domingo, 29 de noviembre de 2015

La tv pública, según los "evangelistas" Inda y Marhuenda

Escuchando a esa estrafalaria pareja que componen Francisco Marhuenda y Eduardo Inda, tertulianos de plantilla en la Sexta Noche, uno se reafirma en la necesidad de establecer con urgencia una contundente distinción entre lo que significa ser periodista o actuar como mamporrero del poder.

Para justificar la denunciable y violenta manipulación que el PP ejerce sobre RTVE, Marhuenda vino este sábado a justificarla argumentando que los periodistas de plantilla de esa casa son un hatajo de rojos y que eso hay que contrapesarlo cuando la derecha está en el poder. Acto seguido, defendió el reparto de tve como si fuera un botín por cuotas entre los partidos y cuando se le replicó que las televisiones públicas tienen que gestionarse para los ciudadanos y no para los partidos, tuvo la desfachatez de reírse a mandíbula partida. Cuando sus adversarios dialécticos en la tertulia pusieron en valor el sonoro reconocimiento internacional y los muchos premios que los informativos de tve llegaron a coleccionar en tiempos de ZP, Eduardo Inda replicó alegremente que en aquellos informativos nunca se criticaba a Rodríguez Zapatero.

Debe desconocer tan brillante tribuno los variados y estruendosos cabreos que, en época de ZP, ocasionaban en el cuartel general del PSOE los informativos de TVE. Sin duda ignora el patilludo prócer cómo, por aquel entonces, hubo algún año en que Ferraz se "olvidó" de incluir, entre los periodistas invitados a la copa de navidad de cada diciembre, a la profesional encargada de cubrir la información del psoe para los telediarios.

Deben desconocer estos, y muchos profesionales más de la bronca sistemática, hasta qué punto, en la época en que Fran Llorente fue director de informativos, se le pararon los pies a subsecretarios, directores generales y hasta al mismísimo Rubalcaba cuando intentaban meter sus sucias manos en los informativos de tve.

Marhuenda e Inda, como el resto de esa estomagante caverna que, desde hace cuatro años, coloniza y manipula todo lo que tiene a mano, producen vergüenza ajena porque mientras con una mano se aprovechan de lo público, con la otra proclaman que la mejor televisión pública es la que no existe. A fe que lo hacen de libro:

1. Manipular y, en consecuencia, desinformar
2. Provocar  la pérdida de credibilidad y, en consecuencia, la pérdida de audiencia
3. Esa pérdida de audiencia provoca recortes en personal y en medios técnicos
4. Ese deterioro constante acaba desembocando en la quiebra empresarial, coartada incontestable para quienes, si aplican solo criterios técnicos, propugnan la desaparición de la empresa.

Lo dramático es que Inda y Marhuenda no están solos. Lo realmente trágico es que existe en nuestro universo mediático una nutrida fauna de mal llamados periodistas dispuestos a venderse al poder, a cumplir a rajatabla sus consignas y a manchar el ejercicio del periodismo con un comportamiento policial, frentista, dogmático y hasta guerracivilista ¿Por qué tantos periodistas en el entorno de la cope, es.radio, libertad digital, tve, 13tv y tertulias varias han dejado de amar el periodismo manchando su buen nombre y sin embargo no renuncian a ser considerados como tales?

Ellos saben que no lo son, pero matarían por no dejar de serlo. Saben que no son dignos de este oficio que han profanado pero se consideran impunes, propietarios de una invulnerabilidad que les hace sentirse por encima del bien y del mal. Sabedores de la lentitud y la ineficacia de las querellas, no le tienen ningún miedo a la justicia y mucho menos a perder su reputación.

Pero la reputación la perderéis, queridos, porque por mucho que queráis, vosotros ya no sois periodistas, si es que alguna vez lo fuisteis. No sois periodistas por mucho que pertenezcáis a la Asociación de la Prensa. En cualquier otro oficio o profesión con un colegio profesional en condiciones, hace mucho tiempo que habríais sido expulsados. Si tuviéramos vergüenza, valor y algo más de unión en este oficio tan tristemente insolidario, os señalaríamos con el dedo y escribiríamos vuestros nombres blanco sobre negro en todos los soportes analógicos y digitales posibles, pormenorizaríamos todo lo que lleváis dicho y hecho que nada tiene que ver con el ejercicio noble y decente del periodismo, pero que lo hacéis amparándoos en él; someteríamos, en resumen, a juicio público, vuestro buen nombre y vuestra reputación.

He empezado este post hablando de Inda y Marhuenda pero creo que, en el fondo, ambos son hermanitas de la caridad al lado de buena parte de los buitres que se mueven con voz e influencia en los medios de nuestro país defendiendo la manipulación, confundiendo a sabiendas la propaganda con la información, prostituyendo el sentido de las televisiones públicas, y clamando al mismo tiempo por su desaparición.

Innegociable: la tele pública debe sobrevivir y recuperar su dignidad. A quienes la vituperan, desprestigiándola o directamente manipulándola, hay que desenmascararlos. Serán manipuladores, censores, comisarios políticos, vendidos a la causa que toque o supervivientes asustados que deciden aplicar mentalidad práctica... Lo que no debemos permitirles es que continúen llamándose periodistas.

J.T.





































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