Juan Carlos, el 27 de noviembre de 1975, que “no corresponde a la Iglesia presentar soluciones concretas de gobierno”. En coherencia con la Constitución pastoral Gaudium et spes, afirmaba también que la Iglesia “no impone un determinado modelo de sociedad ni patrocina una forma concreta de ideología política”.
Pues eso. Salud!
J.T.

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