miércoles, 16 de febrero de 2011

Caso Mari Luz Cortés. Por fin, el juicio


Alberto, ¿te acuerdas?

Corría el mes de enero de 2008. Era lunes. Cuando llegamos a Huelva María Eugenia, tú y yo dimos varias vueltas antes de localizar la barriada de El Torrejón.

El día anterior, domingo, a primera hora de la tarde, había desaparecido la pequeña Mari Luz Cortés y nadie sabía qué había podido pasar con ella. Nadie parecía conocer que un vecino con antecedentes por pederastia llevaba sólo unos meses instalado en el barrio.

Aquellos primeros directos para Cuatro y CNN+, ¿recuerdas? El quiosco donde la niña había ido a comprar chuches y donde se la vio con vida por última vez...

Recuerdo que comenté para la tele que resultaba difícil entender que dejaran salir sola a la calle a una niña de tan sólo cinco años de edad.

Luego fuimos contando, a medida que íbamos conociéndolos, todos los datos que completaban el cuadro de lo sucedido y, quizás, podían ayudar a entenderlo: barriada mayoritariamente gitana, abuelo buscavidas y sheriff de la zona. Padre predicador y entrenador de fútbol. Hablaba bien, tenía serenidad y carisma: había nacido una estrella.

Cuando, cincuenta y cuatro días más tarde de su desaparición, se encontró el cadáver de la pequeña en uno de los mil recovecos de la ría, cuando detuvieron por Cuenca a Santiago del Valle, volvimos de nuevo a los directos en la barriada del Torrejón, a los que a partir de entonces sumaríamos los de los juzgados, donde ocurrió lo de aquella célebre pedrada que ensangrentó a nuestro compañero Isidro y nos alarmó a todos.

La bola de nieve cada vez era más grande. El triste suceso cada vez era más carnaza para tanto desaprensivo sediento de audiencia. Nosotros, ¿recuerdas? intentábamos solventar nuestro trabajo con la mayor dignidad posible. Pero allí, como también sin duda recuerdan Salomé, María Eugenia y Carolina, fue pasando de todo. Pasó hasta el tiempo.

Y con el paso del tiempo llegó un poco de serenidad: la recogida de firmas de la familia por toda España para solicitar en el Congreso de los Diputados la cadena perpetua para este tipo de delitos. Después, el zascandileo de Juan José Cortés, padre de la infortunada chiquilla, por los partidos políticos: psoe, upyd, hasta desembocar en el pp, que lo utiliza descaradamente y él se deja.

Y ahora el juicio

Doscientos periodistas

Esta vez, querido Alberto, y sin que sirva de precedente, faltamos tú y yo.

J.T.

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