martes, 11 de noviembre de 2025

La BBC tropieza con Donald Trump

Frente a los totalitarios, el periodismo serio no puede permitirse cometer un solo desliz. Dado que andan todo el día con la escopeta cargada a ver cuando te pillan en un renuncio, no se les puede conceder ni la más pequeña oportunidad de que se ensañen contra ti. Un mínimo fallo puede ser tu ruina, y si no es tan mínimo, pues peor aún. Eso es lo que le ha ocurrido nada menos que a la BBC, el “medio” por antonomasia, el más citado como referente en buena parte de las redacciones de todo el mundo. 

Pues bien, resulta que el "referente" la han pifiado, evidenciando así que, incluso donde se presume de practicar el mejor hacer periodístico, se puede tropezar y servirle en bandeja al poder argumentos para que se ensañen contra ti. Se conoce que se han despistado, o no, y por un momento han olvidado lo que ellos mismos nos enseñaron, que la credibilidad es nuestro activo más valioso.


Andan estos días metidos en un lío tan gordo que sus dos máximos responsables, Tim Davie y Deborah Turness, han renunciado a sus cargos tras descubrirse la edición engañosa de un discurso de Donald Trump, nada menos que de Donald Trump, quien apenas ha olido sangre ha decidido ir a degüello contra la cadena británica. 


¿Qué ha ocurrido exactamente? En el otoño de 2024, la BBC emitió un documental en su programa “Panorama” que mencionaba el discurso de Trump del 6 de enero de 2021, día del asalto al Capitolio estadounidense. Según un memorándum interno filtrado -elaborado por el exasesor editorial Michael Prescott– ese fragmento fue editado de modo que pareciera que Trump decía, en un solo momento: “We’re going to walk down to the Capitol and I’ll be there with you, and we fight. We fight like hell.” (“Vamos a ir caminando hasta el Capitolio y yo estaré allí con vosotros y lucharemos. Lucharemos con todas nuestras fuerzas.”


En realidad, las frases provenían de distintos segmentos separados por casi una hora y se omitía la parte en que se abogaba por una protesta pacífica. Parecía así que se estaba incitando a la violencia. El fondo del asunto es que los hechos ocurrieron hace casi cinco años (enero de 2021) y han tardado en aflorar hasta noviembre de 2025, lo que lo agrava bastante.


Parece claro que en su momento fallaron controles internos, y puede que algo más. La filtración demuestra que alguien dentro advirtió de posibles fallos de edición y no se reaccionó con rapidez. En un mundo en el que políticos populistas, autoritarios, o simplemente agresivos con la prensa ven en cada fallo una oportunidad de hundir a su responsable y desmontar al medio si pueden, esos errores se convierten en munición perfecta. 


Si la BBC no se retracta antes del 14 de noviembre de 2025 a las 5:00 p.m. hora del Este de EE UU, el presidente Trump no tendrá más alternativa que hacer valer sus derechos legales y equitativos, incluyendo iniciar una acción legal por no menos de 1.000 millones de dólares en daños y perjuicios", ha advertido el abogado personal de Trump, Alejandro Brito, en una carta enviada a la corporación británica.


Puede que lo que ha ocurrido en la BBC se trate solo de una lamentable excepción, pero lo cierto es que eso no le quita gravedad. La libertad de prensa solo se garantiza haciendo cada día nuestro trabajo lo mejor posible. Al buen periodismo solo deben interesarle los hechos. Que haya sido precisamente la BBC quien haya metido tan estrepitosamente la pata sirve para recordarnos lo peligroso que puede ser bajar la guardia aunque solo sea un momento. Nuestro trabajo nos exige vigilancia, humildad y constancia.Lo que está en juego en casos como este no es solo una institución, sino la idea misma de que los ciudadanos puedan confiar en quienes informamos. 


A ver cómo acaba este desgraciado asunto. A pesar de estos reveses, el Gobierno británico ha expresado su apoyo a la BBC; un portavoz del primer ministoro Starmer ha dicho que este emblemático medio de comunicación “desempeña un papel fundamental en una era de desinformación en la que existe un claro argumento a favor de un servicio de noticias sólido e imparcial. Es importante, añadió, que la BBC actúe con rapidez para mantener la confianza y corregir rápidamente los errores”. 


