“¿Nostalgia del bipartidismo? La nostalgia no resuelve el problema de los votos en el Congreso para sacar los Presupuestos ¿Problemas de entendimiento en el Gobierno de coalición? Parece lo normal, ¿no?”
El pasado miércoles, en el programa “La noche en 24” de TVE, mientras Pepe Blanco se expresaba así, el presentador y los contertulios parecían desconcertados. Como si lo hubieran llamado para otra cosa y les hubiera salido el tiro por la culata. Alguna tertuliana hasta llegó a picarse con él cuando quien fuera número dos del PSOE en la era Zapatero le dijo que hay que saber adaptarse a los nuevos tiempos. Parecía no dar crédito cuando este añadió:
“Es muy positivo para el país que exista un Gobierno de coalición Lo que pasa es que no estamos acostumbrados. Nos parece novedoso, pero no podemos mirar con la misma mirada de antes. Si Unidas Podemos estuviera fuera, aunque apoyara, los problemas sociales serían mayores. ¿Que el Gobierno improvisa? Bendita sea la improvisación cuando hay que resolver problemas que no podían estar previstos como los derivados de la pandemia”.
Blanco, lejos de los focos desde hace tiempo, se salió por completo del carril que llevaban días marcando viejos socialistas como Guerra, Ibarra, Page y compañía y se mostró más fresco incluso que algunos miembros del actual Gobierno, que se rasgaron las vestiduras cuando descubrieron que Unidas Podemos había registrado una enmienda a los Presupuestos para impedir los desahucios hasta 2.022, para frenar que te puedan cortar el agua o echarte de tu casa en pleno invierno de pandemia.
¡Desleales!, gritaban por las esquinas ellos, ellas y sus múltiples palmeros, ¡registrar sin avisar una enmienda con ERC y Bildu, pero ¿cómo se atreven? “Si Podemos fuera un niño, ya estaría fuera de clase”, tuiteó Juan Cruz, “Otra vez una maniobra de una parte del gobierno que pilla por sorpresa a la otra parte”, clamaba Ángels Barceló en su homilía mañanera. “Podemos desafía al PSOE al sellar un nuevo pacto con Bildu”, tituló en primera El País a cuatro columnas, el mismo periódico que en su día llamó a Sánchez “insensato sin escrúpulos” y que ahora le hace la pelota descaradamente…
Es curioso cómo puede cambiar un cuento según la manera como se enfoque: lo de Unidas Podemos con los desahucios es una deslealtad, una maniobra, un desafío pero cuando se prepara la fuga del emérito con agostidad y alevosía, o se empieza a urdir la absorción de Bankia por parte de la Caixa, y eso se gestiona de manera clandestina sin decirle ni mú a los socios de Gobierno, eso es “razón de Estado”.
Yo creo que hay alguien que olvida que el Gobierno de coalición existe porque se firmó un programa con acuerdos muy claros, acuerdos que algunos de los ministros y ministras de ese mismo gobierno parece que tienden a ignorar por sistema. Veamos algunos ejemplos:
Yo creo que hay alguien que olvida que el Gobierno de coalición existe porque se firmó un programa con acuerdos muy claros, acuerdos que algunos de los ministros y ministras de ese mismo gobierno parece que tienden a ignorar por sistema. Veamos algunos ejemplos:
Nadia Calviño va por ahí poniendo todas las trabas que puede a la derogación de la reforma laboral, Escrivá no acaba de propiciar los mecanismos imprescindibles para que quienes tienen derecho al Ingreso Mínimo Vital lo cobren de una vez, Carmen Calvo no parece tener demasiado interés en que salga adelante la ley Trans…
Insisto, son acuerdos firmados en el programa de Gobierno, como lo es el que estipula que las grandes empresas tienen que tributar mínimo al 15% y la banca y empresas contaminantes al 18. Pues bien, María Jesús Montero se niega a incluir esto en los Presupuestos, y lo que Podemos ha conseguido finalmente encajar (muy por debajo de lo firmado en el programa) ha sido a costa de muchos sudores.
Más: el respeto de los Derechos Humanos en la política migratoria de Grande-Marlaska, aparte de dejar mucho que desear, está muy lejos de las propuestas de sus socios de Gobierno. Y del malestar en Exteriores porque Iglesias firmara con Zapatero y mandatarios latinoamericanos un manifiesto internacional en defensa de la democracia frente al golpismo, ¿qué me dicen?
Convendría recordar otra cosa que se ha dicho poco y que quizás desconozcan, o hayan olvidado Barceló, Cruz o el director de El País: El primer estado de alarma, el confinamiento del 14 de marzo, se declaró (como se puede comprobar repasando la prensa de aquellos días) gracias a la presión de los ministros de Podemos en el Gobierno, porque el PSOE estaba más por una gestión en la línea Boris Johnson. Al final se hizo lo que se tenía que hacer, pero tarde y obligados. Conviene no olvidar que sin Unidas Podemos en el Gobierno igual las cosas hubieran ido de otra manera.
Proclamaba Barceló en La Ser que “ejercer la oposición desde dentro del propio gobierno es hacerlo desde el lugar equivocado”. Vamos a ver si nos aclaramos: ¿Quiénes son los que ejercen la oposición dentro del Gobierno, quienes intentan conseguir que se desarrolle el programa acordado y firmado o, por el contrario, quienes se dedican a colocar palos en las ruedas para evitar que ese programa se cumpla?
Nos falta experiencia para amoldarnos a los nuevos tiempos, falta todavía cultura de Gobierno de coalición, pero les falta hasta a los mismos ministros del PSOE, que no han acabado aún de asumir que el programa de gobierno ha de estar por encima del Gobierno.
No se puede “prometer hasta meter, y una vez metido nada de lo prometido”. No se puede firmar unos pactos, conseguir formar Gobierno y luego si te vi no me acuerdo. Actuar de este modo, eso sí que es “hacer oposición dentro del Gobierno” ¡Ay, esa nostalgia del bipartidismo! ¡Ay! esa añoranza de los gobiernos monocolor, esos tiempos en que podías hacer de tu capa un sayo sin que nadie te rechistara!
La nostalgia del bipartidismo, como decía Pepe Blanco, no resuelve el problema de los votos en el Congreso para sacar los Presupuestos. Tampoco ningún otro.
J.T.
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