J.T.
sábado, 31 de julio de 2010
Daniel Schorr: Homenaje a un prohombre del periodismo
J.T.
viernes, 30 de julio de 2010
El furor Obama
jueves, 29 de julio de 2010
Sobrecogedora prohibición
miércoles, 28 de julio de 2010
La mafia, la cocaína y el narcotráfico en España
martes, 27 de julio de 2010
Llegan las vacaciones: ¡temblad, corresponsales!
lunes, 26 de julio de 2010
La habilidad de Facua para hacer imprescindible su presencia en los medios
J.T.
domingo, 25 de julio de 2010
Efluvios marbellíes en El Ejido
Si Enciso es corrupto o no, si se lo ha llevado más o menos calentito, es algo que en su día se dictaminará. A nadie le extraña que eso sea factible, como ocurría en Marbella.
Pero me vais a permitir que siempre me quede la duda de si se le habría metido mano también de una manera tan aparatosa en el caso de que no se hubiera desmarcado y continuara en el redil, en su partido de siempre.
J.T.
sábado, 24 de julio de 2010
El Ejido no es Enciso
Pocas ciudades, os lo aseguro, rezuman más vida que El Ejido. En ebullición permanente, rugen las subastas en las alhóndigas y braman los camiones frigoríficos que a centenares salen disparados a diario camino de Alemania o Dinamarca cargados de frutas u hortalizas.
Y todo manejado por jóvenes de preparación media cuyos padres, muchos de ellos analfabetos, decidieron hace cuarenta años tirarse a la piscina y dejarse la piel intentando sacarle partido a estas tierras antes que irse a Cataluña o Alemania a buscarse la vida.
La posterior integración de los inmigrantes en todo este entramado está siendo muy pero que muy complicada. Pero os aseguro que en El Ejido todo junto se percibe como un hermoso reto con muchas asignaturas aún por aprobar, una apuesta que no se podía dejar escapar.
Así lo entendió Juan Callejón, alcalde de El Ejido entre 1979 y 1991, que apostó por literalmente regar la zona de colegios e institutos. Fundó también una ahora ya prestigiosa escuela de música, construyó polideportivos, promovió un festival de teatro que pronto se convirtió en puntero y que está mundialmente reconocido...
Los ejidenses, gente interesantísima os lo aseguro, siguen apostando por la vida y la prosperidad al margen de quien esté al frente del gobierno municipal. ¡Se parece tanto el sentimiento de una gran parte de sus ciudadanos a lo que nos pasaba a muchos en toda España durante la época de Aznar, o a la desazón planetaria que tanta gente del mundo entero sentía en los años de Bush!
A pesar de todos los pesares El Ejido, la buena gente de El Ejido, ha sabido continuar creciendo. Y lo que El Ejido ha de llegar a ser, creedme, sólo está todavía empezando.
Yo pienso volver a vivir allí otra buena temporada cuando encarte. Porque a mí me gusta estar rodeado de gente a la que le gusta tirar palante en la vida. Me gusta que me contagien su energía, sus ganas de luchar y de sacarle al día a día todo el jugo posible aunque sea una putada que el impuesto revolucionario haya de pasar por cargar con el estigma de haber tenido a un alcalde en la trena.
J.T.
jueves, 22 de julio de 2010
La bandera mañana, ¿será republicana?
Durante muchos años de mi vida, la bandera roja y gualda ha estado asociada a la idea de represión, intolerancia, fascismo... Herederos y cachorros varios de los insurrectos del 36 la enarbolaban como instrumento de agresión hacia todo aquel que no pensaba como ellos.
Desde que está vigente la constitución por la que nos regimos hace casi 32 años, la bandera retiró de sus colores el símbolo (un águila) franquista y apostó por la que representaba la monarquía que habíamos aceptado en referéndum
Por eso entiendo que a mi amigo Alzina le rechine que el otro día, y a propósito del uso masivo que se hizo en nuestro país de los colores rojo y amarillo para celebrar las victorias de la selección española de fútbol, yo escribiera una entrada viéndole al asunto la parte positiva.
Lo hacía por dos cosas, y me explico, como le prometí a Alzina cuando le contesté a su comentario:
Una: Casi treinta y cinco años después de la muerte del dictador que se mantuvo en el poder desde el golpe de estado que encabezó en 1936 hasta su muerte en 1975, los herederos y beneficiarios de aquella felonía se veían por fin desprovistos de unos emblemas que ellos habían usufructuado y utilizado como instrumento de agresión cada vez que les venía en gana. Por una vez se les estaba diciendo a tanto facha como nos ha torturado durante años: oye, tú, que la bandera no es sólo vuestra, que parece que es de más gente…
Segunda razón: Lo que yo pude ver por las calles de Madrid -me pilló allí y lo disfruté-, en el metro, en los autobuses, en los barrios mejor o peor acomodados durante las dos últimas semanas de fervor mundialista era una cosecha de adolescentes, veinteañeros y gente joven en general que habían nacido no sólo ya después de la muerte de Franco sino incluso después de aprobada la Constitución… Y si me apuráis, venidos al mundo ya cuando el psoe estaba a punto de finiquitar sus primeros 13 años en el poder: una caterva de jóvenes desprovistos de complejos y demás gaitas que, probablemente porque carecen de información suficiente o porque simple y llanamente se las trae al pairo, exhibían ufanos los colores de un equipo que les permitía sentirse orgullosos porque unos cuantos chicos de su edad les habían mojado la oreja al mundo mundial jugando al fútbol y se habían convertido en campeones planetarios del deporte más universal.