Además de la "emisión inmediata de una disculpa" y la "compensación adecuada al presidente por el daño causado", para descartar la demanda Trump exige también "la retractación inmediata, completa y justa del documental" y otras declaraciones consideradas engañosas, "en forma tan visible como su publicación original". Un portavoz de la BBC ha confirmado que ha recibido la carta y asegurado  que responderán "directamente a su debido tiempo".


Uff!


J.T.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Preguntar no puede acabar costándote el trabajo



- Usted ha insistido en que Rusia debería hacerse cargo de la reconstrucción de Ucrania. ¿Cree que Israel debería pagar la reconstrucción de Gaza?


Esa fue la pregunta. Una frase limpia, legítima, pertinente. Y sin embargo, le costó el trabajo. El periodista italiano Gabriele Nunziati se la hizo el pasado 13 de octubre en la sala de prensa de la Comisión Europea, en Bruselas, a la portavoz Paola Pinho. 


- Es una pregunta interesante, contestó esta, pero no tenemos comentarios al respecto en estos momentos.


A los pocos días, la agencia italiana Nova, para la que trabajaba Nunziati, decidió rescindir su colaboración alegando que la pregunta había sido “técnicamente errónea” y “fuera de lugar”. La Comisión Europea se apresuró a desmarcarse del despido asegurando que no tuvo nada que ver, pero el caso es que a Nunziati lo pusieron en la calle. 


El periodismo, no nos cansaremos de decirlo cuantas veces haga falta, no está para complacer al poder sino para molestarlo. Y entre los espacios naturales donde hay que ejercerlo se encuentran las salas de prensa en las que los representantes públicos tienen la obligación de contestar. Que una pregunta sobre la doble vara de medir en los conflictos internacionales acabe desembocando en un despido marca un precedente gravísimo.


El caso Nunziati es un alarmante síntoma de que la libertad de prensa en Europa se ha vuelto frágil, maleable, condicionada. El derecho a preguntar no puede depender de si se incomoda o no al poder, ¿o qué broma es esta? Nunziati era colaborador, no empleado fijo y el mensaje implícito que nos transmite la represalia de la que ha sido objeto resulta devastador: más vale que os lo penséis dos veces, queridas niñas y niños periodistas, antes de tocar ciertos temas. Gran ruina.


La agencia Nova ha explicado que la pregunta era técnicamente incorrecta porque Israel fue víctima de un ataque mientras que Rusia invadió un país soberano. Soslayan que Nunziati no afirmó nada, sencillamente preguntó, invitó a pensar en voz alta. Un periodista libre ha de tener siempre la posibilidad de salirse del guion sin temer nada cuando lo hace. Preguntar nunca es “técnicamente erróneo”. Lo erróneo es callar, convertir las ruedas de prensa en asépticos rituales donde las consignas se repiten  sin incomodidades, sin matices, sin disenso. 


Europa se pavonea de tener la Carta de Derechos Fundamentales, de ser ejemplo de pluralismo informativo, de proteger la independencia de los medios. Pero los hechos demuestran otra cosa. La presión económica, la concentración mediática, la connivencia con intereses políticos y empresariales y la precariedad de las redacciones han convertido la libertad de prensa en una ficción regulada.


Cuando un periodista es castigado por preguntar lo que millones de ciudadanos piensan el daño no se limita a él, nos lo hacen a todos porque lo que está en juego no es solo un contrato laboral sino el derecho colectivo a recibir información sin filtros.


Resulta una indecencia intolerable que preguntar te pueda costar el puesto de trabajo. Este escándalo no puede quedar impune porque, de ser así, se trataría de una derrota colectiva. Ante atropellos como este hay que rebelarse, pelear, defender la dignidad del oficio sin concesiones. Si cedemos terreno y dejamos que las prácticas de intimidación avancen, nos costará mucho trabajo recuperar los metros, o kilómetros, que hayamos perdido. Si es que lo conseguimos.


Toda mi solidaridad, querido colega Nunziati, estoy seguro que no te van a faltar ofertas de trabajo. 


J.T.

