viernes, 19 de diciembre de 2025

Sobre la entrevista a Luis Argüello en "La Vanguardia"




En sus declaraciones al diario La Vanguardia el pasado domingo 14 de diciembre Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, no habló de algunas cosas cuya opinión, al menos a mí, me habría interesado mucho. Con todo el respeto al trabajo de Enric Juliana, Susana Quadrado y Dani Duch, los compañeros que consiguieron esta entrevista, me permito dejar aquí algunas de las preguntas que yo también le hubiera hecho, dado que el hombre decidió animarse a entrometerse en política. 


¿Qué piensa de la injusta condena por parte del Tribunal Supremo al fiscal general del Estado?

¿Qué piensa del acoso a Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno, por parte de un juez apellidado Peinado?

¿Qué piensa de lo que ocurre en Gaza?

¿Qué piensa de tanto gasto en armamento por parte del gobierno español?

¿Qué piensa de los delitos fiscales no juzgados del rey Juan Carlos I, de su autoexilio y de su disoluta vida “pecando” contra el sexto mandamiento de la religión católica?


No habló en ningún momento el presidente de la Conferencia Episcopal de renunciar a las subvenciones que anualmente le otorga un Estado declarado laico en la Constitución y que en principio no tendría por qué contribuir a sufragar los gastos de la iglesia católica con una subvención de más de once mil millones de euros al año. Habló de convocar elecciones, moción de censura o moción de confianza, pero en ningún momento esbozó crítica alguna al escaso comportamiento ético de organizaciones como Abogados Cristianos, dedicadas a envenenar la convivencia ciudadana con sus iniciativas ante los juzgados basadas en noticias falsas.


Como escribió Álex Gutiérrez en el diario Ara, la entrevista es un bumerán que se vuelve contra el propio presidente de los obispos. Me encanta su referencia a aquella célebre canción de Siniestro Total: "Aquí en la iglesia, cantando himnos / 300 salmos, siempre los mismos / un día de pronto me desmadré / y dije algo, yo dije yeah". Si fuera un álbum de Mortadelo y Filemón, añadía Gutiérrez, se podría haber titulado Argüello a degüello.


Incluso el mismísimo diario El País, últimamente muy beligerante con Pedro Sánchez, salió en este caso en apoyo del presidente del Gobierno con un editorial en el que decía que la Iglesia debería moderar sus intervenciones políticas públicas si quiere evitar polarizaciones y que no es conveniente hablar de moción de censura desde un cargo eclesiástico.


Hasta un grupo miembros laicos de parroquias, movimientos y comunidades cristianas diversas han escrito una carta abierta al presidente de los obispos recordándole que “tras la muerte de Franco, en un contexto igualmente complejo, quien ocupaba entonces el mismo cargo que usted, el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, recordaba en la homilía de la entronización del rey Juan Carlos, el 27 de noviembre de 1975, que “no corresponde a la Iglesia presentar soluciones concretas de gobierno”. En coherencia con la Constitución pastoral Gaudium et spes, afirmaba también que la Iglesia “no impone un determinado modelo de sociedad ni patrocina una forma concreta de ideología política.


Pues eso. Salud!


J.T.

jueves, 18 de diciembre de 2025

No diga crueldad, diga García Albiol


Cuatrocientas personas, entre las que había solo unos pocos migrantes en situación irregular, fueron expulsadas ayer de las instalaciones de un antiguo instituto de Badalona sin que se les proporcionara alternativa habitacional, abandonadas a su suerte mientras el ínclito alcalde de la ciudad presumía de su hazaña:
Dije que sacaríamos a esta gente y lo hemos hecho. Badalona no puede ser ni va a ser refugio para la ilegalidad ni para comportamientos de personas conflictivas que perjudican a quienes precisamente cumplen la ley. Mentira. Ni todos estaban en situación irregular, ni tampoco eran conflictivos la mayor parte de ellos. Él lo sabía de sobra, pero le dio igual, el titular es el titular. 


