Juan Tortosa: “El periodismo también necesita un 15-M”
El periodista presenta su obra 'Periodistas. Arte de molestar al Poder', un repaso de la profesión desde la Transición a la actualidad
VICENTE G. OLAYA
Madrid 9 OCT 2018 - 00:21
Periodistas. Arte de molestar al poder es un álbum de fotos que comienza en blanco y negro en 1977 en las viejas redacciones del centro de la ciudad llenas de humo, alcohol, máquinas de escribir que repiqueteaban y gritos y acaba a día de hoy en unas naves industriales impolutas en las que los redactores son mudos, sus teclados no suenan y solo escuchan, con los cascos puestos, música de Spotify. Juan Tortosa (Berja, Almería, 1953) ha plasmado en 315 páginas su radiografía del periodismo español, sin venganzas –“no es un ajuste de cuentas, dice”, aunque a continuación deja claro que el 80% de los profesionales “no representa al periodismo decente”. Lo dijo en la librería Alberti donde presentó su “deconstrucción” personal de la profesión rodeado de amigos y compañeros de los numerosos medios de comunicación por los que ha transcurrido su vida profesional.
Tortosa -que inició su carrera en el grupo Zeta y ha trabajado en TVE, Servimedia, Antena 3, CNN+ o Público, entre otros- realiza una “autocrítica tremenda del periodismo, pero a la vez lo ensalza”, según el periodista de RTVE Fran Llorente. “Es un secundario de la vida del periodismo que se convierte en protagonista con esta obra”, añadió.
Tortosa considera que no ha escrito “un libro de batallitas, sino un manifiesto de lo vivido”. Considera que “hay que dar un puñetazo encima de la mesa para que los periodistas seamos lo decentes que debemos ser”, porque el autor está convencido que la mayoría de la profesión no lo es. “El periodismo en España necesita un 15-M. Quiero que mi familia no se avergüence del periodismo, por lo que hago un llamamiento a que seamos más respetables. No me representan los tertulianos, los que llenan los medios”.
Para Tortosa, las empresas periodísticas y los políticos presionan a los profesionales para que se plieguen a sus deseos. "El becario no quiere molestar a su jefe, el jefe al director, este solo quiere mantener su bueno sueldo y, a su vez, no enfrentarse con el dueño, que busca conseguir los créditos que necesita", describe. Quizás, por ello, en sus páginas no muestra mucha piedad hacia políticos y periodistas, si bien hace excepciones con los empresarios Jesús Polanco (Prisa), Antonio Asensio (Zeta) y Juan Tomás de Salas (Grupo 16). “Y todos están muertos”, recuerda melancólico.
Igual de crítico –menciona en el libro a casi 800 profesionales, empresarios y políticos- se muestra con los medios públicos. “Cuando yo trabajaba allí, dedicaba el 80% del tiempo a defenderme de mis compañeros. Y ahora no es mejor por encanallamiento de las redes sociales”, si bien se muestra optimista al señalar: “Pero vamos consiguiendo que los malos no ganen una guerra”. Y remacha: “Deben entender que lo público no pertenece a quien ha ganado unas elecciones”.
Asegura que las críticas que aparecen en su libro “no son personales, sino globales”. “Yo soy el primero que no me tomo en serio a mí mismo. No intento provocar, sino relatar. Es un punto de partida”. Sin ajustes de cuentas.
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