Andalucía. Congreso a la búlgara y manual de autoelogio

El Partido Popular andaluz acaba de celebrar un congreso que pasará a la historia por su impúdica unanimidad. Juan Manuel Moreno Bonilla fue proclamado candidato a la reelección como presidente de la Junta de Andalucía con un 99,95% de los votos. Una cifra tan redonda que ni en las repúblicas más disciplinadas del siglo pasado se atrevían a tanto. Ni una disidencia, ni un matiz, ni un “sí, pero”. Bueno, sí: uno, o dos, que por supuesto no han sido capaces, que sepamos, de dar la cara. Menudo congreso a la búlgara, todos sonríen, todos aplauden, todos repiten el mantra del “moderado ejemplar” ¿Los cribados? ¿La crisis de las mamografías? ¡Minucias! Lo que no se nombra, no existe. 

Pero mire usted por dónde, la casualidad ha querido que el Manual de convivencia recién publicado con el que Moreno Bonilla pretende pasar por autor reflexivo cuando el tufillo a precampaña resulta descarado, estuviera ya impreso antes de que estallara el escándalo de la ausencia de información a más de dos mil mujeres andaluzas que esperaban los resultados de sus mamografías para saber si tenían cáncer o no. 


Lo que encontramos en las páginas de este infumable manual es un intento de eternizar la foto amable de un presidente sereno, templado, con sonrisa de catálogo y verbo de terciopelo. No hay reflexión ni balance, solo el autor (es un decir), haciéndose la ola a sí mismo. Parece que ha intentado copiar el “Manual de resistencia” de Pedro Sánchez, pero le ha salido un remedo bastante burdo por el que seguro que sus pelotas incondicionales, los mismos que lo han elegido candidato sin rechistar, pagarán encantados de la vida los casi veintiún euros que cuesta cada ejemplar. Qué dura es a veces la vida del paniaguado!


Se presenta Bonilla en sus artificiales memorias como defensor del respeto, de la templanza y de la buena educación política. Pero la fecha de publicación, justo en plena precampaña andaluza, lo delata. Se trata de un ejercicio de autoelogio perfectamente dosificado donde se ignora el cabreo que hay en la calle. Habla de diálogo, de equilibrio, de convivencia… pero evita mencionar las grietas en una sanidad sanidad escandalosa y la privatización de tantos servicios públicos como él y su gobierno están llevando a cabo a la chita callando, a veces ni siquiera tan callando. Todo queda envuelto en anécdotas domésticas y frases de manual de autoayuda. “Escuchar, entender, tender la mano”, dice, cundo lo que está haciendo es poner lo público en manos de la iniciativa privada con el mayor de los descaros. 


El contraste es obsceno. Se ensalza la transparencia, pero se esquiva la autocrítica. Se predica la tolerancia, pero se ignora a quien disiente. Un discurso presuntamente amable para el cuenta con Canal Sur como altavoz incondicional. La televisión pública andaluza que debería ser espejo plural es hoy el escaparate más desvergonzadamente pulido del poder autonómico andaluz. Ha dejado de ser servicio público para convertirse en cinta transportadora de la imagen institucional. Los informativos repiten el guion del equilibrio, pero solo hay una voz equilibrada: la del presidente. Lo demás se corta o se dulcifica o se ignora. 


Todo esto chirría mucho más cuando comprobamos cómo ni tan siquiera en su querido e incondicional diario ABC edición Sevilla han querido morderse la lengua. Lucas Haurie, en su columna de opinión del pasado domingo en ese diario, afirmaba que “comparar el manual de Juanma Moreno con “Mis secretillos”, el libro de memorias que en su día escribiera Carmen Sevilla podría ser injurioso… para la artista”. “Todo andaluz medianamente alfabetizado, precisa, tiene cristalino que el presidente de la Junta no sabe ni puede cascarse 300 páginas de memorias, ¡Pero si le escriben hasta las buenas tardes que da al entrar en una cafetería!"


¿El escándalo de las mamografías? ¿Las manifestaciones multitudinarias contra su política sanitaria donde este pasado fin de semana quedó claro que hay miles y miles de andaluces cuya paciencia se ha agotado tras ser víctimas de tanto abuso y desconsideración? No existen. Ni en el libro, ni el congreso a la búlgara del partido, ni en Canal Sur. Ese es el plan. Continuamos para bingo.