Xavier García Albiol lleva practicando maneras ultras desde que fue alcalde entre 2011 y 2015, ya por entonces usaba la xenofobia como arma electoral, nunca mejor dicho lo de “arma”. Llenó la ciudad de vallas con el eslogan “Limpiando Badalona” e iba de barrio en barrio soltando en sus mítines injurias contra rumanos, paquistaníes o gitanos. Cinco años después recuperó el puesto tras la dimisión del anterior alcalde socialista, aunque a los dieciocho meses fue destituido mediante una moción de censura. No obstante, en 2023 consiguió ganar de nuevo señalando y denigrando a los inmigrantes una vez más, es decir, enfrentando otra vez a los pobres contra quienes eran más pobres que ellos. 


Y ahí lo tenemos a día de hoy aún, practicando el racismo de manera institucional: “Quiero dejar muy claro –precisó este miércoles tras culminar el desalojo- que el ayuntamiento de Badalona no va a gastar ni un solo euro en darles vivienda a personas que se han dedicado a hacer la vida imposible a los vecinos.” Con manifestaciones así en el PP, los intolerantes de Vox se quedan sin recorrido. La ultraderecha, no lo olvidemos, salió de entre las filas populares y algunos está claro que se quedaron.


Ahora, tras desalojar a los cientos de personas que sobrevivían en el instituto, remata la faena con un bulo: “Pedro Sánchez y sus socios de gobierno –declaró ayer- dicen que  debemos acoger a todo el mundo sin ningún tipo de control.” Esta afirmación es claramente mentira pero la utilizó como soporte del mensaje que lanzó a continuación: “Pues ahora le corresponde a Sánchez buscarle vivienda a estas personas”.


No cuela, pero confunde, que algo queda. No hay mayor obscenidad democrática que dejar a cuatrocientas personas en una plaza con sus maletas y su miedo. Llamemos a las cosas por su nombre: esto es racismo puro y duro. Mucho me temo que Badalona, como tantos otros lugares donde ocurre lo mismo aunque sus alcaldes no actúen con el inhumano desahogo que practica Albiol, no levantará cabeza mientras el odio continúe proporcionando votos y la izquierda no logre convertir la dignidad en mayoría. 


Ayer, tras echar a  todos los inmigrantes del B9 y dejar el centro rodeado de policías, este valiente justiciero se fue a visitar un pesebre. He aquí la particular interpretación del espíritu navideño por parte del alcalde de una ciudad con casi un cuarto de millón de habitantes. La mayoría de ellos lo pusieron donde está. No hay más preguntas, señoría.


J.T.


miércoles, 17 de diciembre de 2025

Fascistas, sacad la palabra Libertad de vuestras sucias bocas


¿Cómo es posible que quienes están contra la libertad la reivindiquen con tanto descaro? ¿Cómo es posible que a quienes están por la desigualdad, por la discriminación, la marginación, el desprecio del más débil, a quienes solo ven las injusticias que quieren ver, se les llene la boca de la palabra Libertad presumiendo así justo de lo contrario a lo que propugnan? Los más recientes en profanar públicamente el término han sido Javier Milei y José Antonio Kast este lunes, durante el primer encuentro entre ambos en la argentina Casa Rosada tras la victoria electoral del ultraderechista chileno. 


Libertad para ellos es que nadie limite al fuerte, que nada estorbe al que ya tiene poder, dinero o privilegios. No es la libertad del pobre para vivir sin miedo, ni la del diferente para existir sin ser señalado, ni la del trabajador para no ser explotado. Es la libertad del que puede pagársela. El mismo patrón del histriónico Donald Trump, esa maldición bíblica que nos ha caído al mundo desde que llegó a la Casa Blanca, la misma cantinela de Orban, Meloni, Le Pen y compañía, el mismo mantra que el de esa tóxica pareja que en nuestro país conforman un tal Miguel Ángel Rodríguez y su estomagante marioneta Isabel Díaz Ayuso, para quienes la libertad es poder tomar cañas y no encontrarse con el ex por las calles de tu ciudad. El mismo modelo de los fascistas de Vox, que nos amenazan con motosierras y lanzallamas mientras continúan creciendo en las encuestas.


