Las televisiones y las radios, programas especiales; los periódicos, gran despliegue de páginas; las tertulias habían preparado camisetas, bolígrafos, carteras y hasta condondes con la bandera de España...
Éramos, los mejores, los favoritos, los únicos, la caña...
Y hete aquí que todo se fue al carajo cuando la realidad, una vez más, se empeñó en estropear una buena noticia.
Los suizos nos dieron p'al pelo, España fue vilmente humillada y los "profesionales" de la información deportiva quedaron con el culo al aire. A tomar por saco las crónicas medio escritas antes incluso de que comenzara el partido, a buscarle otro provecho a minutos y minutos de televisión porque hablar de nuestras miserias no iba a reportar la audiencia que se esperaba si se hubiera ganado, a reducir las páginas dedicadas a reacciones del partido porque la publicidad pensada para felicitar a los ganadores se quedó en la despensa para mejor ocasión...
La selección española hizo el rídículo ayer en Sudáfrica al perder contra lo suizos por uno cero. Eso es verdad.
Pero los medios de comunicación demostraron una vez más que la información les trae al pairo frente a los shows de rigor: calentar el ambiente, sacar petróleo con innecesarias entrevistas hasta al vecino del último suplente, generar expectativas desmesuradas, estirar el chicle hasta el infinito...
Y cuando aparece la realidad pura y dura, muy distinta a lo deseado -olvidando que prever implica contar también con lo que no se desea-, sólo les queda llorar la contrariedad por las esquinas.
J.T.
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