Manda cojones que se haya tenido que montar el "enorme pollo" que se ha montado con lo de la Reforma Laboral para que el personal entienda que los sindicatos pueden ser útiles.
La manifestación de este domingo 19 de febrero en toda España me ha producido muchas sensaciones encontradas. Entre otras me ha recordado a esos niños resueltos que deciden pasar de la familia durante un tiempo, que incluso no quieren saber nada de ella, pero que cuando vienen mal dadas acuden al paraguas protector de papaíto porque la vida les está tratando mal.
Estuve en la mani del 15M y a fe que me sentí en mi salsa contribuyendo a aumentar el número de indignados que aquel día salimos a la calle. En aquella manifestación los sindicatos salieron muy mal parados. Se les dijo de todo menos bonitos. No digo yo que las organizaciones sindicales no hayan hecho méritos para la caña que se les ha metido en los últimos tiempos. Pero de ahí al machaque permanente del que han sido víctimas por parte de la derecha y sus cavernícolas de manera inmisericorde y tenaz va un buen trecho.
Y esto parece más grave aún en tanto los movimientos de izquierda se hicieron eco de buena parte de las consignas de la derecha y contribuyeron a acrecentar el descrédito de estas organizaciones.
Ha tenido que llegar el "lobo" en forma de decreto de Reforma Laboral para que, por primera vez en mucho tiempo, todas las sensibilidades acudieran juntas, aunque no revueltas, a una manifestación convocada de manera conjunta en 57 ciudades de toda España.
Este 19F me ha recordado en muchas cosas al 15M. Creo que, como aquella fecha, ésta marcará también un antes y un después. Nueve meses han pasado entra las dos. Un embarazo. Y de los accidentados.
La izquierda en general creo que tiene por primera vez en mucho tiempo la oportunidad de aprovechar la sólida estructura de las organizaciones sindicales para amplificar la lucha y plantar cara a los desmanes gubernamentales con mucha más efectividad. Y los sindicatos, por su parte, tienen ahora la oportunidad de demostrar a la izquierda hasta qué punto tenían sentido o no los ataques que han venido recibiendo desde todos los frentes en los últimos tiempos.
Si los sindicatos decepcionan ahora habrán perdido una oportunidad histórica. La derecha, porque la cabra tira al monte y ahora más que nunca, les está empezando a poner a huevo repescar su histórica autoridad moral.
Con su adhesión a la convocatoria de este 19F muchas organizaciones sociales le han otorgado a los sindicatos un valioso crédito, una especie de cheque en blanco que estos no pueden ni deben desaprovechar.
Nos quedan por delante unos meses interesantísimos.
No quiero creerme, ni por un segundo, que los sindicatos no van a ser capaces de aprovecharlos.
J.T.
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