Isaiah Berlin (Dos conceptos de libertad y otros escritos, Alianza Editorial,1969) distinguía entre libertad negativa o ausencia de interferencias, y libertad positiva, la capacidad real de decidir sobre la propia vida. El fascismo actual se apropia de la primera para destruir la segunda. Te dicen que eres libre porque nadie te prohíbe nada, mientras te condenan a no poder ejercer ningún derecho si no tienes recursos. El científico y economista húngaro Karl Polanyi ya advirtió en La Gran Transformación (Quipu Editorial, Buenos Aires, 1989 -la primera edición en NY data de 1944-) que un mercado sin límites acaba destruyendo la sociedad que lo sostiene. Y Hannah Arendt explicó en Los orígenes del totalitarismo, (1951) cómo el desprecio sistemático por los débiles prepara el terreno para formas nuevas de autoritarismo.


¿Son estas las razones por las que el torticero enfoque que los totalitarios hacen del término libertad ha acabado haciendo tanta fortuna en las tertulias de taberna y reuniones familiares de hoy día en nuestro país? Me cuesta aceptarlo, me cuesta entender cómo es posible que quienes solo piensan en armarse hasta los dientes, restringir derechos, recortar pensiones, privatizar servicios públicos y especular con bienes de primera necesidad imprescindibles para tener una vida digna estén triunfando en el mundo. ¿Cómo es posible que quienes apuestan por demonizar al adversario obtengan escalofriantes respaldos electorales a costa de quienes luchan porque los más pobres vivan con una mínima dignidad, de quienes defienden que aquellos a quienes les sobra para vivir varias vidas contribuyan con sus excedentes a disminuir las desigualdades? 


¿Qué nos ha pasado? ¿A qué se debe tanta equivocación de las izquierdas? ¿Por qué se han dejado comer el terreno una vez más en la historia? Me gustaría que alguien me lo explicara ¿Hay alguien ahí, hay alguien entre los políticos que en teoría luchan contra el fascismo, que me pueda explicar por qué razón proyectos justos donde los derechos humanos son la prioridad se están yendo de nuevo a tomar viento. Necesito entender todo esto, por favor, que últimamente no entiendo nada, ¿Y usted?


J.T.

martes, 16 de diciembre de 2025

Para quien no sepa qué es exactamente eso de Vox y Revuelta. Una pequeña aproximación.


Se habla poco de todo esto, pero es fundamental que intentemos saber de qué va esta historia y difundirla lo más posible. Revuelta es una organización juvenil que surgió como grupo afín a Vox, con presencia activa en redes y en movilizaciones, especialmente en protestas contra el PSOE o el Gobierno. No confundir, que hay mucho malvado por ahí, con el programa televisivo de David Broncano. 


La organización se presentaba como una plataforma de jóvenes “patriotas” movilizados políticamente, con discursos próximos, por no decir idénticos, a los de Vox en lo ideológico y en lo cultural. Revuelta agrupa colectivos juveniles de derechas y extrema derecha, y ha tenido un protagonismo relevante en concentraciones violentas frente a sedes socialistas o en movilizaciones contra medidas del Gobierno.


A principios de diciembre de 2025 estalló una crisis que ha hecho saltar por los aires el funcionamiento de esta perversa organización y su vinculación con el partido fascista. Comunicaciones públicas de exdirigentes de Revuelta acusaron a la organización de desviar supuestamente fondos que se recaudaron para ayudar a víctimas de la DANA en Valencia, varios miembros de la junta directiva dimitieron. Unos audios difundidos por el diario digital El Plural revelaron que, en el seno de Vox buscaron la manera de liquidar Revuelta para minimizar el impacto que podía tener este asunto. 


