El fascismo es frentista por definición. Mentiroso, racista, xenófobo, clasista, rechaza a las minorías, a los pobres, a la izquierda, a la democracia, humilla y desprecia a las mujeres… Busca el exterminio de quienes no piensan como ellos y aprovecha las plataformas que le ofrece el sistema democrático para sembrar el odio. Tribunas estas que, si ellos estuvieran en el poder, jamás permitirían utilizar a quienes osaran discrepar de sus planteamientos.
Odian al diferente por miedo porque, como cobardes, no son nadie sin una pistola en las manos. Se aprovechan de la frustración social, buscan su clientela entre las clases medias golpeadas por la crisis económica, la mentira es su bandera, son chulos, prepotentes, amantes de las consignas que remueven las tripas de una parte de la ciudadanía cabreada, esa que acaba votándolos sin tener en cuenta (aunque lo intuyan) que si la ultraderecha consigue el poder, sus primeras víctimas serán precisamente quienes los votaron.Manual para contestar a los ultraderechistas que niegan serlo.
Los fascistas se resisten al progreso y se aferran a las tradiciones, ven complots por todas partes, viven en la conspiración permanente y andan buscando culpables que les sirvan para crecer. Salivan con los desfiles militares, desprecian la homosexualidad (de puertas para fuera, como es obvio), se declaran enemigos rotundos del derecho al aborto y se divierten reprimiendo el libre ejercicio de la sexualidad… de los demás. Sus tres principales patas son la religión, los militares y la explotación de los más desfavorecidos.
Como escribió Umberto Eco, el fascismo no deja nunca de merodear a nuestro alrededor, “a veces con traje de civil, y puede volver de nuevo con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus nuevas formas, cada día, en cada parte del mundo”.
El escritor italiano nos dejó estos diez puntos para definir e identificar a la ultraderecha:
1. Rinde culto a la tradición y a las raíces.
2. Promueve el miedo al diferente.
3. Utilizan sin pudor los problemas sociales para sumar adeptos.
4. Popularizan eslóganes simples y seductores.
5. Generan y expanden sin pudor noticias que son mentira (los “fake news”).
6. Conspiradores por naturaleza, viven obsesionados con las intrigas y tienden a ver enemigos y complots por todas partes.
7. El control y la represión están en el ADN del fascismo. Por eso sus partidarios combaten la libertad sexual, por eso son machistas y militaristas; por eso infravaloran a las mujeres y combaten la homosexualidad.
8. Son violentos, les gusta serlo y no lo disimulan.
9. La mayoría son incultos y muy permeables a la manipulación de sus líderes.
10. Plantean guerra sin cuartel al progreso y a las ideas de vanguardia.
En Newsroom, la famosa serie de televisión, el presentador de noticias Will McAvoy, que encarna el actor Jeff Daniels, enumera trece puntos (temporada 1, episodio 10, minuto 49) en los que retrata los modos y maneras de la ultraderecha:
1. Pureza ideológica.
2. Llegar a acuerdos es una debilidad.
3. Uso de las Escrituras como coartada para justificar el fundamentalismo.
4. Negacionismo frente al trabajo científico.
5. Insensibilidad, escasa capacidad para conmoverse ante las desgracias ajenas.
6. Desinterés por la verdadera información.
7. Miedo hostil al progreso.
8. Demonización de la educación.
9. Necesidad de controlar el cuerpo de la mujer.
10. Xenofobia aguda.
11. Mentalidad tribal.
12. Intolerancia con los discrepantes.
13. Odio patológico hacia los gobiernos progresistas.
Y remata McAvoy: “No quieren que se les llame ultraderecha, pero además debemos llamarlos también como lo que son: talibanes”.
Así que aquí tenéis, queridos colegas, este modesto y breve manual por si os viene bien tirar de él cuando ultraderechistas como Macarena Olona os acosen intentando negar que son fascismo puro.
J.T.
Para "La Última Hora"
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