El gran jefe salió de su despacho con un folio en blanco en la mano. Se dirigió a la mesa de su secretaria de toda la vida y le dijo:
- Pepi, por favor, apúntame aquí las cosas que crees que yo debo cambiar para convertirme en una buena persona.
La anécdota la cuenta prnoticias y si no es verdad, parece bien buscada, como reza un dicho italiano. La frase se la atribuyen a José Ramón de la Morena, director y presentador de “El larguero” de la cadena Ser
Según parece andan en la emisora en una fase de esas que los católicos llamarían de “examen de conciencia”. Etapa de reflexión tras la marcha de Paco González, responsable hasta el pasado verano de “Carrusel deportivo” y que ha arrastrado con él para trabajar en la cadena Cope a más de cincuenta personas.
En ese repaso que se hace en la Ser para descubrir dónde ha podido estar el fallo causante de tan estruendosa estampida, hay quien lo atribuye al buen rollo que al parecer generaba a su alrededor González, a quien los suyos siguieron incondicionalmente cuando éste tarifó con el staff de la empresa.
La importancia del talante
Son muchos los estudiosos que atribuyen un papel más determinante a la manera de ser de quien gobierna que a su capacidad intelectual o a su preparación. Los equipos necesitan jefes competentes, pero sobre todo buenas personas. Competentes solamente ya no basta. Si es que ha bastado alguna vez.
Por eso me encaja que pueda ser cierta la anécdota que cuenta pr noticias. Y la verdad es que si ese “propósito de enmienda” atribuido a de la Morena se generalizara estoy convencido que mejoraría el rendimiento de muchos equipos en este país, ya fueran de fútbol, de periodistas o de mecánicos cuánticos.
Las empresas modernas, en mayor medida las americanas, lo tienen claro hace ya bastante tiempo: la productividad aumenta en la medida en que el currante se siente mejor tratado. Parece una perogrullada pero me sé de muchos jefes en este país que, por muy obvio que sea, todavía no parecen haberse enterado.
Lo que no cuenta prnoticias es si Pepi se ha atrevido a ponerle en el papel a su jefe todo lo que piensa de él ni si éste, una vez leída la lista de lo poco o lo mucho que a juicio de su subordinada tendría que mejorar, ha sabido tragar la saliva suficiente para admitir de buen grado lo allí escrito. Item más: si una vez leído y asimilado, ha decidido ponerse a la faena y hacer la gimnasia necesaria para conseguir su objetivo: ser una buena persona, según la frase que le atribuyen en prnoticias.
Trabajo duro, vive dios. Todo sea por la cuenta de resultados. ¿O para que el curro no acabe yéndosele al carajo?
J.T.
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