Algunos de los exmiembros presentaron denuncias ante la Fiscalía por estas irregularidades (posible estafa o malversación de fondos). En Revuelta niegan esos cargos, aseguran que no hubo desvíos de dinero y acusan a “una parte de la dirección de Vox” de intentar acabar con ellos por motivos políticos. 


Vox, por su parte, ha presentado una denuncia judicial contra Revuelta para queno se le vincule con posibles irregularidades y ha negado oficialmente que la organización forme parte del partido. Además, han borrado de su web un texto del eurodiputado Javier Buxadé, quien hasta hace poco ensalzaba a Revuelta y pedía donaciones en nombre del esfuerzo solidario para con los afectados por la DANA. 


Este enfrentamiento entre el partido ultra y sus cachorros tiene implicaciones políticas porque:


1. Muestra un auge de organizaciones de base o satélites de Vox que han operado con cierta autonomía durante años. Han campado a sus anchas y usado la marca y la red ideológica de Vox cada vez que han montado alguno de sus infames pollos. 

2. Si esa relación se ha roto ahora es por falta de transparencia, acusaciones cruzadas y litigios judiciales que los de Abascal no quieren en este momento. Como tampoco quieren continuar manteniendo lazos con quienes durante un tiempo les fueron útiles porque les hacían el trabajo sucio.

3. Esta crisis entre ultras ocurre en el grave contexto de polarización política que vivimos, donde estos grupos juveniles y colectivos de extrema derecha han tenido, no lo olvidemos, un serio protagonismo en muchas de las protestas callejeras de los últimos tiempos contra el Gobierno y el PSOE, en las que gozaban de la benevolencia de la policía y actuaban en muchas ocasiones con preocupante impunidad.


Este tipo de cosas, como decíamos al principio, hay que conocerlas porque se difunden con cuentagotas y muestran a la ultraderecha en su verdadera salsa. No es un asunto menor.

J.T.

lunes, 15 de diciembre de 2025

Moreno Bonilla, el Ayuso Light. O no tan light

- Juanma, mírame a la cara: yo te voté y tú me has arruinado la vida. 


Pero Moreno Bonilla no la miró. No se atrevió a mantenerle la mirada a su votante Anabel. Ocurrió en el Parlamento de Andalucía hace unos días, y quien así habló fue una mujer a la que el sistema sanitario público le había fallado en algo tan elemental como avisarle a tiempo de que tenía cáncer de mama. Moreno Bonilla no sabía dónde meterse porque lo que sí que sabe bien es que la sanidad pública no falla por generación espontánea. La sanidad pública se quiebra cuando se adelgaza o se externaliza, y está claro que cuando se somete a la lógica del contrato y del balance económico, fracasa. El caso de los cribados de cáncer de mama en Andalucía es la consecuencia directa del modelo por el que apuestan los populares allá donde gobiernan, un modelo que fragmenta servicios, privatiza la gestión y diluye responsabilidades. 


Moreno Bonilla y su gobierno insisten en hablar de “colaboración público-privada”, eufemismo tan gastado como peligroso si se decide privatizar la gestión de pruebas diagnósticas, listas de espera o servicios esenciales. Debería estar prohibido privatizar el riesgo, algo que en materia de sanidad se mide en vidas humanas cuando una carta no llega, se deja de hacer una llamada o un informe se traspapela. 


- ¿Acaso no sabes que ser responsable de una sola vida te obliga a dimitir?, le preguntó también en el parlamento andaluz Anabel a Moreno Bonilla. Con esta pregunta se interpelaba a toda una forma de gobernar, un estilo perverso que ha normalizado conceder contratos a empresas amigas aunque eso signifique el deterioro de la atención al paciente. Allí donde gobierna el Partido Popular se repite siempre el mismo esquema: Madrid, con flagrantes escándalos como el reciente de Torrejón, con hospitales públicos convertidos en negocios privados y urgencias cerradas; Valencia, con el experimento fallido de concesiones sanitarias; Galicia, con derivaciones masivas a clínicas privadas que vacían los centros públicos… y así sucesivamente. 


