El último descubrimiento de José Luis Ábalos para marear la perdiz y no coger el toro de la vivienda por los cuernos ya lo conocen: ahora el problema es que se trata de un “bien de mercado”.¿Recuerdan?, estas fueron sus palabras textuales hace unos días: “Siempre he defendido que la vivienda es un derecho, pero no ignoro que es un bien de mercado también". Vamos a ver, señor ministro de Fomento: “Bien de mercado”… ¿para quién? ¿Para los fondos buitre? ¿para los promotores inmobiliarios proveedores de sustanciosas comisiones entregadas en voluminosos sobres a según qué partidos? ¿para los concejales de urbanismo? ¿para tanto campeón recalificador de suelos como tenemos en este país? ¿para los que se lo llevan crudo vendiendo a precios siderales miserables cajas de cerillas con pésimas calidades y peores acabados?
Los socialistas le siguen teniendo un miedo atroz a los fondos buitre, a los profesionales de la especulación, a los mayores tenedores de inmuebles, que son los bancos… Cuando llegan al poder, suelen exhibir una especial habilidad para formular sentencias con las que rebajar expectativas en todo lo que tiene que ver con el progreso social. Así está ocurriendo con el propósito de acabar cuanto antes con los alquileres desorbitados, algo que aparece firmado en el punto 2.9.3 del Acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos, el pacto que hizo posible la formación del Gobierno de coalición hace ya quince meses. Pues nada, les da igual, se desviven buscando excusas para no cumplir porque al PSOE le sigue entrando el canguelo cuando llega el momento de poner firmes a los que nunca nadie ha puesto firmes.
Saben de sobra que apostar por el ladrillo, que fue lo que hizo el PP, nos trajo la ruina con aquella burbuja de la que todavía no hemos acabado de reponernos, pero no arrancan. En muchos pueblos de España se yerguen, mugrientos y ruinosos, esqueletos de hormigón que esperan desde hace tres lustros unas paredes que nunca llegarán. Quince años o incluso más, el tiempo que hace ya del momento en que los promotores salieron huyendo sin mirar atrás apenas los grifos financieros cortaron por lo sano. Aquel derrumbe espectacular arruinó a miles de familias que, de un día para otro, se encontraron con hipotecas que hasta triplicaban el valor de mercado de las viviendas que acababan de adquirir. Bien de mercado, dice el ministro, ¿de qué mercado? ¿del de los desaprensivos que se empeñan en mantener los precios del alquiler por las nubes? ¿del que impide a veinteañeros y treintañeros acceder a un piso si no es compartido?
Lo que más me preocupa es que la contestación a esta barbaridad de Ábalos no ha cogido vuelo hasta que Alberto San Juan no remató este sábado su discurso de agradecimiento, tras ser galardonado como mejor actor de reparto en los premios Goya, recordando a los socialistas que "la vivienda es un derecho humano muy básico” y no un bien de mercado. Es bueno que personajes públicos como San Juan propicien que salten las alarmas cuando nos dormimos en los laureles. Igual lo que contribuye a ese letargo es uno de los males endémicos de este país: esa extraña manera de comportarse de muchos pobres que acaban votando a la derecha y alineándose con los intereses de los ricos. Ese jubilado que compró un segundo piso con los ahorros de toda su vida, complementa su pensión con el alquiler y ahora piensa que la nueva ley de vivienda va a poner en peligro ese ingreso.
¡Que no, hombre, que no!, que la cosa no va contigo, que se trata de pararle los pies a los fondos buitre, a los depredadores, a los especuladores sin escrúpulos. Que tú sigues siendo un pringao por mucha segunda vivienda que tengas, a ver si te enteras. Se lo repites una y otra vez y te miran de lado, desconfiados y hasta aliviados porque Ábalos ha hablado de “bien de mercado” y eso les proporciona cierta tranquilidad, manda narices. Así no vamos a ningún lado. Me recuerda a la campaña electoral del 82, cuando la derecha pregonaba que el "socialista" González, mire usted por dónde, le iba a quitar las casas a la gente.
No salimos del bucle. “Bien de mercado”, ¿habráse visto? Remedando una frase del pastor luterano alemán Martin Niemöller, que con frecuencia se suele atribuir a Bertold Brecht, difundí la siguiente reflexión en twitter este pasado domingo: “Primero el Psoe consideró un bien de mercado la vivienda, pero no dije nada porque yo tenía casa; luego le tocó a la educación y tampoco protesté, mis hijas están criadas; después vino la salud y también callé. Cuando decidieron atacar las pensiones y los cuidados a los mayores, ya fue demasiado tarde.”
J.T.
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