domingo, 15 de agosto de 2010

Asociaciones de la Prensa


Que levante la mano el menor de cuarenta años a quien pertenecer a la Asociación de la Prensa le haya servido de algo, como no sea pintar la mona con un carguito.

Que levante la mano quien al terminar la carrera haya corrido ilusionado a inscribirse en la Asociación de su provincia y no haya comprobado enseguida que la cosa queda, como mucho, en un número de registro, un carnet y una cuota.

Que levante la mano quien considere que pertenecer a la Asociación de la Prensa le ha servido para algo más que para seguro médico (donde eso ocurra), cesta en navidad (donde aún se mantenga la costumbre) o, en el caso de Sevilla, para un pase de entrada a la caseta en la feria.

Que levante la mano quien, desamparado por la empresa para la que trabaja, haya gozado del apoyo de la asociación cuando su puesto de trabajo, su sueldo, su futuro o su dignidad hayan estado amenazados.

Ni como lobby valemos. A los médicos no hay quien les tosa. Los abogados no digamos. Y si hablamos de los arquitectos… Así podría seguir con todos los colegios profesionales… menos el periodístico.

Salvo cuatro “estrellas” o veinticuatro cargos ejecutivos, el resto somos carne de mileurismo, de una cada vez mayor precariedad en el trabajo ante cuya evidencia las asociaciones de la prensa miran para otro lado.

Pero yo los entiendo

Poco pueden hacer… salvo disolverse

J.T.

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