Desde las derechas intentan justificarlo hablando de eficiencia, pero saben de sobra que no hay eficiencia posible cuando se rompe la cadena de cuidados. Se les llena la boca ponderando la libertad de elección, pero se callan que esa libertad, al final, solo acaba existiendo para quien puede pagarla. Hasta presumen de modernización, cuando los resultados son una atención primaria desmantelada, profesionales precarizados y exhaustos y la ciudadanías con una sensación de indefensión cada vez mayor cada vez que necesita ir a un centro de salud o a un hospital.


Jugar con la Sanidad es un crimen. No se puede gobernar pensando solo en las cifras y olvidando que tus decisiones afectan directamente a la salud de seres humanos y preocuparse más por los puntos que pierdes en las encuestas que por ellos. La mujer que interpeló a Moreno Bonilla en el parlamento de Andalucía exigía responsabilidad política. Lleva razón, qué menos que asumir consecuencias cuando tus decisiones dañan a personas que, para más inri, te eligieron para gobernar. 


El presidente no supo o no quiso contestarle a Anabel es posible que por falta de empatía, pero también porque es bastante probable que no supiera qué decirle. Intenta ir de suavón, pero hay que tener mucha cara para mirar a los ojos a la víctima directa de un modelo de gestión sanitaria que pone el beneficio por delante de la salud y al que no piensas renunciar. Quienes vuelvan a votarle ya saben lo que hay.


Llegan las navidades, las luces en San Telmo, los discursos de concordia, los tópicos mensajes de esperanza grabados con fondo de belén. Moreno Bonilla hablará de familia, de ilusión, de brindar por el futuro y lo hará sin dificultad, porque el poder también sirve para blindarse emocionalmente. Pero al otro lado hay mesas donde falta alguien, diagnósticos que llegaron tarde, andaluces que vivirán estas fiestas entre hospitales y quimioterapia y que recordarán que todo empezó con una carta que no llegó. 


J.T.


Son cobardes y menos de los que creemos


Hacen mucho ruido y cuentan con instrumentos potentes, pero son menos de los que creemos. Y cobardes. En la parte de arriba de la pirámide se encuentran las doscientas familias de las que Emilio Romero hablaba ya hace más de cuarenta años. Doscientas familias que amasan la mayor parte del dinero y el poder en España y cuyos apellidos, la mayoría de ellos, pocos conocen. Doscientas familias que mueven los hilos desde los tiempos del franquismo y continúan haciéndolo merced a cualificados esbirros que les hacen el trabajo sucio a cambio de disfrutar privilegios con fecha de caducidad.


Esta Europa que ahora se desmorona nos ha salvado de unas cuantas arremetidas, pero desde que la internacional ultraderechista avanza, los golpistas se han envalentonado. Son meros instrumentos, pero la impunidad que les hemos permitido tener les hace crecerse por días. Desde Aznar a Abascal, pasando por Esperanza Aguirre, Ayuso o Miguel Ángel Rodríguez, andan crispando a cara descubierta sabedores del valioso respaldo con el que cuentan.


Estos, y algunos/as más, son los que conforman el siguiente escalón hacia abajo de la pirámide de la infamia, quienes esparcen el veneno suficiente para que la libertad y los derechos que disfrutamos nos parezcan cada día mas efímeros merced a la dinámica desaprensiva en la que ha entrado el Poder Judicial, la desahogada manera de mentir de la abultada nómina de medios a su disposición, las eternas y eficaces cloacas y esa jauría de jóvenes descerebrados nacidos bajo la misma democracia que ahora quieren tumbar saliendo a la calle con banderas anticonstitucionales y dispuestos a dinamitar la cada vez más escasa buena convivencia que aún nos queda.  


