lunes, 5 de junio de 2023

Todavía estamos a tiempo de arreglar esto


La historia de España está llena de momentos en que las elecciones municipales lo pusieron todo patas arriba y este 28 de mayo volvió a ocurrir. El proceso de acoso y derribo que se inició el mismo día en que tomó posesión el gobierno de coalición, allá por enero de 2020, cristalizó el pasado domingo con unos resultados electorales que lo cambian casi todo. En el PSOE empezaron a afilar cuchillos aquella misma noche, aunque la eléctrica reacción del presidente del gobierno convocando elecciones generales inmediatas no parece haber conseguido acallar las veleidades golpistas en la vieja guardia de su propio partido, la que lo echó en octubre del 16 y no parará hasta volver a conseguirlo. Leer a Alfonso Guerra pidiendo la cabeza de Pedro Sánchez en un panfleto ultraderechista y desestabilizador como “The Objective”, permite intuir la dimensión de un operativo en el que participan también espectros como Rodríguez Ibarra o Redondo Terreros, quienes han vuelto a obtener los honores de aparecer en la primera página del ABC por poner a caldo al presidente del Gobierno.

Sánchez se ha ganado a pulso el cabreo que tanta gente tiene con él: por su falta de determinación para poner pie en pared con rtve o con la renovación del Poder Judicial, por respaldar una política de Interior como la de Marlaska, por mantener en vigor el espíritu de la ley Mordaza de Rajoy, por bajarse los pantalones ante las presiones para cambiar la ley del Solo Sí es sí, por mantener el predicamento de la Iglesia católica, por darle alas sin parar a la monarquía… Pero aún así hay que reconocer que le ha echado narices a más de una decisión política de las que se han tomado durante los últimos tres años y medio a instancias siempre, eso sí, de su socio de gobierno Unidas Podemos. Para cualquier análisis pasado, presente o futuro, conviene no olvidar nunca esto. Porque es justo lo que no se le perdona a la formación política con más agallas en el ejercicio parlamentario y gubernamental desde la muerte de Franco.

Que Unidas Podemos consiguiera llegar, con solo seis años de vida, a ostentar una vicepresidencia del gobierno y cuatro ministerios era para el sistema una anomalía de tal calibre que todas las fuerzas telúricas se confabularon para dinamitarla. Hasta tal punto se le pusieron los pelos de punta a tantos miles de vividores de copa y puro que el proceso para acabar cuanto antes con aquellos osados se puso en marcha a toda máquina, aunque la verdad es que tampoco lo tenían tan difícil. Mintieron y crisparon mucho más de lo que necesitaban porque la eterna propensión de las izquierdas a devorarse entre ellas les ha facilitado bastante el trabajo.

Además de la convocatoria de elecciones generales, entre los efectos inmediatos de ese terremoto llamado 28 de mayo está la desaparición de Ciudadanos, pero iremos descubriendo más consecuencias a medida que transcurran los días. Me consta que a más de uno en el PP le han temblado la piernas esta semana porque no las tienen todas consigo. Querían adelanto de elecciones, pero ahora ya no saben muy bien si lo querían o no; han tenido que tirar a la basura toda una hoja de ruta de acoso y derribo diseñada para seis meses y han de ponerse a trabajar, en pleno verano, pobres, para inventar nuevas insidias, bulos y eficaces consignas. De momento no acaban de dar con el tono que les permita sentirse cómodos en la nueva situación

En cuanto a Podemos, el correctivo ha sido tan grande como injusto; Compromis, En Comú Podem o Más Madrid, fuerzas en la órbita del recién nacido Movimiento Sumar, también han llevado su correspondiente varapalo… Solo hay una solución y lo saben: unirse y desplazar a segundo plano el resto de prioridades. De lo contrario Sánchez les robará la cartera como ya ha empezado a hacer de alguna manera, atribuyéndose en exclusiva los logros del Gobierno de coalición como si hubiera gobernando en solitario e intentando por otro lado apropiarse sin pudor del argumentario político de Unidas Podemos. Por ahí anda ya pregonando el hombre mensajes y consignas impensables en su boca hace solo unos días. De pronto parece haber descubierto, cual capitán Renault redivivo, que en este país, los medios de comunicación… ¡manipulan!, ¿no es maravilloso? Ha decidido volver a reencarnarse en el Sánchez que le lloraba a Évole tras ser decapitado por su propio partido. Si ahora vuelve a colar, es que los votantes no tenemos remedio.

Hemos tenido a nuestra disposición el único partido que llamaba a las cosas por su nombre y era capaz de presionar hasta sacar adelante políticas que han mejorado la vida de la gente y se lo hemos pagado dejándolos de votar, lo que significa respaldar el acoso y los ataques sistemáticos a los que sus dirigentes han sido sometidos sin piedad durante tres años y medio.

Todavía estamos a tiempo de arreglar esto. Tanto el PSOE como la derecha ultra y la ultraderecha solo se pondrán nerviosos si las izquierdas con motor Podemos –sí, con motor Podemos, como dice Iván Redondo- obtienen en julio los resultados necesarios para continuar trabajando en la línea en que han venido haciéndolo hasta ahora. Este país necesita profundizar en las políticas de progreso y no que los fascistas vuelvan al gobierno para retrotraernos a tiempos oscuros y siniestros. Parece tan obvio esto que hasta produce cierta vergüenza tener siquiera que plantearlo.

J.T.

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