domingo, 19 de junio de 2011

Indignación indigesta


Acostumbrados como están a tenerlo todo bajo control, los políticos no acaban de asimilar esto de la indignación. Se les ha indigestado y resulta patético verlos y oírlos propinar palos de ciego.

Les viene como anillo al dedo que hayan intentado infiltrarse "reventadores" entre los indignados, hasta el punto que tal hecho alienta todo tipo de cábalas sobre la paternidad de los sabotajes.

Algunos políticos llegaron a tener la tentación de pensar que estas protestas les beneficiaban, así que acudieron a hacerse alguna que otra foto y se vieron obligados a salir de allí con el rabo entre las piernas.

Los fachas, encantados los primeros días porque el movidón, creían, les venía de perlas, han empezado a cargar contra ellos y a llamarlos indignasunos entre otras lindezas desde la misma noche de las elecciones municipales y autonómicas, apenas finalizó el recuento de votos.

Ponen cara de asombro estos políticos, cuando no de susto, porque la gente ha comenzado a decirles a la cara lo que ellos ya sabían que todo el mundo piensa del histórico morro que le echan a la vida.

Este domingo nos han tenido otra vez en la calle, no ya en la madrileña Sol, ni en las sevillanas Setas o en la barcelonesa plaza de Catalunya. Este domingo hemos vuelto a salir a la calle quienes ya lo hicimos el 15M cuando nadie imaginaba en lo que derivaría aquel primer paso: éramos y hemos vuelto a ser familias completas este domingo, ancianos, niños, hombres y mujeres de toda edad y condición preocupados por nuestras hipotecas, los estudios de nuestros hijos o la dificultad para contar con un trabajo digno, no digo ya estable.

Queridos políticos nuestros: el tiempo que empleáis intentando ponerle etiquetas a nuestra protesta es tiempo que perdéis en buscarnos soluciones, que es para lo que os pagamos. Así que venga: al lío, que ya está bien de paranoias.

Tengo para mí que el efecto bola de nieve de estas cinco últimas semanas mágicas acabará haciendo su efecto. Por mucho manipulador que desde fuera intente descalificar el movimiento o pretenda infiltrarse en sus filas.

Lo hermoso de todo lo que está pasando es que está cargado de autoridad moral, de argumentos incontestables y de una paciencia infinita que ha decidido comenzar a hacerse visible.

Esa es su fuerza.

Y su futuro.

J.T.

1 comentario:

  1. Hace mucho tiempo que estoy "Indigná!". En el qué, contra quién, por qué, para qué, aún son/somos mucho más que manifestantes.

    El problema es el CÓMO: ahí, amigo, puede haber tantas propuestas de soluciones como arena en las playas de nuestra Almería. Y ¿el cascabel al gato, quién lo pone?

    Te lo dije hace mucho tiempo

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