Parecen muchos, ¿verdad? Pues yo les digo que no son tantos. Que todos los que llevamos nombrados hasta ahora son minoría. Nunca gobernarán, y lo saben, si no consiguen, en la parte más baja de la pirámide, el apoyo de los desheredados. Necesitan engañar a los pobres para hacerse con las riendas. Necesitan seducir a los que menos tienen, prometerles la luna hasta conseguir estafarlos. Estafarlos a ellos y hundir en la miseria a quienes desde la izquierda pelean por mejorar sus condiciones de vida.


Llegamos aquí a la pregunta del millón: ¿Qué izquierda es la que pelea por mejorar las condiciones de vida de los más débiles, cuál la que lucha por eliminar desigualdades y combatir las injusticias? ¿El PSOE? Creo que el lector no me negará que si los socialistas algo han hecho desde 2018 para mejorar la vida de la gente es porque desde más a la izquierda se les ha obligado a ello, y no precisamente desde quienes conforman ese moribundo engendro llamado Sumar


Los sicarios de las doscientas familias se emplearon a fondo durante años para minimizar a Podemos, aunque no han conseguido destruirlos. La izquierda light, que sabe que los ultras son menos, pensaron que poniéndose de perfil se salvaban y ahí están ahora, sufriendo en sus carnes el mismo oprobio, en el ojo de un huracán cada día más devastador.


Tiempos complicados, ¿verdad? Pues ni aún así son más los malos, créanme. A menos que consumen un golpe de Estado, la única baza que pueden jugar, como decía más arriba, es la persuasión de los más débiles, de los pobres, de los mismos a quienes machacarán el día siguiente de llegar al poder. El poder más efectivo, dejó escrito Gramsci, es el que te hace creer que su visión es la única posible, el que te vende aspiraciones en lugar de derechos, meritocracia en vez de oportunidades reales. Así es como tanta gente acaba votando contra sus propios intereses. 


Lo que nunca entenderé es cómo es posible que el Partido Socialista se haya empeñado en ponérselo tan sencillo a sus adversarios, en facilitarle tanto la tarea de acoso y derribo, cómo quienes han rodeado al presidente durante años les han regalado tantas excusas para que acaben con ellos. Un gestor es también su capacidad de elegir el equipo que le rodea. Ya no basta con el “O yo, o el caos”, ese mensaje se ha quedado viejo y toca espabilar. Mantengo que hay que seguir plantando cara. Me niego a aceptar los discursos catastrofistas. Contra la gente no se puede gobernar. Hay que gobernar para la gente, algo que las derechas ultras y las ultraderechas no se han planteado hacer jamás en la vida. 


¿Cómo que no se puede hacer nada para evitar el desastre? Me niego a entrar en ese bucle que, cuando se sostiene desde la izquierda, en el fondo lo que se está haciendo es mantener las inercias de siempre. Claro que se puede. Siempre se ha podido. Las doscientas familias y sus ejército de estómagos agradecidos bien que lo saben. Por eso dan la tabarra que dan y financian la desestabilización de incompetentes y cobardes les cueste lo que les cueste. Porque saben que quienes nunca estaremos dispuestos a bajar los brazos ni a perder la dignidad siempre seremos más.  


J.T.




domingo, 14 de diciembre de 2025

Campofrío pide concordia mientras reparte veneno


Se pongan como se pongan los equidistantes, lo del anuncio de Campofrío no tiene ni medio pase. Cada vez que lo repaso me ratifico más. Hablamos de él y le hacemos publicidad, vale, pero este cursi y retorcido insulto a la inteligencia conviene denunciarlo cuantas más veces mejor porque revela exactamente de qué lado están sus promotores, aunque pretendan flotar por encima del lodazal. 


