domingo, 21 de octubre de 2018

El escalofriante decálogo que define a la ultraderecha


Por si hay alguien por ahí con tal despiste que le quiere quitar importancia a la salida del armario de la ultraderecha en España, quizás convenga recordar los principales aspectos que, según dejó escrito Umberto Eco, retratan al fascismo, esos inquietantes síntomas que obligan a los demócratas a no bajar nunca la guardia ni un solo segundo, y que me permito resumir y parafrasear a continuación:

1. La ultraderecha rinde culto a la tradición y a las raíces. Y el tradicionalismo es más antiguo aún que el fascismo, que asume sus postulados.

2. Promueve el miedo al diferente. Los fascistas son racistas por definición. Alientan la xenofobia porque consideran a los extranjeros un peligro, y rechazan a las minorías, a los pobres, a los desheredados…

3. Utilizan sin pudor los problemas sociales para sumar adeptos, y se valen para ello de la demagogia y de la necesidad que los frustrados tienen de creer en cualquier promesa, aunque esta sea falsa.

4. Popularizan eslóganes simples y seductores (como “Nosotros primero”, el “American first” de Trump).

5. Generan y expanden sin pudor noticias que son mentira (los “fake news”) para perjudicar al adversario político y reforzar los miedos de aquellos ciudadanos que, desesperados por la adversidad, temen perder lo que ellos creen privilegios y que, en la mayor parte de los casos, suele ser mera calderilla.

6. Los fascistas, conspiradores por naturaleza, viven obsesionados con las intrigas y tienden a ver enemigos y complots por todas partes.

7. El control y la represión están en el adn del fascismo. Por eso sus partidarios combaten la libertad sexual, por eso son machistas y militaristas; por eso infravaloran a las mujeres y combaten la homosexualidad.

8. Son violentos, les gusta serlo y no lo disimulan. Para los fascistas, la acción suele anteponerse al uso de la razón. Utilizan la democracia para llegar al poder y acto seguido se ponen a la tarea para intentar acabar con ella cuanto antes.

9. Cultura no tienen mucha en términos generales los hooligans de los movimientos ultraderechistas, pero sus líderes sí saben cómo utilizar los eslóganes, cómo usar frases que calen y cómo repetir una falsedad mil veces hasta conseguir que parezca verdad.

10. Lo moderno casa mal con la intransigencia de los defensores de las tradiciones. Por eso los fascistas suelen plantearle al progreso y a las ideas de vanguardia una guerra sin cuartel, unas veces con desenfadada grosería y otras con la agresividad y la soltura propias solo de aquellos que se creen impunes (¿quizá con razón en según qué ocasiones?) y no temen demasiado a las consecuencias de sus transgresiones.

En estos diez puntos se resume la mayor parte de los usos y costumbres que definen a la ultraderecha europea, a Trump en Estados Unidos, a Bolsonaro en Brasil y ahora, en España, a Vox. ¡Que los hados nos sean propicios!

J.T.

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