jueves, 25 de diciembre de 2025

Patricia López nunca se andó con tonterías


Era imaginable que, tras la muerte de Patricia López, pasara justo lo que ha pasado. Si el ser humano suele ser, por lo general, bastante predecible, en el caso de los traidores y los hipócritas lo es bastante más. Muchos de quienes no le tuvieron ninguna consideración en vida se deshacen ahora en halagos hacia ella tras su fallecimiento el pasado domingo a los 47 años. En las últimas conversaciones que mantuve por teléfono con Patricia, cuando aún no podía imaginarme que su final estaba tan cerca, hablamos de asuntos concretos de trabajo, pero también tuvimos tiempo de pasar revista al comportamiento farisaico de según que compañeros y compañeras del oficio y a lo imprescindible que resulta cuidarse, sobre todo, de los políticos que quieren ser amigos de los periodistas.


Quiero dejar constancia aquí de la trascendencia del trabajo periodístico de Patricia López, cuyas exclusivas hubo un tiempo en que hicieron temblar estructuras clave del Estado. En 2016, destapó grabaciones que implicaban al ministro del Interior Jorge Fernández Díaz en maniobras sucias contra rivales políticos. Reveló la existencia de una "policía patriótica" financiada con fondos reservados que, entre otras felonías, se dedicaba a fabricar dossiers falsos. Sacó a la luz la red mafiosa del comisario Villarejo, el controvertido y siniestro policía que llegó a acumular 400 dossiers con información sensible o falsificada sobre políticos y empresarios que después distribuía a periodistas afines como Eduardo Inda o Alfonso Rojo para que estos las publicaran en momentos críticos. 


Patricia no necesitaba presumir de su agenda de contactos porque era obvio que los tenía. Nadie osó refutar nunca la contundencia de sus informaciones. En un programa especial titulado Informe TEM. Las cloacas del periodismodifundido por Cuatro Televisión, denunció "el lado oscuro de la profesión y la existencia de prácticas de corrupción y situaciones de soborno y extorsión en medios de comunicación" de nuestro país. 


Estaba claro que era una persona incómoda para el poder, pero también para quienes se acercaban a ella con la intención de capitalizar esa beligerancia hasta que Patricia acababa poniéndolos en su sitio. Recibió anónimos con amenazas y presiones directas que iban desde las mafias rusas hasta el jefe de gabinete del número dos de la Policía. Tertuliana por un tiempo en el programa “Espejo Público” de Antena TresTV, dejó de colaborar de la noche a la mañana cuando en Interior alguien levantó un teléfono cabreado con las informaciones en la que nuestra compañera destapaba los tejemanejes en el ministerio. En unos audios filtrados entre Villarejo y Ana Terradillos, se le puede escuchar a esta última poner a Patricia de vuelta y media llegándola a llamar "malfollada" y jurando destrozarla porque al trabajar en La Ser "tenía más galones" que quien solo trabajaba en Público, que es "una mierda". 


Patricia pagó un alto precio personal tras su decisión profesional de apostar por el periodismo de investigación de calidad y no casarse nunca con nadie. Tampoco con según qué políticos, en algún caso los mismos que le doraron la píldora durante un tiempo hasta que acabaron molestos con ella al comprobar que se trataba de una persona que iba a su bola y no le seguía el juego a nadie. 


Le cerraron muchas puertas, pero no se desanimó. Fundó el diario “Crónica Libre”, donde no dejaba títere con cabeza, ocupación que es sus últimos tiempos compaginó con las crónicas que publicaba en Diario Red, la última el día 2 de este mismo mes de diciembre. A quien tenga curiosidad por saber más cosas de ella, le aconsejo que consulte su cuenta de X, antes twitter. La vida no se ha portado bien con Patricia. Valgan estas modestas líneas para reivindicar su figura, la de una persona que no se andó nunca con tonterías. Todo mi reconocimiento, compañera.