Así que para certificar la euforia, la gente decidió uniformarse y envolverse en los “controvertidos” colores de la bandera que nos representa. La lectura positiva que yo hago de todo esto, que no la única, querido Alzina, es que hemos avanzado un pequeño paso en una batalla de desencuentros, ambigüedades y tibiezas que dura ya demasiado. Eso es lo que quiero decir
¿En la dirección correcta hemos dado ese paso?
Pues la verdad es que yo no lo sé muy bien
Pero si por falta de información o de interés la gente joven y menos joven que ha tomado las calles varios días de los meses de junio y julio envueltos en rojos y amarillos carece de memoria sobre lo que nos pasó, la responsabilidad probablemente sea más nuestra que suya: nos hemos dedicado a reivindicar la memoria histórica con la boca chica, ahí está la monarquía heredada de franco a la que nadie parece tener interés en cuestionar con seriedad, ahí están muchas estructuras organizativas de nuestro país funcionando como hace cincuenta años porque reformar en lugar de romper, apostar por la reforma y no por la ruptura, nos llevó a hacer las cosas con excesivos miramientos. Tan paso a paso que quizás por eso queden aún tantos frentes abiertos.
Existen muchos tabués todavía en nuestro país, no sólo la bandera: lo que ha pasado con Garzón es de juzgado de guardia, lo que ha pasado con el Constitucional y el sarao impresentable en torno al estatuto de Cataluña es un sainete vergonzoso, las dificultades para aplicar la ley de la memoria histórica me dan grima cada vez que me entero de algún obstáculo nuevo, todavía “es noticia” cada vez que se quita una estatua de franco, hay muchas águilas anticonstitucionales que aún no han sido retiradas de edificios públicos... En fin...
La república, el orden establecido democráticamente antes del golpe de estado del 36, tenía como símbolo un bandera tricolor –rojo, amarillo, morado- que nos representaba y que no parece reivindicarse ahora con la fuerza ni con la convicción suficientes.
Pero es que, compañero, quedan muchos ”libros por leer”. Lo que ha pasado en comunidades autónomas como Cataluña, el País Vasco, Galicia o Baleares durante los partidos de la selección en el mundial y sus correspondientes celebraciones es algo que debemos analizar con tranquilidad.
Quizás deberíamos aprender de los chicos del autobús, los 23 jugadores que ganaron el trofeo: Villa iba envuelto en la bandera de Asturias, Silva en la de Canarias, Puyol cambió la toalla blanca con la que recibió a la reina por un senyera cuando ganó el campeonato. Junto a esto, Iniesta se acordaba de su amigo Daniel Jarque y Sergio Ramos de Antonio Puerta, compañeros que perdieron la vida recientemente en los campos de fútbol.
Todos iban juntos en el autobús con sus símbolos y sus homenajes. Todo iba en el mismo paquete. Y con ellos, la copa del mundo y la bandera de España. La bandera constitucional que un día, si todos lo queremos, por qué no, puede ser tricolor.
Yo, una vez ganada la partida a los fachas, y esa la hemos ganado creo, la verdad es que desdramatizaría un poquito el asunto. No pienso que suponga una traición a la memoria levantar un poco el pedal por unos días.
Y como símbolo de esa desdramatización me quedaría, porque me ha parecido estupendo, la verdad, con el hecho de que muchas banderas rojas y amarillas tuvieran estampado el toro y punto.
J.T.
miércoles, 21 de julio de 2010
Trabajadores fijos o contratados: la gran discriminación
El no fijo que se dé por jodido. Si acude al comité pueden ocurrir dos cosas
Una: Que con la mayor amabilidad le digan que no sabe cuánto lo sienten, pero que ellos no pueden hacer nada para luchar por sus derechos porque "el mundo es así y no lo han inventado ellos".
Dos: Que lo manden directamente a tomar por culo, adornado quizás con que lo sienten mucho pero que te busques la vida, vamos, como sepas y puedas porque no eres de los suyos.
Si encima hablamos del mundo de la comunicación, entonces ya es la repera: En una misma cobertura informativa pueden coincidir redactores y cámaras de pitiminí (con camisas y zapatos de marca, tiempo libre a mansalva y siempre haciendo cuentas del montón de días que tienen pendientes de librar) con verdaderos pringaos vestidos de mercadillo para los que no existen horarios ni vida privada y tienen siempre colgada sobre sus cabezas la espada de Damocles de un contrato que en el mejor de los casos les vencerá a los seis meses, todo ello para ganar mil euros mal contados al mes sin pagas extras ni festivos ni dietas ni la madre que los parió.
Hablo del mundo de la comunicación porque es el que más conozco, pero doy fe de que esto sucede igual entre los entrañables “compañeros del metal” dependiendo de si son contratados directos o subcontratados, ocurre también en el mundo de la minería, en los astilleros, en las refinerías, entre los conductores de autobuses fijos o contratados… no hay sector que se salve.
Lo dicho: hay dos tipos de trabajadores, dos subclases sociales (una más subclase que la otra) entre los currantes: Aquellos a quienes amparan los comités de empresa y aquellos que ya pueden darse con un canto en los dientes cada vez que consiguen que les renueven un contrato.
J.T.
martes, 20 de julio de 2010
Merienda en la sede del opus
El jefe de prensa del opus dei en España me había invitado aquel día a merendar en su sede central de Madrid. Le pedí permiso a mi jefe Ramón Colom para aceptar la invitación y me lo concedió
J.T.