martes, 12 de enero de 2021

¿Por qué le “flaquea la fe” a Iñaki Gabilondo?

En diciembre de 2010, cuando nos cerraron CNN+, Iñaki Gabilondo estaba ya en edad de jubilarse si hubiera querido hacerlo. A lo largo de su extensa vida profesional había toreado en las mejores plazas del oficio periodístico, dejando en la memoria de propios y extraños memorables faenas con las que se ganó salir a hombros por la puerta grande en innumerables ocasiones.

Tenía todos los premios y, a pesar de ello, también el reconocimiento de la profesión. El humillante cierre de CNN+ fue un palo para quienes trabajábamos en aquel canal “todo noticias”, Iñaki incluido. En la Cadena Ser había triunfado sin discusión y allí podría haber continuado, quizás bastantes años más, al frente del Hoy por Hoy si alguien en el Grupo Prisa no hubiera tenido la brillante idea de proponerle en 2005 presentar y dirigir el telediario nocturno de Cuatro, cometido que exigía algo más que competencia profesional para ganarse los favores de la audiencia. Nunca tenía que haber dado ese paso, pero lo hizo y los números se empeñaron en ser crueles con su trabajo. Pasó a presentar un programa de entrevistas en CNN+ y la muerte de este canal redondeó, tanto para él como para muchos de sus compañeros, una cadena de contratiempos de los que cada cual nos fuimos recomponiendo como buenamente pudimos.

Entre los proyectos que Gabilondo abordó a partir de aquel instante destacó el comentario diario, de lunes a jueves en la Ser, dedicado a analizar la actualidad política. Verdaderos editoriales cuya contundencia los convirtió pronto en análisis de referencia que nos ayudaban a entender mejor el momento que vivíamos. Pues bien, este lunes el amigo Iñaki nos ha dicho que colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Que hasta aquí hemos llegado y que ya está bien.

Escuché sus palabras de despedida con la misma atención que siempre le he dedicado a todo lo suyo y, tras el primer momento de sorpresa, decidí rescatar el podcast hasta aprendérmelo casi de memoria. Y cuantas más veces lo escucho… más preocupado me quedo. “Para sumarse al día a día de una lucha partidista tan encarnizada -ha dicho- hacen falta unas fuerzas que ya no tengo y una fe que flaquea”. Lo siento, Iñaki, pero no me lo creo, nadie que te conozca puede creer que vayas a tirar la toalla así como así.

Es verdad que, tal como anda el panorama, dan mucha pereza según qué cosas pero, continuando con el símil taurino del principio, te hemos visto torear con éxito morlacos descomunales durante toda tu vida profesional, ¿qué ha cambiado ahora? “El enconamiento partidista y la superpolarización, -has explicado- han construido moldes de respuesta rápida y argumentarios para la situación que no me van". Cuesta entenderlo, porque si a ti algo te ha caracterizado siempre es ser propietario de una voz al margen y por encima del gallinero en el que de un modo u otro llevamos años metidos.

No eran las cosas más fáciles hace diez años que ahora ¿qué ha cambiado, Iñaki, qué ha pasado ¿acaso sabes algo que no nos puedes contar? Que estás “empachado”, dices. ¿Y eso no te ha sucedido nunca antes de ahora? Empachado debiste estar también cuando, como director de informativos de TVE, te viste obligado a lidiar con las presiones de los políticos durante los tiempos previos al golpe de estado del 23F. O cuando tuviste que organizar la arquitectura informativa de aquella infame jornada. Ahí no te amilanaste ni te flaqueó la fe. Tampoco cuando estuviste de baja por enfermedad muchos meses y volviste con más ganas que nunca.

Aseguras estar cansado y tienes derecho a dar un paso al lado, hasta ahí de acuerdo, pero es que quienes te conocemos sabemos que no lo vas a hacer. Te seguirás metiendo en mil fregados y, además de tu café con Ángels Barceló de los lunes escuchando a los jóvenes con cosas que decir, continuarás participando en presentaciones de libros, en programas de televisión, en jornadas, debates, conferencias… ¿Por qué entonces dejar el comentario de la Ser? ¿De verdad es porque, como has dicho textualmente, aunque crees “saber defender tus opiniones, cada vez te cuesta más trabajo tenerlas y  afinarlas”. Lo siento, pero me rechina, me deja con la mosca detrás de la oreja, ¿qué pasa en Prisa, amigo, se avecina tormenta tras los cambios en el Consejo de Administración?

En un momento en el que el rey emérito ha huido, en que vivimos una pandemia que nos tiene a todos descolocados, con unas elecciones catalanas a las puertas, con una situación política apasionante, adrelina pura para cualquier periodista vocacional, ¿nos quieres hacer creer que no te sientes “capaz de continuar con tu apunte diario”?

“No quiero que mi escepticismo se avinagre, no quiero ser tampoco el cenizo pesimista de las ocho y media”. De todo lo que has dicho, estas dos frases son las que más preocupado me dejan, Iñaki, porque no hablan de cansancio, sino que invitan a leer entre líneas y a imaginarse cualquier cosa.

Si tu voz se apaga, añorado jefe, se apagarán muchas de nuestras esperanzas. He discrepado muchas veces de tus puntos de vista, pero quiero seguir escuchándolos. No podemos dejar esto en manos solo de tertulianos desaforados y de profesionales de la crispación. Déjame que sueñe y piense que, por la misma razón por la que hoy dices que te marchas, mañana puedas decir que decides volver.

Hacen falta muchos más Iñakis, no que tú te vayas.

J.T.

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