No sé a ustedes, pero a mí la lentitud con la que funciona la justicia me desespera, no consigo acostumbrarme. Cuando un presunto delito empieza a cobrar forma y aclararse en los juzgados, mucha gente ya ni se acuerda de asuntos que, por pura salud democrática, convendría no olvidar nunca. ¿Recuerdan ustedes cuando le robaron el móvil a la asistente de Pablo Iglesias? Más de cuatro años han pasado ya, y ahora es cuando empiezan a saberse cosas que permiten concluir que aquel robo no fue precisamente una casualidad. El 1 de noviembre de 2015, Dina Bousselham y su pareja andaban de compras por uno de los centros de IKEA en Madrid, cuando de pronto les desaparece el abrigo donde estaba el móvil. ¿Los estaban siguiendo? ¿Eran cacos vulgares o algo más serio? ¿pudo ser un encargo del ministerio del Interior bajo el gobierno de Mariano Rajoy?
La información que contenía ese móvil, números de cuenta bancarios de Iglesias incluidos, llegaron misteriosamente a la redacción de la ya desaparecida revista Interviú; Alberto Pozas, su director, le pasó la patata caliente al presidente de su empresa y este se la entregó al líder de Podemos. Pero mire usted por dónde Villarejo come un día con Pozas y con uno de sus redactores de apellido Rendueles, y tras esa comida, ¡alé,hop!: el polémico comisario dispone de una copia en pen drive del contenido del móvil sustraído a la asistente de Iglesias. Magia potagia y ¿robo blanqueado?.
Villarejo le entrega el pincho a la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional que por entonces dirigía Eugenio Pino, no sin antes hacer una copia, y al poco irrumpe en escena otro personaje bien conocido: Eduardo Inda, que queda a comer con Villarejo (hay que ver lo que le daban de sí a este hombre las comidas) en junio del 16, justo unos días antes de que aparezca en OKdiario la información del móvil robado a la asistente de Iglesias.
Por el juzgado que instruye el caso han pasado ya a declarar Pozas, el redactor que le acompañó a comer con Villarejo, el presidente de Zeta, y el propio Villarejo. ¿Eduardo Inda? ¡Qué va! Este no. Según se ha conocido tras el levantamiento del secreto de sumario, en el texto se dice que citar a declarar a Inda sería “prematuro”. Ahí queda eso.
Si cualquier cosa relacionada con policías y juzgados suele ser ya de por sí compleja, que por medio haya periodistas enredando no parece de recibo. Los profesionales de la información vivimos de las fuentes, claro está, pero no de las connivencias. ¿Por qué hay quien se empeña en confundir una cosa con la otra? De aquí a que el asunto del robo del móvil de Dina Bousselham llegue a juicio transcurrirá aún bastante tiempo, y mientras tanto los protagonistas de este tipo de turbios asuntos seguirán campando por sus respetos: en la policía, en los juzgados, en el ministerio del Interior, en el periodismo…
No quiero pensar que ha sido el temor a lo que ocurra cuando la investigación vaya avanzando, lo que ha llevado al director de Okdiario a manifestar en twitter su preocupación porque el vicepresidente Iglesias tenga acceso a la información del Centro Nacional de Inteligencia. Qué casualidad además que la opinión de Inda coincida con la de los expresidentes González y Aznar… y hasta con la del comisario Villarejo, encarcelado desde noviembre de 2017, que este mismo jueves ha declarado que la presencia de Iglesias en la comisión del CNI “abre una dramática brecha de seguridad”. ¡Ea!
Estos asuntos tan enrevesados llevan mucho tiempo destripándolos en Público Patricia López y Carlos E. Bayo, que conocen el tema a fondo y no se les escapa ni una. Servidor, profano en estas lides, se siente orgulloso de sus compañeros y su pelea constante por luchar contra el olvido. Me solidarizo con ellos y en casos como el del móvil de Dina no me quiero mantener al margen porque, entre otras muchas cosas, lo que está en juego es la dignidad del oficio periodístico.
¿Quién y por qué robó a la asistente de Iglesias el abrigo en el que se encontraba el teléfono? ¿Por
qué las falsas informaciones que intentaban desacreditar al líder de Podemos coinciden en el tiempo, unas con el momento de las primeras negociaciones para formar gobierno en enero de 2016 (el famoso informe PISA -Pablo Iglesias, S.A.-) y otras con las elecciones de junio de ese mismo año? (Villarejo e Inda se vieron justo en esos días, como aparece reflejado en la hoja de la agenda del comisario incluida en el expediente judicial que se le instruye, y cuya reproducción ilustra estas líneas).
Quienes urdieron el robo del móvil de Bousselham, y más tarde difundieron parte de su contenido, deben aclarar al detalle todo lo que ocurrió. Las responsabilidades penales las dirimirán los jueces, pero las connivencias entre policías y periodistas no se pueden tolerar. De ninguna manera.
Han tenido que pasar cuatro elecciones generales y una moción de censura, entre otros muchos acontecimientos políticos de gran calado, antes de que los detalles de este turbio asunto hayan empezado a salir a la luz. Para intentar acabar con Podemos y con su líder no dudaron en utilizar todos los métodos (mafiosos o no) que tenían a su alcance, pero les salió el tiro por la culata. Lo dicho: me desespera la lentitud judicial.
J.T.
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