J.T.

domingo, 9 de noviembre de 2025

¿Se atreverán a condenar a una persona inocente?


Este jueves quedará visto para sentencia el juicio contra el Fiscal General del Estado. El día anterior, el tribunal tomará declaración a Álvaro García Ortiz, la caverna disfrutará al ver cumplidos sus sueños más húmedos y la patata caliente quedará en el tejado de los jueces que han de emitir la sentencia. ¿Se atreverán a condenar a una persona inocente? No olvidemos que el fiscal general está siendo juzgado por una supuesta filtración que, según todos los indicios, no cometió. 


No hay delito probado, ni filtración demostrada, ni intención maliciosa, ni beneficio personal. Hay, en cambio, una voluntad evidente de desgastar al cabeza visible de una de las instituciones más importantes del Estado y de disparar por elevación para que el Gobierno de coalición quede tocado. En la trastienda se encuentra el responsable de esta canallada, Miguel Ángel Rodríguez, el maestro del fango, el guionista en la sombra de esa musa del caos que mancha todo lo que toca, un amoral que justifica sus mentiras con el mayor de los desahogos argumentando que, como es periodista y no notario, puede mentir impunemente. 


Me niego a admitir que este señor, a quien por cierto ninguna asociación profesional de periodistas ha reconvenido por estas palabras, pertenezca al mismo oficio que yo. Periodistas son quienes han declarado en el juicio exhibiendo su buen hacer profesional y dejando testimonio de un trabajo impecable. Con absoluta rotundidad, han declarando que el correo electrónico cuya difusión se atribuye a García Ortiz, motivo por el que este se encuentra sentado en el banquillo, lo recibieron ellos mucho antes a través de una fuente que nada tiene que ver con el fiscal general. Se trataba de una información en la que se salía al paso de un bulo infame: la fiscalía nunca ofreció pacto alguno a González Amador para saldar sus cuentas con Hacienda, sino que fue el abogado de este quien lo solicitó, admitiendo en consecuencia que su cliente era un defraudador. Confeso.


Desde el momento en que declararon los periodistas José Precedo y Alfonso Pérez Medina, este juicio no da más de sí, si es que alguna vez antes tuvo sentido toda esta pornográfica performance. “Como no hay prueba directa de la filtración, ha escrito P. Medina en su cuenta de X, el proceso contra el fiscal general consiste en buscar las vueltas a los periodistas para ver si cometemos un desliz que deje al descubierto la fuente. De eso va este juicio”, precisa. 


Nunca se debió haber celebrado, el juez instructor tenía que haberlo archivado, pero unas derechas ansiosas por hincar el diente y morder con saña allá donde intuyen una mínima posibilidad de hacer sangre no lo podían tolerar. Unas derechas cada vez más ultras que no soportan pinchar tantas veces en hueso. Ni siquiera dentro de la propia Fiscalía hay consenso sobre la pertinencia de este juicio. Muchos lo consideran una vergüenza, una instrumentalización, una grieta peligrosa en la credibilidad del sistema. Y, sin embargo, el proceso continúa todavía esta semana, convenientemente alimentado por titulares y tertulias que celebran alborozados las tribulaciones del adversario. 


Todavía hemos de escuchar más testimonios de fiscales, peritos, periodistas, agentes de la UCO y, como broche final antes de dejarlo visto para sentencia, la declaración de Álvaro García Ortiz. El miércoles 12 la caverna tendrá la foto que tanto ha buscado: todo un fiscal general del Estado declarando como imputado ante el Tribunal Supremo. 


Me pregunto cómo demonios acabará esta película. Si resulta absuelto como ha de ser, ¿le pedirán perdón quienes le han hecho la vida imposible durante año y medio, quienes han puesto a prueba a diario su serenidad e intentado hundir su prestigio, quienes lo han equiparado con delincuentes, quienes han vociferado en radios, teles y periódicos reclamando que dimitiera, acorralándolo e insultándolo porque no lo ha hecho? Me viene a la memoria el momento en que el defraudador confeso origen de todo este embrollo se dirigió a él en el juicio asegurando que "le había arruinado la vida, matado públicamente, destrozado por completo” y continúo indignándome como la primera vez que lo escuché.  