El spot es un artefacto tramposo y equidistante que confunde convivencia con amnesia y diálogo con blanqueamiento. Con personajes como Ana Rivero, taquígrafa del Congreso durante más de cincuenta años años- Carmen Machi, Javier Sardá, Henar Álvarez o Pepón Nieto, la pieza habla de la polarización como si se tratara de un virus estomacal que nos impide disfrutar de la vida y de la Navidad. “Nos necesitamos como el comer”, el eslogan con el que acaba el video, rezuma un buenismo estomagante.


Los guionistas pretenden convencernos de que la polarización es un mal difuso, casi atmosférico, una especie de resfriado social que “nos afecta a todos por igual”. Que todo es ruido, exageración o crispación compartida. Un guirigay, vaya. Nada más lejos de la realidad, sobre todo cuando nos presentan a Ana Rosa Quintana soltando, con gesto pícaro, “con lo que a mí me gusta la fruta”. Esto no se puede considerar un chiste inocente, porque con esa frase se está insultando  al presidente del Gobierno y se hace utilizando una sinécdoque perfectamente identificable en la política española reciente: el “me gusta la fruta” que surgió para encubrir y normalizar el insulto directo de Isabel Díaz Ayuso a Pedro Sánchez en el Congreso en noviembre de 2023.


Aquel dia, Ayuso profirió un improperio claro desde la tribuna de invitados al presidente del Gobierno, quien le recordaba desde el atril la defenestración de Pablo Casado por denunciar las corruptelas de su hermano. Miguel Ángel Rodríguez se aplicó acto seguido a desvirtuar el exabrupto con una maniobra infantil, no, no ha dicho hijo de puta, ha dicho “me gusta la fruta”. La presidenta madrileña hizo suya la coartada, la adoptó como bandera irónica y así fue como la dichosa expresión acabó circulando como código compartido para repetir el insulto sin asumirlo explícitamente. Metonimia política de manual: se nombra el eufemismo para mantener vivo el agravio. Y eso, exactamente eso, es lo que reproduce Ana Rosa Quintana cuando interivene en el anuncio.


No hay equidistancia posible ahí. Eso es lenguaje político cargado, señalización ideológica, guiño cómplice a una audiencia que sabe perfectamente qué se está diciendo y contra quién. Que Campofrío lo incorpore sin problema mientras predica concordia, insisto, es un insulto a la inteligencia del ciudadano informado y una intención clara de confundir a quien no recuerda qué se dijo exactamente y dónde.


Aquí está el truco del nefasto anuncio, en equiparar al insultador y al insultado, al agitador y al que responde, al que deshumaniza y al que es deshumanizado. En convertir la agresión política en mal ambiente, la desinformación en exceso de opiniones y el autoritarismo verbal en formas poco cuidadas, diluido todo en un mensaje almibarado  y casposo. Por eso el anuncio es indignante, porque vacía el término “polarización” de contenido político y lo rellena de moralina barata. Pide que nos demos la mano mientras legitima los códigos del desprecio. Llama a rebajar el tono, pero normaliza el insulto camuflado. 


Como decía al principio, se pongan como se pongan los equidistantes, esto no tiene ni medio pase. Denunciarlo no es polarizar, sino negarse a que nos llamen idiotas. “Hay que plantarse ante lo inaceptable”, le hacen decir a la taquígrafa para rematar con el eslogan “Nos necesitamos como el comer” que ya citábamos antes. “Inaceptable”, ¿qué quieren decir con inaceptable, que tanto monta-monta tanto? Pues va a ser que no. 


Necesitamos como el comer que la manipulación salga de nuestras vidas, no que se frivolice con una ambigua invitación a disfrutar como la que se hace en el vídeo. Campofrío ha dilapidado estas navidades el excelente capital acumulado durante años pasados. Una de dos: o nos tenían engañados hasta ahora, o la han cagado esta vez. Me gustaría pensar que se trata de la segunda opción. 


