lunes, 16 de noviembre de 2020

La información decente que usted necesita


Reconozco que cada día que pasa soy menos de ver la tele, pero a lo tonto a lo tonto, si me lo paro a pensar seriamente, al final veo más tele de lo que yo mismo creo. Para cabrearme como una mona, lo reconozco, pero la veo. Como profesional de la información, al margen de mi relación personal con el aparato, lo que sí tengo claro es que a quien se toma la molestia de sintonizar la cadena que sea no se le debe defraudar, tendría que resultarle útil aquello que se le ofrece, servirle para algo. Esa es la esencia de la comunicación y eso, en estos momentos, no ocurre. Ni en la tele, ni en la radio ni en la prensa.

Usted tiene que lamentar perderse un informativo y hoy por hoy, sí, lo sé, le resulta un alivio no sintonizarlo. No digamos ya un programa de debate con enfurecidos tertulianos peleándose por cosas que no le interesan en absoluto, esas patéticas tanganas que tantas veces recuerdan a abogados y fiscales en una película de juicios mala malísima…

Usted tiene que sentir una relación cercana con lo que le cuentan.

Usted tiene que sentirse seducido/a. Ver la tele, escuchar la radio no puede ser una rutina, ni un inercia, sino un placer.

Tiene que notar que se piensa en usted cuando un reportero sale a la calle a buscar algo interesante que contar, cuando está preparando el trabajo en una cabina de edición, cuando escribe el guión, cuando lee el off…

Tiene que notar que quien le cuenta una historia ha preparado la información imaginando qué preguntas se va a hacer usted para no dejar así ninguna posible duda sin contestar.

Usted tiene que notar que se respeta su inteligencia. Tiene que comprobar que el importante es usted, no el político de turno vendiendo su moto.

A usted no le importa la milonga esa de los minutos o segundos que en un informativo le corresponde a cada partido, lo que quiere es que le cuenten historias, y si para eso en un momento dado ha de intervenir un político que lo haga, pero de lo contrario que deje de chupar cámara, que mientras las cámaras pierden el tiempo en esos asuntos, dejan de estar donde realmente pasan las cosas que interesan.

Usted no tiene que sentirse tratado como si fuera menor de edad. Nada de tutelas.

Las buenas noticias interesan cuando quien las cuenta se ha ganado la confianza de quienes le escuchan. Si no es así, una buena noticia suele ser sospechosa y es bueno preguntarse qué extraños intereses puede haber detrás de su difusión.

El buen periodismo no necesita

Ni leyes
Ni asociaciones
Ni lobbies
Ni estómagos agradecidos
Solo que el ciudadano se note respetado y querido, que sienta que no ha perdido el tiempo interesándose por lo que se le cuenta.

Plantearse así las cosas debería resultar una perogrullada pero la verdad es que, en estos momentos y en este país, supone un reto en toda regla, sobre todo si hablamos de los medios públicos. En materia informativa, en materia de prensa, radio y televisión, el servicio público ha de ser el mejor. Y eso exige una firmeza en quien lo gestiona, una capacidad de resistir presiones, que en este momento escasea, por no decir que no existe.

J.T.

Publicado en "Confidencial Andaluz"

No hay comentarios:

Publicar un comentario