¿Serán capaces de condenar a García Ortiz a pesar de que no existe ningún elemento que lo conecte con la filtración? Para no mancillar la credibilidad de nuestro sistema constitucional es indispensable, en palabras del magistrado Joaquim Bosch, que “la sentencia esté muy motivada, muy vinculada a las pruebas que se han practicado y que no genere ninguna duda sobre el papel de las instituciones del Estado”. Si lo condenan a pesar de que ha habido periodistas que, durante su declaración como testigos, han asegurado que su fuente era otra, habrán condenado sin pruebas. 


Pero no creo que esto suceda, ¿verdad? O sí.


J.T.

sábado, 8 de noviembre de 2025

Nacidos para crispar

En 2015 se fundaron dos diarios digitales de clara tendencia derechista, El Español y ok diario. Al frente de ellos, dos de los activistas disfrazados de periodistas que más daño le han hecho a la comunicación en España durante las últimas décadas, Pedro J. Ramírez y Eduardo Inda. Estos dos polémicos medios de controvertida financiación nacieron para crispar, para salir al paso del cambio que había experimentado la sociedad española tras el 15M, la aparición de Podemos, su éxito electoral en la convocatoria europea de 2014 y las buenas perspectivas que le auguraban los sondeos de cara a las elecciones generales. 



Había que parar eso y se pusieron a ello con todas sus fuerzas y con dinero detrás respaldando esa tarea. Diez años después, celebran por todo lo alto sus respectivos aniversarios con presencia mayoritaria en sus fiestas de representantes de una parte del espectro político. 


A medida que transcurrido los años, la agresividad editorial y los bulos contra los partidos de izquierda han ido incrementándose sin parar en ambos medios. También contra los socialistas, que en un principio pensaron que el lawfare practicado por estas cabeceras contra Podemos les beneficiaba. Ahora, la inquina que despliegan contra el Gobierno de coalición crece a medida que los políticos con los que simpatizan se muestran impotentes para descabalgar a un Pedro Sánchez que resiste a pesar de las andanadas que le propinan a diario. Imagino que no hace falta que les diga que el presidente no estuvo en las fiestas. Nuñez Feijóo no faltó, ni Abascal, ni tampoco Ayuso, ni otros presidentes autonómicos peperos que se deshicieron en elogios en sus respectivas cuentas de twiter, o de X, como se llama ahora.


Felicidades a ok diario por vuestro X aniversario y por defender un periodismo crítico, riguroso e independiente, pilares esenciales de nuestra democracia. Os deseo muchos años más de éxitos, ejerciendo con valentía el periodismo que fortalece la libertad”, escribió Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León. En un tiempo en el que opinar libremente incomoda a muchos, cumplir diez años informando sin miedo tiene aún más mérito”, fue la aportación de María Guardiola, la presidenta de Extremadura, con elecciones a la vista.


Aunque resulte repetitivo, insisto: ok diario, El Español y otros muchos digitales de los que nos ocuparemos en su momento nacieron para crispar. Si es esto lo que celebran llevan razón, lo han conseguido. Han enturbiado nuestra convivencia más de lo que estaba y han incrementado la polarización ciudadana. Pueden felicitarse por ello. Aunque su objetivo último, que es llevar la intolerancia, la desigualdad y la ausencia de derechos al Boletín Oficial del Estado de mano de los partidos políticos a los que apoyan y cuyas corrupciones ocultan, todavía no lo hayan conseguido.


J.T.

viernes, 7 de noviembre de 2025

Los periodistas tenemos la obligación de preservar nuestras fuentes


El periodista José Precedo durante su declaración como testigo 

el pasado 5 de noviembre en el juicio contra el Fiscal General del Estado.


El secreto profesional del periodista no es un capricho ni un privilegio. Está reconocido en el artículo 20 de la Constitución Española y en el 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. La protección de las fuentes es una piedra angular de la libertad de prensa. La declaración como testigo del colega José Precedo el pasado día cinco en el juicio contra el Fiscal General del Estado, quien está acusado de filtración de secretos, ha servido para recordar a todo el mundo la obligación que tenemos los periodistas de no revelar la identidad de quienes nos proporcionan una determinada información. 


