domingo, 6 de febrero de 2011

El desánimo de mis amigos profesores


Entre quienes un día fueron mis compañeros de estudios, un buen porcentaje de ellos se dedica a la enseñanza. Imparten clases en institutos y universidades de distintas ciudades en este país. Son profesores de materias de ciencias, de letras, especialistas en comunicación, en literatura o en matemáticas.

Llevo más de treinta años escuchándolos -desde que mi vida derivó hacia el periodismo y las suyas maduraron en el mundo académico- y he compartido la evolución que han experimentado desde el entusiasmo de sus primeros años de docencia hasta el pasotismo en el que muchos de ellos sobreviven ahora. 

Unos tardaron más y otros menos en desilusionarse. ¿Por qué? Las razones quizás son complicadas de resumir, pero cuando converso con gente recién salida de la universidad cada vez entiendo mejor a mis amigos de siempre.

Cuando leo o escucho que esta generación de jóvenes españoles es la mejor preparada en mucho tiempo no acabo de entenderlo. Puede que sean, no lo discuto, los mejor preparados en el manejo de la p2p, la play station o los más habilidosos para piratear en un plis plas una filmoteca entera. Pero cuando deciden abrir la boca lo más probable es que te espantes. 

Al menos a mí me sucede: milagroso es que un adolescente emplee un adjetivo con cierta precisión, o que exprese una idea con la suficiente claridad. Y no te digo ya si de lo que se trata es de mantener una mínima conversación sobre geografía, historia o literatura. Momentos he vivido en los que, llegado el caso, no recordaban -o quizás no supieron nunca- ni cuál es la capital de Portugal.

Les importa un comino la actualidad, no compran un periódico ni locos, revientan durante horas el tuenti o el facebook pero, por muchas horas que malgasten frente al ordenador, no se les ocurre ni por casualidad mirar una página web que les ponga al día de por dónde va el mundo. Y cuando  se equivocan y se paran en un quiosco, como mucho compran el " Marca" o el "Mundo Deportivo".

Estos jovenzuelos, carne de botellona y maestros del victimismo, son los que tienen desalentados y desanimados a aquellos amigos míos que se dedican a la enseñanza. 

La coartada es la falta de expectativas, la dificultad para abrirse paso en la vida, la crisis... Puede ser, pero lo que yo creo es que nos encontramos en un infernal círculo vicioso donde las causas y los efectos se confunden y el resultado está siendo una generación desmotivada que refleja en las aulas su caótico y desinflado estado de ánimo.

En esas aulas donde mis amigos de siempre consumen los cursos comprobando cómo la "cosecha" de cada año acaba haciendo buena la anterior, que ya era para tirarse de los pelos.

J.T.

3 comentarios:

  1. Creo que llevas mucha razón, pero no todos somos así. Yo, que tengo 16 años no solo estudio bastante, sino que además visito más horas al día la web de el país que tuenti, y las aplicaciones de la primera pantalla de mi iPad son las de CNN, El País, Cadena Ser, Al Jazira y Twitter, que es casi un medio de comunicación más y también escribo un blog. Es verdad que la gente de mi edad debería tomarse la vida un poco más en serio, aun así, yo mantengo la esperanza de que el mundo siga funcionando cuando nos toque a nosotros tirar de él.

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  2. Primero, me parece una visión totalmente sesgada, manipulada y alejada de la realidad de la juventud actual. Desde tu punto de vista "periodístico" atacas a una generación sin ejemplos concretos, disparando al montón y sintiendote satisfecho de compartir opinión con tus compañeros de La Sexta y sus "ninis". Una lástima que una profesión que podía ser tan bonita como la tuya, el periodismo, este llena de tantos barrigas satisfechas, deseosos de seguirle el juego al que pague de turno y de seguir las modas, aunque tú a ese borreguismo lo llamas "estar informado de la actualidad". Una lástima, sinceramente.

    Me hace gracia, y con esto abro el segundo punto que te quería comentar, que relacionas el nivel cultural con la compra de periódicos, una industria anticuada, obsoleta que, como la industria "cultural" que tambien tienes el valor de medio-defender, está anquilosada en el pasado, creyéndose importante cuando su crisis está siendo monumental. No ver la realidad, siendo periodista, es algo que deberías intentar cambiar, abrir los ojos, ser realmente crítico y estar informado de verdad, no con la selección de noticias que nos hace el jefe de redacción de turno.

    Es solo una sugerencia, tú te la tomas como quieras. Y dile a tus amigos y amigas profesores que se pongan las pilas, porque si están desmotivados para ejercer una de las profesiones más importantes para esta sociedad, deberían hacerse a un lado por orgullo y responsabilidad, y no hacerle pagar a las generaciones pasadas sus errores personales.

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  3. Buenas noches, Sr. Tortosa:

    He llegado hoy a su blog a través de la entrada que ha escrito sobre la vida y la política y de ese, he ido navegando entre sus entradas hasta llegar a esta.

    Me encantaría poder tomarme un café con usted y hacerle llegar la profunda tristeza y decepción que me provocan sus palabras y poder darle la oportunidad de que me explique en qué basa este duro y negativo juicio hacia la juventud.
    Que una persona como usted, que se define como periodista y curioso en su perfil, y que trabaja en la actualidad para una organización social que tiene entre sus principales objetivos -o al menos así lo definen- a la juventud, se refiera en estos términos a los y las jóvenes no sólo me parece peligroso, sino que además me parece un juicio completamente desacertado y que deja mucho que desear en lo que a rigor periodístico y objetividad se refiere.

    Le escribñi una respuesta mucho mas larga y completa, en la que le daba mis argumentos y mi opinión personal al respecto, pero blogger no me deja publicarla porque tiene demasiados caracteres.

    Estaré encantada de hacérsela llegar por email, si lo desea.

    Un saludo,

    Maite

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