domingo, 28 de febrero de 2016

PSOE. Siempre les quedará Huesca

Las reconquistas siempre empiezan por el norte. El 56,7 por ciento de los militantes socialistas de Huesca que han participado en la consulta de Pedro Sánchez le ha dicho que NO. No es mal sitio Huesca para iniciar la recuperación del perfil izquierdista del PSOE, no es mal sitio para reivindicar el verdadero ADN del partido. Chapeau por Huesca, y por Aragón en general, que ha sido la comunidad autónoma donde menos le han seguido la corriente a una apuesta contra natura como la firmada el pasado miércoles entre el PSOE y Ciudadanos.

El 48,4 por ciento de la militancia socialista se ha abstenido a la hora de votar para respaldar o no el pacto de Sánchez con Rivera. Del 51,6 por ciento que ha votado, dos terceras partes lo han hecho a favor. 75.000 respaldos que habrán permitido respirar aliviados a Felipe, Guerra, Leguina, Corcuera, Susana, Page, Lambán... Todo en orden. Viva la tranquilidad. Que las cosas continúen siendo como han sido hasta ahora. Nada de experimentos arriesgados, nada de poner en peligro el modus operandi de los últimos 40 años. Nada de mosquear a los acreedores europeos, nada de sacar los pies del tiesto. Somos un país de ley, y aventuras las justas, que no está el horno para bollos.

Espero estar equivocado, y que todas estas maniobras orquestales en la oscuridad no desemboquen en un gobierno PSOE-Ciudadanos con la abstención del PP. Si eso ocurre, el voto en contra de los oscenses acabará siendo algo más que una excepción o una anécdota. En el fondo se han expresado como probablemente muchos de los que se abstuvieron hubieran deseado hacerlo.

Pero ¿por qué se abstuvieron? Nunca permanecer callados fue la mejor opción, ni ahora tampoco. En el ADN del militante socialista están las ganas de cambiar las cosas, de luchar contra la injusticia, eliminar la desigualdad, de pararle los pies a los bancos y a la iglesia, verdaderos artífices de la mayor parte de las desgracias que ocurren en nuestro país; en el ADN del militante socialista de base está luchar con todas sus fuerzas por acabar con ese tipo de atropellos. Y esa es la óptica con la que una parte de la ciudadanía decide apoyar a los socialistas con su voto cuando hay convocatorias electorales. Pero por alguna razón que desconozco, aunque pueda sospecharla; por alguna razón que los mandamases del PSOE sí que deben conocer bien, van pasando los años, y las décadas, y nunca acaban de rematar la faena. ¿O sí?

Predican una cosa y hacen otra por sistema pero en las urnas, aunque pierdan votos, continúan amasando respaldo. Son el mal menor frente al PP, piensan unos; hacen lo que pueden, piensan otros; han mejorado nuestra vidas, argumentan ciertos estómagos agradecidos... ¿Y eso, en el caso de que fuera cierto, los dota de autoridad moral para pactar ahora con una derecha como Ciudadanos, más peligrosa que el mismísimo PP, y caminar hacia la investidura confiando en la abstención de una derecha corrupta que cada vez que gobierna nos deja el país hecho unos zorros?

Cuando pasen las semanas, los meses, los años y vayamos descubriendo, si el pacto anti natura sale adelante, hasta qué punto eso no ha servido para que vivamos mejor, ni para que dejen de apretarnos las tuercas, ni para que disminuya la desigualdad, ni para que vuelva el trabajo digno, ni los sueldos dignos, ni los despidos justos; cuando continúen los recortes, los desahucios, las dificultades para llegar a final de mes, cuando empiece a faltar dinero para las pensiones y para el desempleo, cuando todo eso ocurra, habrá que felicitar a tanto militante socialista satisfecho con los pactos entre Pedro y la peor de las derechas por el ojo clínico que tuvieron.

Cuando comprobemos cómo la dichosa troika y sus palmeros, la sombría Bruselas, la gran banca y las pornográficas grandes fortunas continúan llevándonos al huerto y riéndose de nosotros en nuestra cara, cuando todo eso ocurra y lleguen los lamentos, los golpes de pecho y los cargos de conciencia, cuando eso suceda también en el seno de un PSOE cada vez más enrocado y exiguo, quizás algunos de ellos recuerden que, al menos en Huesca, un buen día decidieron sacar tarjeta roja a un pacto contra natura.

Cuando se descubran las verdaderas dimensiones del pactus interruptus... al menos siempre les quedará Huesca.

J.T.

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