miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las flores en el culo también se marchitan


Al conocido chiste del anciano con la familia desestructurada (exiliado hasta los 27 años, mujer inmigrante, un yerno drogadicto y otro presunto corrupto, nuera divorciada..) le falta la condición de "pupas" de su protagonista. 

No hay rincón de su casa, ni fuera de ella, donde no haya acabado pegándose una hostia este venerable anciano de 75 años. Ha destrozado cristales de ventanas tras estrellarse estrepitosamente contra ellas, apadrinó a su hija mayor en su boda con el brazo en cabestrillo, se le han disparado pistolas sin querer, ha presidido decenas de actos con muletas o con el ojo a la virulé, se ha pegado tortazos históricos por tierra, mar y aire... Esquiando, navegando, cazando... Cazando. 

Yo creo que el ciudadano Juan Carlos ha tentado demasiado la suerte. Hay que reconocer que acredita una amplia, y en muchos casos bastante reconocida, hoja de servicios. Durante decenios supo moverse con la habilidad suficiente para conseguir superar una abultada y arriesgada carrera de obstáculos. Eso ha sido así hasta tal punto, que las hemerotecas están repletas de testimonios de insignes rojos, de reconocidísimos republicanos que le han comido en la mano durante años bajo la frase-coartada "yo no soy monárquico, pero soy juancarlista". 

Tenía Borbón y Borbón sin duda una flor en el culo. Pero todo tiene su principio y su fin, y hasta las flores en el culo acaban marchitándose. Su acreditada intuición para adelantarse a las adversidades parece que no le ha funcionado últimamente. Desde Botswana (abril de 2012) el viento cambió y le hubiera sido muy útil, a él y a todos nosotros, que su proverbial sexto sentido le hubiera funcionado para actuar en consecuencia y adelantarse a los acontecimientos diciendo señores ahí os quedáis. 

No ha sido así y él sabrá por qué. En el último año y medio todo lo que rodea a Juan Carlos y a su familia va cuesta abajo y sin frenos. Trapos sucios de su vida privada expuestos al sol, un violento levantamiento de veda que ha rellenado horas y horas de antena en programas televisivos sin escrúpulos, miembros de la familia haciendo el paseíllo en los juzgados por presunta corrupción, una hija huyendo a Suiza... 

Ni siquiera su precaria salud, que le vuelve a colocar en clara situación de minusvalía dependiente durante los próximos no sé cuantos meses, parece que sea suficiente para que ni él ni nadie de quien le rodea se plantee hasta aquí hemos llegado. 

La ocasión la pinta calva y los acontecimientos se lo están poniendo a huevo. Nunca una retirada a tiempo iba a ser mayor victoria. Le están creciendo todos los enanos y él lo sabe. Aunque ha perdido un año y medio precioso, aún está a tiempo de rematar la faena en condiciones no del todo desfavorables. 

Ha gastado cuarenta años de su vida rompiendo puentes con su predecesor, que fue jefe de Estado hasta el último día de su vida. Estoy seguro que no va a querer parecérsele ni en eso.

J.T.

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