“Tengo un dilema moral bastante gordo, expuso el director adjunto de eldiario.es, yo sí sé quién es la fuente de esta historia que no voy a decir por secreto profesional. Al Fiscal General del Estado se le pide cárcel, pero yo sé que es inocente porque conozco a la fuente y no es él.” Si las fuentes temen ser descubiertas, nadie hablará. Y si los informadores no tenemos quien nos cuente las cosas, acabaría por no haber denuncias, ni filtraciones, ni exclusivas sobre corrupción, ni verdades incómodas. Al final todo se quedaría en asépticas e insulsas notas de prensa. 


El caso Watergate sigue siendo la mejor prueba. Si Bob Woodward y Carl Bernstein hubieran revelado la identidad de “Garganta Profunda”, aquel alto funcionario del FBI que en 1975 les ayudó a destapar el espionaje de Richard Nixon, probablemente el presidente habría terminado su mandato tan tranquilo. Hasta que la fuente misma no decidió revelar su identidad 30 años más tarde, su nombre nunca se conoció. 


En España, este derecho ha estado en la cuerda floja demasiadas veces. En 2018, por ejemplo, la Guardia Civil requisó los móviles de dos redactores de Europa Press y Diario de Mallorca por una investigación sobre corrupción en el Ayuntamiento de Palma. Los tribunales acabaron dándoles la razón: el secreto profesional no se vulnera ni por la sospecha ni por la conveniencia, sentenciaron. Pero aun así, los dispositivos se requisaron, las fuentes se asustaron y el mensaje quedó claro: cuidado con contar demasiado.


El periodista que protege su fuente no está encubriendo un crimen; está defendiendo un principio, el mismo que mantiene viva la democracia. Sorprende que por lo general se admita sin demasiada dificultad que el cura al que un asesino le confiesa su crimen calle para siempre y en cambio al periodista que publica un escándalo se le presione para que revele sus fuentes, pero así es. 


La protección de las fuentes es un servicio público, por mucho que haya quien se resista a entenderlo. Los periodistas no son confidentes del poder, sino testigos que cuando saben de un abuso tienen la obligación de contarlo. Son los ojos del lector en los lugares donde el ciudadano no alcanza a mirar. Por eso deben poder prometer a quien les filtra documentos que no será delatado. Esa promesa es la garantía de que la información seguirá fluyendo aunque el poder intente taparla.


“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”, escribió Albert CamusCuando se le exige a un periodista que revele su fuente se le está pidiendo, en realidad, que se rinda. Que renuncie a la función de contrapoder. Lo contrario de lo que una sociedad democrática necesita para respirar. 


J.T.

jueves, 6 de noviembre de 2025

¿Reconciliación o recochineo?


No entiendo a qué viene lo del libro de Juan Carlos de Borbón. Sacarlo en este mes del cincuenta aniversario de tantas cosas rechina mucho ¿A quién beneficia? ¿O habría que preguntar a quién perjudica? Como eran pocos por aquí crispando y montando pollos sin parar, ha tenido que venir a parir sus memorias, justo por estas fechas, el fugitivo de Abu Dhabi. El abuelo dicharachero que no deja de coger aviones, de estar aquí cada dos por tres de médicos o de regatas, de llevar una vida de lujo y fantasía en los Emiratos y que encima tiene el cuajo de protestar porque su país al que tanto ha amado, por el que tantos esfuerzos ha hecho y tantos desvelos le ha causado no le paga una pensión. Al pobre.


Las frases que nos van entresacando de su libro escrito en francés, que esa es otra, resuenan a crónica bufa, a desahogada provocación de quien quiere volver a  meter cuchara como sea ¿A qué aspira, qué es lo que quiere ahora este Borbón que, para no ser menos que sus antepasados, decidió hace cinco años poner pies en polvorosa? ¿Por qué no nos deja en paz? ¿qué saca de continuar incordiándonos? 



