Vuelve la Gran Presión para que las izquierdas se unan como sea con tal de evitar que el fascismo se siente en la Moncloa. Siempre la misma historia cuando se atisban elecciones en el horizonte, el mismo chantaje, la misma amenaza. Las derechas se unen, vosotros os peleáis, será culpa vuestra que la derecha ultra y la ultraderecha acaben sumando.
Como van tarde, y lo saben, vuelve la coacción, el eterno apremio, el enfoque socialista que en su momento sedujo a Yolanda Díaz para intentar acabar con Podemos y que ahora, mire usted por dónde, ha decidido que le cae bien Gabriel Rufián. Otro abrazo del oso de manual que va a poner a prueba la capacidad del portavoz de ERC en el Congreso para rendirse o no a unos halagos atiborrados de trampas.
Unámonos, clama ya en redes el político catalán, de lo contrario no sumaremos. ¿Dónde he oído yo eso antes? ¿De verdad no hay más solución que repetir siempre la misma jugada? Todos juntos con la nariz tapada para mantener al Psoe en el poder incumpliendo la mayor parte de lo que promete año tras año, legislatura tras legislatura? ¿Por qué procrastinan los socialistas ignorando la razón por la que se les vota, que es cambiar de una vez tantos grandes asuntos pendientes? Se siguen oponiendo a cualquier comisión de investigación sobre la monarquía, no solucionan el problema de la vivienda, hacen oídos sordos a las legítimas reivindicaciones de las autonomías históricas, no derogan la ley mordaza, no ponen en su sitio a la iglesia… ¿es para eso para lo que preconizan la unidad de los partidos a su izquierda? ¿para volver a ignorarlos apenas consigan renovar mandato, para machacarlos como intentaron hacer con Podemos aunque no consiguieron acabar con ellos, quizás para humillarlos como a Sumar?
Estoy seguro que a Rufián le mueven las mejores intenciones cuando escribe cosas como “menos pureza y más cabeza” pero otra vez con el “que viene el lobo” no, por favor, de nuevo la misma cantinela, no. Se ha acabado. Basta ya de aceptar que el socialismo coloque sobre los partidos de izquierda la responsabilidad de lo que ellos no son capaces de hacer o no quieren defender. La izquierda tiene la obligación de hacer cosas de izquierdas, y si el Psoe insiste en autodenominarse de izquierdas ha de hacer cosas de izquierdas sin necesidad de verse obligado a ello por los partidos que lo mantienen. Pasó con Podemos cuando gobernaban juntos y pasa con sus distintos socios de ahora: los avances sociales de los últimos años se han conseguido “a pesar” de los socialistas. Leyes cuya aprobación tramitaron a regañadientes y de las que ahora presumen atribuyéndose los méritos con el mayor de los descaros.
El Psoe gobierna con el freno de mano puesto, con miedo a que se le enfaden los empresarios, las farmacéuticas, las eléctricas, los bancos, los obispos o los jueces. Saben que, si no plantan cara, nunca se ganarán su respeto pero no lo hacen. Me pregunto qué les impide pegar un puñetazo encima de la mesa, ser contundentes, decir hasta aquí hemos llegado y legislar cogiendo la sartén por el mango, dejando de hacer las cosas tarde y mal como en el caso del Poder judicial. Si creen que así van a calmar a la fiera se equivocan y a los hechos me remito. Hagan lo que hagan, los ataques no solo no van a parar sino que irán a más. Así que si esto va a seguir así, si las expectativas de voto de la ultraderecha no paran de crecer, ¿no vale más hacer lo que hay que hacer y en el caso de perder las elecciones, al menos morir con dignidad? Si vas a morir igual, por lo menos que sea porque te has dejado el sudor y la sangre haciendo una auténtica política de izquierdas. Si los vas a indignar igual, ¿por qué no los indignas de verdad?
Ah, no, que es más fácil dedicarse a presionar a quienes no te bailan el agua desde la izquierda, ponerlos a parir cuando no te votan un real decreto y que tus voceros se dediquen a titular que el BNG o Podemos te tumban una ley alineándose con PP y Vox. Pero vamos a ver, ¿cómo os atrevéis a utilizar un argumento tan demagógico quienes no habéis parado de votar junto a las derechas contra propuestas como crear un nuevo impuesto a las grandes fortunas, subir tipos del IRPF, imponer recargos a las eléctricas, crear un empresa pública energética, establecer precios máximos de alquiler, prohibir desahucios sin alternativa o defender los derechos del Sahara Occidental?
Los artífices de La Gran Presión parece que esta vez lo tiene más difícil, por mucho que hayan convencido a Rufián para protagonizar el pistoletazo de salida. Son tantos los timados, los humillados, los ofendidos que resulta difícil imaginar que todos acaben tragando de nuevo. Demasiada tierra quemada para recrear una macedonia similar a la de julio del 2023. Ya no cuela jugar con la amenaza de la ultraderecha, así que el gobierno socialista va a tener que inventarse algo nuevo. Si creen ir tarde igual es porque no han sabido hacer bien sus deberes, políticas progresistas de verdad, o porque no han sido capaces de demostrar a los lobbies y poderes fácticos de siempre que quien manda es el gobierno democráticamente elegido, no ellos.
Si son capaces de plantar cara a la ultraderecha como esta se merece, igual vuelven a ganarse el respeto de una ciudadanía que ha ido dejando de votarles porque lleva mucho tiempo esperando que se acaben los remilgos, los miedos y el recurso a una mentalidad práctica mal entendida que, como hemos podido comprobar con tristeza, al final acaba amparando siempre la corrupción. Ni el gobierno se puede permitir actuar con miedos, ni para continuar en el poder atreverse a usar como comodín el miedo que la mayoría le tenemos al fascismo.
J.T.
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