J.T. 

sábado, 13 de diciembre de 2025

España y los Derechos Humanos



No solo se vulneran los Derechos Humanos en países como Corea del Norte, Afganistán, Eritrea o Turkmenistán. Ahora que el pasado día 10 de diciembre estuvimos celebrando el día de los Derechos Humanos en el mundo, conviene señalar que existen modernísimos y "civilizados" países europeos como Francia, Alemania, Italia o Reino Unido donde aún se abusa de la fuerza policial, existen arrestos arbitrarios o sanciones muchas veces caprichosas y los activistas políticos son vigilados y reprimidos. Eso sin hablar de Polonia o Hungría. En este último país, la persecución de activistas LGTBIQ+ y la limitación de derechos que sufre este colectivo supone un ataque en toda regla al espíritu de respeto a las libertades que se supone debe cumplir todo país europeo. Una vergüenza.


No saquemos pecho aquí, que tenemos por qué callar. Que en España continúan vulnerándose derechos humanos no creo que haya quien se atreva a discutirlo. Organizaciones como Amnistía Internacional han documentado un patrón sistemático de restricciones, criminalización y violencia policial, particularmente desde la entrada en vigor de la “ley mordaza”, esa que los socialistas iban a derogar hace ya más de cinco años. 


Uno de los campos más visibles de vulneración de derechos en nuestro país ha sido y es, sin duda, la actuación de la policía en manifestaciones y protestas. Recordemos por ejemplo cómo usar armamento de “baja letalidad” (las célebres balas de foam en Catalunya), ha tenido resultados gravísimos en casos documentados como pérdidas de ojos, traumatismos craneales severos e incluso amputaciones. Las consecuencias físicas y psicológicas de esas prácticas, denunciadas en su día por las víctimas y por organizaciones no gubernamentales, en muchos casos no se han investigado con la diligencia que exigen la ley y los estándares internacionales.


España también ha sido señalada por organismos internacionales por prácticas policiales discriminatorias en base al origen étnico o racial. Un informe enviado a la ONU tiene documentado que personas negras, afrodescendientes, árabo-musulmanas, gitanas y latinoamericanas suelen ser maltratadas o identificadas caprichosamente por motivos claramente discriminatorios. Por otra parte, un informe de Human Rights Watch documenta que en la colaboración entre España, la Unión Europea y las autoridades de Mauritania ha habido abusos contra migrantes y solicitantes de asilo incluyendo tortura, violaciones, detenciones arbitrarias y expulsiones colectivas sin garantías. 


Reducir las llegadas a las costas españolas ha tenido efectos devastadores en países terceros, con España como co-responsable por su implicación en acuerdos de “gestión migratoria”. Estas violaciones -detenciones inhumanas, falta de acceso a asilo, represión física- no son meras críticas retóricas, sino hechos documentados por observadores internacionales.


En la conocida tragedia de la valla de Melilla, las muertes de migrantes subsaharianos en 2022 sigue sin resolverse con investigaciones transparentes ni respuestas claras a las familias de las víctimas, lo que representa un claro incumplimiento de obligaciones de Derechos Humanos por parte de España y Marruecos. 


Aunque menos visible que en otros países, la criminalización de ciertas formas de expresión y movilización social también ha sido objeto de críticas. Existen denuncias de distintas organizaciones civiles que han evidenciado la presión judicial y mediática contra activistas por causas diversas, desde movimientos independentistas hasta defensores de vivienda o ecologistas. En cuanto a delitos sexuales y agresiones, las cifras continúan siendo alarmantes, con incrementos constantes en denuncias y una sensación de protección insuficiente para las víctimas. 


Todos estos casos -represión de protestas, racismo institucional, externalización migratoria, criminalización de activistas y violencia de género- constituyen patrones que obligan a reflexionar sobre la vigencia real de los derechos humanos en la España de 2025 con un Gobierno de coalición presuntamente progresista en el poder. 


J.T.