Aquel día de agosto de 2020 en que salió huyendo de aquí sabía que eso manchaba para siempre su papel en la historia de España. Su imagen está por los suelos y el prestigio del que otrora gozó ni está ni se le espera. Así las cosas ¿quién le ha aconsejado que reaparezca justo ahora en las librerías y en la portada de “Hola”? ¿Qué rentabilidad tiene para él, o para esa institución monárquica que tanto asegura amar, hacerle reproches públicos a su hijo, verificar las malas relaciones con su nuera o no dejar tranquila a su mujer, a la que tanto ha humillado?


Para más recochineo, va y titula el libro “Reconciliación”. No me cuadra. Vamos a ver, si lo que quiere es regresar a España, como según parece ha reconocido en alguna declaración, ¿es esta la mejor manera? Aún resuena en nuestros oídos aquella frase pronunciada con aire cheli y altanero desde un coche en Sanxenxo: “¿Explicaciones de qué?” Fue la primera vez que volvió desde su espantá, cuando una periodista micrófono en mano “osó” preguntarle si pensaba dar explicaciones: ¿Explicaciones de qué? Está claro que vive en otro mundo y que se cree con derecho a todo. 


La explicación más benévola que se me ocurre para entender esta “reaparición” es que no quiere morirse por ahí, que quiere hacerlo aquí y está empezando a sentar las bases para cundo llegue el momento. Digo que esta es la explicación menos maliciosa que se me ocurre porque de lo contrario habrá que pensar que está tramando algo. Solo o en compañía de otros. Que en el libro ponga a parir al Gobierno de Pedro Sánchez, como nos cuentan quienes ya lo han leído, igual es una pista. Para volver necesita en el poder a los suyos y claro, son tan inútiles, están tardando tanto, que uno se impacienta. 


No hay manera, la caverna ataca por todos los frentes, con los árbitros a favor pitando penalties cada dos por tres y ni así hay modo de ganar el partido. Se están empezando a desesperar. Y claro, este emérito augusto, que de verdad se ha debido creer que solo gracias a él hay libertad y democracia en este país, igual ha pensado que lo que no consiguen jueces, periodistas ni demás estamentos volcados contra Pedro Sánchez lo va a tener que arreglar él. Como hace cincuenta años, porque esa es su perspectiva, o como aquel misterioso 23F en que salió inexplicablemente a hombros tras una histórica jugada plagada aún de todo tipo de interrogantes.


El abuelo Borbón en modo incordio a estas alturas es una prueba palpable más de que aquella "transición" tan bien ponderada por algunos fue un fracaso en toda regla. Aquí siguen los vestigios de la dictadura, con la monarquía a la cabeza; ahí sigue este jubilado de oro (sin pensión, eso sí) reivindicando ufano en su libro la figura de su padrino Francisco Franco. Reconciliación, dice. Ni a la hora de elegir el título ha dejado pasar la oportunidad de tomarnos el pelo. 


J.T.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Miguel Ángel Rodríguez no será notario, pero periodista tampoco



Miguel Ángel Rodríguez, alias MAR, compareció este martes ante el juez y, lejos de arrepentirse, se permitió la boutade de afirmar que sus infames invenciones eran perfectamente justificables porque él no es notario, sino periodista. Como periodista me siento profundamente ofendido. Este señor y yo no pertenecemos al mismo oficio. Hacer periodismo es difundir lo que tenemos verificado. Esa es nuestra obligación. Convertir el bulo en arma política y el insulto en estrategia de comunicación como hace MAR, es degeneración.


MAR fue portavoz del Gobierno de José María Aznar, aquel laboratorio donde se mezclaban ideología, soberbia y cinismo a partes iguales y donde, entre otras muchas fechorías, amenazaba a dueños de medios de comunicación sin cortarse un pelo. Desde que se conocieron en Valladolid, cuando el eterno cabreado del bigote era presidente de Castilla y León y lo fichó, Rodríguez ya demostró maneras de agitador con traje y verbo venenoso. Cuando Manuel Fraga traspasó a Aznar la presidencia del PP, ya en Madrid como oposición del PSOE en el Congreso, MAR saltó a la popularidad por ser el autor de la célebre frase “Váyase, señor González”. 


