Cada mañana me propongo levantarme con el mejor ánimo posible pero apenas sintonizo la radio mis buenos propósitos se volatilizan. Este nueve de septiembre me he despertado con dos mazazos, ambos relacionados con el genocidio israelí en Palestina. Netanhayu ha ordenado evacuar toda la ciudad de Gaza e insta al millón de personas que aún residen en ella a que se marchen de allí cuanto antes. Que se vayan, que se busquen la vida, que lo dejen todo o que se atengan a las consecuencias. Intento ponerme en la piel de una persona de mi edad viviendo ese momento, me imagino a mis hijas, a mis hermanos, a las personas que quiero en esa tesitura y se me encoge el alma. Y no se trata una persona de mi edad, ni una familia como la mía. Son ¡un millón de personas! obligadas a dejar su vida atrás, sus historias, sus sueños, sus recuerdos, un millón de personas obligadas a marchar hacia el sur sin saber dónde recalarán, qué y cuándo comerán, que les ocurrirá si se caen enfermas, decidiendo qué cosas dejan atrás y con qué mínimo equipaje inician el camino.
Me cuesta digerirlo, me cuesta continuar dándole importancia a las nimiedades que me suceden cada día, preocupándome por las tonterías por las que me inquieto a diario comparadas con el sufrimiento de estos seres humanos cuyo único objetivo en estos momentos es no morir de hambre, proteger a los más pequeños, procurar no caer enfermos y evitar que les maten. Los tenemos ahí al lado, con el mismo derecho a vivir un vida digna que el nuestro, pero han tenido la mala suerte de nacer en un lugar diferente, la desgracia de tener unos vecinos infames y despiadados, más fuertes y ricos que ellos, que han decidido echarlos de su tierra.
Muchos poderosos en el mundo respaldan tamaña salvajada, otros se ponen de perfil mientras buscan dónde se les cayó, si es alguna vez la tuvieron, su capacidad de compasión. De Trump mejor ni hablamos, porque se agotan los calificativos pero ¿qué está pasando en Europa? ¿a qué demonios estamos esperando, por mucho que ayer el presidente del gobierno español dedicara un brindis al sol asegurando que nuestro territorio no será utilizado para proveer de armas a Israel ¿bases de Morón y Rota incluidas, presidente?
El otro mazazo de esta mañana nada más despertar tiene que ver también con el genocidio que los israelíes perpetran en Gaza: una embarcación de la Global Sumud Flotilla que se dirige a la Franja ha denunciado que un dron ha atacado a uno de los principales buques de la expedición cuando se encontraba en el puerto de Túnez. El barco de bandera portuguesa, que transporta al comité directivo de la flotilla, sufrió daños por fuego en su cubierta principal y en el almacén inferior, aunque no hay heridos. En un vídeo publicado por la Flotilla en redes sociales se puede ver cómo un objeto volador luminoso impacta en la embarcación y a continuación comienza a salir humo.
Si fuese un dron israelí, se trataría de un ataque contra la soberanía tunecina. Las autoridades de Túnez afirman que el incendio se originó en la propia embarcación pero las imágenes lo desmienten. Mientras tanto, Europa calla, buena parte del mundo se pone de perfil, el gorila americano nos podemos imaginar lo que está pensando y los israelíes continúan con la invasión de una tierra que no les pertenece sin importarles qué será de la vida de casi dos millones de seres humanos
J.T.
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