Cuando cada mes de septiembre tocaba vender la cosecha de uva, no hace tanto tiempo, mi padre cerraba el precio con un apretón de manos y el trato se convertía en sagrado. Una vez acordado, ni él atendió jamás ofertas mejores, que a veces las había, ni el comprador dejaba de pagar la cantidad pactada en la fecha convenida. En la Alpujarra, la palabra dada era más inamovible que una firma ante notario ¡Cómo hemos ido degenerando desde entonces!
Firmar un contrato por escrito, como es preceptivo en las bodas, o en la mayoría de acuerdos comerciales y laborales, significa admitir que se parte de la desconfianza mutua. El incumplimiento de tratos estrechando la mano se solía dirimir en el campo del honor; el de los contratos firmados se resuelve en los juzgados, pero ninguna clase de pacto, por minucioso que llegue a ser, nos blinda cuando la otra parte decide traicionarnos.
La firma en Andalucía, para no robarse mutuamente ningún cargo electo, entre los dos partidos coaligados en el gobierno de la Junta, no deja de ser un brindis al sol porque si no lo quieren cumplir… pues no lo cumplirán y punto.
“Acuerdo de Garantía de Estabilidad” lo han llamado, ahí es nada, y los dos primeros puntos de los cinco de los que consta en total, son lo siguientes:
1. Acuerdo para agotar la XI legislatura, dotando a la comunidad autónoma de la estabilidad necesaria en el contexto actual de crisis sanitaria y económica”
2. Respeto a la autonomía de los dos partidos que integran el Gobierno Andaluz, con el compromiso de que no se produzca ningún trasvase entre cargos de las formaciones políticas con representación parlamentaria.
Solo el hecho de que hayan considerado necesario poner esto por escrito, ya resulta sospechoso ¿No cuentan con un pacto nacional, firmado por 22 partidos en el Congreso de los Diputados el pasado 11 de noviembre, en el que abominaban del transfuguismo, un acuerdo en el que se comprometieron a no alentar traiciones de despacho en ningún rincón del país? Si aquel contrato no ha valido para evitar estos días la vergonzosa estampida de miembros de las huestes naranjas en Madrid, en Valencia, en Murcia… deserciones sustanciosamente recompensadas por el PP algunas de ellas, ¿qué le hace pensar a Moreno y a Marín que firmando entre ellos otro papel más alejan mejor el fantasma de la infidelidad?
Ciudadanos, y el PP lo sabe mejor que nadie, es un partido inventado y rellenado en buena parte con desechos de tienta. La especialidad de muchos de sus miembros, casi la mayoría de ellos ya ex miembros, es coleccionar carnés de todos los colores allá donde mejor se lo puedan llevar calentito. Por eso están abandonando el barco sin pudor dejando cada cual sus miserias al aire para acto seguido ver por dónde viene el viento y dar el siguiente paso. El goteo diario pone difícil llevar la cuenta, pero ninguno de los que se fueron, se están yendo y se irán del partido, son mindundis precisamente, sino parlamentarios regionales y nacionales, senadores, prominentes cargos de la ejecutiva…
Se habían jurado amor eterno entre ellos y miren cómo están acabando, poniéndose los cuernos los unos a los otros como si no hubiera un mañana. Muchas parejas se van al traste cuando una de las partes se arruina o es desheredada. Ciudadanos ha sido drásticamente desheredado por mamá Ibex-35 y sus miembros huyen pisándose los unos a los otros a ver quién encuentra antes nuevo amor en forma de prebendas y dinero fresco. ¡Viva la preocupación por la ciudadanía, ese amor al votante incauto que no acaba de dar crédito al pornográfico espectáculo que presencia estos días, y que tiene toda la pinta de seguir así hasta que no quede ni el apuntador.
¿De verdad Moreno y Marín pretenden hacernos creer que lo firmado el otro día en San Telmo está lacrado con siete sellos? ¡Vamos, anda! Durará algo para guardar las formas, pero es todo tan predecible… Puede que el gobierno andaluz aguante el año y medio que le queda a la legislatura, pero ¿de verdad alguien quiere hacernos creer que el diseño de las candidaturas de la derecha en las próximas elecciones autonómicas se parecerá en algo al de las anteriores? ¿Alguien cree que los actuales miembros andaluces de Ciudadanos, los que ahora forman parte del Consejo de Gobierno y sus 21 parlamentarios, se presentarán de nuevo con las siglas actuales? ¿Será lista conjunta o fusión por absorción pura y dura?
El pacto de no agresión, visto el respeto que se le ha tenido en Murcia o Madrid al firmado en el Congreso hace apenas cuatro meses, solo se entiende si detrás hay algo más que por el momento desconocemos. Al fin y al cabo, si Juan Marín entrara en el PP, lo único que estaría haciendo sería regresar a casa, ya que entre su colección de carnés se encuentra el de Alianza Popular, partido por el que se presentó en Sanlúcar, como uno más de la lista, a las elecciones municipales de 1983. Sería la vuelta del hijo pródigo! Teodoro García Egea haría palmas con las orejas.
J.T.
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