J.T.

miércoles, 24 de diciembre de 2025

“Ena” o el sinsentido de la monarquía


El pasado lunes día 22 TVE emitió el sexto y último capítulo de “Ena”, la serie adaptada para la televisión por Javier Olivares, a partir de la novela de Pilar Eyre, cuya protagonista es Victoria Eugenia de Battenberg. Al aparecer los títulos de crédito del final, lo primero que he decidido es volver a vérmela entera, pero del tirón. La historia es muy potente y, tal como está narrada, nutre y enriquece al tiempo que entretiene. Interesa y escuece, lo tiene todo.


“Ena” evidencia el sinsentido de la monarquía porque deja al descubierto sus enormes contradicciones estructurales. Tal como está contada, la historia no necesita de discursos explícitos, le basta con mostrar cómo funciona. No es que sea precisamente una serie antimonárquica, de hecho juega a menudo a la contención, al tono elegante y al respeto formal, pero ahí está precisamente el problema para la institución, porque cuando se cuenta la monarquía tal cual es, el resultado roza el absurdo.


La serie retrata un sistema basado en la herencia, no en el mérito; en la opacidad, no en la rendición de cuentas; en el sacrificio de las personas, especialmente de las mujeres, en nombre de una “institución” abstracta que nunca responde por el daño que causa. Ena aparece como una figura atrapada, sin margen real de decisión, utilizada como pieza funcional para preservar una continuidad dinástica que se presenta como destino inevitable. Y ahí está el sinsentido, porque son vidas reales subordinadas a una ficción histórica.


Lo que Ena deja claro es que la monarquía exige una disciplina emocional y moral incompatible con una sociedad moderna. No hay libertad plena, no hay igualdad, no hay derecho al error. Todo se supedita a la imagen, al silencio y a la apariencia de estabilidad. La serie muestra cómo el “servicio a la corona” no es un honor romántico, sino una forma de alienación: se pertenece a la institución y no eres dueña de tu persona.


A través de la figura de un estomagante y sinvergüenza Alfonso XIII, vemos cómo la monarquía necesita una red constante de complicidades políticas, mediáticas y familiares para sostenerse en un ecosistema donde nada es transparente. Podríamos afirmar que la historia funciona casi como una demostración empírica de por qué la monarquía es un anacronismo. Su esencia es incompatible con la igualdad ante la ley o la autonomía personal.


Quizá lo más demoledor de Ena sea que no necesita subrayar nada. Basta con observar, con ver cómo el peso de la corona aplasta biografías enteras para sostener una idea heredada del pasado. Lo que sería la pregunta clave, la serie la deja flotando en el aire sin formularla del todo: ¿Para qué sirve a día de hoy una institución que solo puede funcionar a costa del silencio y la desigualdad?


“La historia no está cerrada”, dijo Eyre al publicar su novela. Olivares, al adaptarla, parece haber certificado lo mismo desde la pantalla, que la memoria es un territorio vivo, polémico e incómodo, que la monarquía no tiene sentido que continúe existiendo por más tiempo. De hecho, hace más de doscientos años que tendría que haber dejado de existir. Lo dicho. Volveré a verme la serie y también a releer el libro de mi admirada Pilar Eyre.


J.T.

martes, 23 de diciembre de 2025

Hakuna envenena la juventud y amenaza la convivencia


Y me quedo corto. Hakuna es un peligro público cuya toxicidad quedó demostrada la noche del pasado lunes en Madrid. Este es uno de esos asuntos que no se pueden tomar a broma ni tampoco quitarle importancia. En la Puerta del Sol, en pleno kilómetro cero, ocurrió algo este 22 de diciembre que debería poner nerviosa a cualquier sociedad laica, plural y respetuosa con la diversidad de creencias que se precie. Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo presidieron públicamente el concierto de un grupo de "pop cristiano" que desde hace años abarrota plazas con sus himnos edulcorados y representa lo peor de un revival sectario que huele a Opus Dei por los cuatro costados.


