1. Procurar leer siempre al revés cualquier declaración que haga un político
- Si hay un "no" en la frase que pronuncian, eliminarlo
- Si no existe ese "no", añadirlo
Ejemplo 1: "No está prevista una subida en las tarifas eléctricas". Traducción: "Os vais a enterar en el siguiente recibo de la luz. Os vamos a meter un palo que os vamos a dejar temblando"
Ejemplo 2: "Todo está controlado" Traducción: "Esto se nos está yendo de las manos y además no no se nos ocurre nada para controlarlo"
2. Sabremos hacia dónde "escora" un medio según la información que falte
Ejemplo: Las escandalosas ausencias en las televisiones autonómicas de informaciones que son de primera página y de apertura en los demás medios pero que si afectan negativamente al gobierno de la comunidad, o directamente no aparecen, o cuando lo hacen se tratan de manera breve y lo más abajo en la escaleta que sea posible.
3. Poner siempre en cuarentena los datos de audiencias y de tiradas que cada medio publicita de sí mismo
Con esto sucede como con las lecturas que los partidos políticos hacen de los resultados tras los escrutinios electorales. Todos ganan siempre, ¿no es maravilloso?
4. Detenerse en las noticias que aparecen escondidas, a una columna y en página par
Suelen estar ahí porque quien las publica tiene poco interés en que se vean. Ergo... tienen interés
5. Dejar inmediatamente de leer, escuchar o ver una información apenas detectemos que contiene un juicio de valor o un adjetivo
No me refiero a los guiños que buscan la complicidad con el lector, oyente o espectador mientras se va desgranando un relato... esos adornos que algunos informadores, reporteros sobre todo, bordan literalmente cuando cuentan una historia. A eso no me refiero.
6. Hacer oídos sordos y pasar página o cambiar de frecuencia cuando alguien a quien acaban de dar paso para desarrollar una información comienza diciendo "Efectivamente..." o "Como tú bien has dicho..."
Quien usa esas muletillas no tiene nada de interés que decir y además es muy probable que no sepa ni decirlo.
7. No leer ni atender a entrevistas vinculadas a la promoción de un libro, un disco, una película o cualquier tipo de espectáculo
Son publicidad, no información. Así es por mucho que para promocionar un producto de envergadura comprobemos que han recurrido a un personaje (carismático o simplemente famoso) a quien siempre quisimos escuchar o que en alguna ocasión de nuestra vida nos planteamos que nos gustaría saber cómo piensa. Esto puede ocurrir, es verdad. Pero pocas veces.
8. No volver a leer, ver ni escuchar a quien abusa de nuestro tiempo, nos explica mal las cosas y que, cuando decide dar por terminado lo que quería contarnos, nos deja preguntándonos qué era lo que quería decir exactamente
O peor: nos deja preguntas sin contestar. Lo más probable es que ni él mismo supiera de qué estaba hablando si no lo supo explicar. Eso suele suceder cuando no se lo ha preparado, se lo ha preparado mal o le ha pillado el toro y ha tenido que entregar el material sin poderlo revisar.
9. Como una información no es una tesis doctoral, apenas nos hayan contado lo que nos interesa, saltamos a la siguiente
El tiempo es oro y las informaciones que conocer, muchas.
El tiempo es oro y las informaciones que conocer, muchas.
10. Los columnistas más interesantes no siempre están en las páginas de política o cultura, ni en las tribunas de opinión
Eduardo Haro Tecglen supo convertir en columna de culto la reflexión diaria que "El País" le publicó durante muchos años en las páginas de televisión. Junto a la programación de películas, partidos de fútbol, noticiarios y reality shows, el gran maestro impartía a diario, en su rincón de la penúltima página del periódico, impagables lecciones de política, de periodismo y de vida.
J.T.
Sobre el Punto 2: Dícese de los informativos de Canal Sur que aún teniendo el asunto de los EREs para abrir el TN siguen poniendo primero Sucesos y luego Teleconsejería.
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