Casi cuarenta años más tarde, desde su despacho en la Puerta del Sol, ejerce como Rasputín de la presidenta Díaz Ayuso, la musa del caos madrileño. Todo un oráculo de la provocación desde su jefatura de gabinete. No tiene rival a la hora de engrasar las máquinas del odio, lanzar dardos envenenados a la Fiscalía o convertir la mentira en munición política. 


Se dedica, según sus propias palabras, a proteger la reputación de la presidenta madrileña. Él la construyó políticamente, la moldeó mediáticamente y ahora la defiende y escolta con la ferocidad de un perro de presa. Si ella se siente acosada, MAR ladra. Si la prensa la critica, MAR muerde. Y si la justicia se atreve a investigar, MAR ladra, muerde y además convoca a su coro de opinadores sumisos. Así se escribe, a golpe de tuit y de injuria, la versión bastarda del periodismo que él dice ejercer.


Miguel Ángel Rodríguez no es periodista, ni siquiera un mal periodista: es un propagandista. Y el problema es que la política española, demasiado acostumbrada al ruido, lo sigue tolerando. Mientras tanto, quienes aún creemos que la información debe basarse en hechos y no en insultos ni bulos, asistimos perplejos a la degradación de un oficio que muchos como él profanan a diario. ¿APM, FAPE estáis ahí?


J.T.

El Gran Amador

Se ha ganado el apelativo de “grande” a pulso. Porque hace falta ser muy grande para, con el escaso foco que hasta ahora había tenido, conseguir lo que ha conseguido: mucha pasta, todos los medios de la caverna haciéndote la pelota sin parar y caña judicial para quien ha osado desnudar sus tejemanejes. Menos mal que solo se trata de un ciudadano particular.


Es grande González Amador. Cuatro años de novio con una star system y sus primeros quince minutos de gloria no los tuvo hasta ayer. Bueno, más bien fueron dos horas, ciento veinte sabrosos minutos sin desperdicio. Tiene futuro el Gran Amador. Viéndolo declarar no te queda duda que se ha preparado a conciencia para fecha tan señalada. Pelo largo cuidadosamente descuidado, barba, unos cuantos kilos menos y maneras seductoras. Porque él lo vale.


Seré defraudador confeso, de acuerdo, pero con la planta que tengo rompo la pana. Pues sí, ha roto la pana y a muchos nos ha roto los esquemas. La verdad es que no puede negársele sobrada habilidad para abrirse camino en la vida e intentar buscarle la ruina a quien le discuta los discutibles orígenes de su indiscutible confort. Por más que fuera él mismo quien reconoció ante la Agencia Tributaria haber ocultado ingresos y su abogado propusiera un acuerdo para regularizar su deuda, pagar la sanción y miel sobre hojuelas. La jugada les salió regular, el asunto se empantanó y de aquellos polvos estamos ahora en estos lodos.


No hay mal que por bien no venga: gracias a que Miguel Ángel Rodríguez se metió por medio con el conciliador proceder que le caracteriza, por fin hemos podido disfrutar del particular timbre de voz de G. Amador, de su corbata, sus sesudos argumentos y su amor al victimismo. Todo gran amador precisa un cierto punto de victimismo que resalte su atractivo. "Pasé a ser el delincuente confeso del Reino de España. O me voy de España o me suicido, el fiscal general me ha arruinado la vida, me había matado públicamente, me había destrozado por completo”. El presidente del tribunal, Andrés Martínez Arrieta, no ha podido contener un toque de ironía: "No le recomiendo ninguna de las dos cosas. En todo caso, hable con su abogado, que es el que mejor le puede asistir en esa duda".


Con tamaña habilidad para la dramatización, para la performance, se entiende bien que nuestro gran amador tenga el éxito que tiene en la vida. Justificaba Analía Gadé la incomprensible atracción que sentía por Espartaco Santoni explicando que este era un “gran amador”, y la verdad es que el técnico sanitario, consultor e intermediario que comparte vida y techo con la presidenta madrileña guarda un cierto parecido con aquel controvertido seductor.


Santoni, para quien no lo recuerde, fue también un gran sinvergüenza. En eso estoy seguro que no se parecen. Faltaría más.


J.T.