De hecho su fundador es José Pedro Manglano, un ex miembro de esta organización que consiguió el visto bueno de las autoridades eclesiásticas para liderar el movimiento. Aunque Manglano se encuentre ahora fuera de "la Obra" oficialmente, las conexiones persisten. Compositores como Luis Poveda, cura del Opus también, firman los éxitos de un grupo que crece hasta el extremo de haber llenado por dos veces el WiZink Center el año pasado. En España nacieron tras la Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas en Río de Janeiro el año 2013. Su nombre deriva de "Hakuna Matata" (suahili), que significa "no hay problema".


Bajo la fachada de la juventud fresca y eufórica que preconizan, late una doctrina excluyente que pudre los cimientos de una convivencia tranquila. Los hilos los mueve la misma maquinaria que ha infiltrado la política y la sociedad española desde los tiempos de la dictadura franquista. El Opus Dei, con su historia de secretismo, control y alianzas con el poder conservador, lleva decenios promoviendo prácticas sectarias que chocan con cualquier noción de igualdad. Esa es la matriz de quienes, disfrazados de buen rollo pop, consiguen captar a jóvenes desorientados y no tan desorientados.


Ante un asunto así, a mí se me disparan todas las alarmas, sobre todo cuando veo  que, en tiempos navideños y en la capital del Estado, consiguen que un acto de confesional se sitúe en la fachada misma de la sede de la Comunidad de Madrid. Cuando Feijóo y Ayuso deciden respaldar con su presencia un encuentro de este movimiento religioso, ¿cuál es el mensaje que están enviando? Los defensores argumentarán que son “villancicos”, que es cultura, que es música, y se basarán en que Hakuna ha celebrado ya conciertos multitudinarios, como más arrba señalábamos, y también en que sus cuentas en redes cuentancon millones de reproducciones.  


Es una trampa, porque detrás de esto hay todo un proyecto de "recristianización de la juventud" con una doctrina y unos valores nada inocentes y de clara.   política, con estructuras organizadas que van desde retiros espirituales hasta todo tipo de actos y encuentros que rellenan todos los tiempos de ocio de miles de jóvenes.


Pero no. Los líderes políticos del PP le han regalado un protagonismo y un foco muy potente a un movimiento confesional nocivo y tóxico. Esto no es de recibo. El espectáculo del lunes en la  Puerta del Sol fue, en el mejor de los casos, un ensayo de lo que se nos viene encima si la ola de intolerancia en la que andamos sumidos continúa creciendo. ¡Ojito, ojito, que toda precaución es poca!


J.T.

lunes, 22 de diciembre de 2025

El PP parió un ratón en Extremadura y el PSOE se hundió en la miseria. O no


Para no creer en el Estado de las autonomías, Vox no deja de sacarle rentabilidad a que existan sus instituciones. La primera vez que consiguieron sentarse en un escaño parlamentario fue en Andalucía, a finales de 2018 y desde entonces la capacidad de incordiar de estos ultramontanos de libro no ha hecho sino crecer. Si ahora ha sido la popular María Guardiola en Extremadura quien les ha proporcionado un impagable puente de plata al adelantar las elecciones, en Andalucía fue la socialista Susana Díaz quien propició la hecatombe que acabó con 36 años de hegemonía de su partido, también por precipitarse pensando que así se quitaría de encima a Ciudadanos.  Pero lo que hicieron los de Albert Rivera (¿se acuerdan de él? fue pactar con Moreno Bonilla, y así fue cómo el PP consiguió la presidencia de la Junta gracias además al apoyo externo de los 12 diputados de Vox.


En 2019, la ultraderecha logró entrar en siete parlamentos autonómicos. Fueron claves para investir a Ayuso dos veces, pero hasta 2022 no fueron decisivos para que el PP gobernara en Castilla-León, Valencia, Extremadura, Baleares, Aragón y Murcia. Así que, paradójicamente, las autonomías a las que Vox quiere hacer desaparecer son las que han acabado contribuyendo a su crecimiento. Con el adelanto electoral en Extremadura, los ultras vuelven a llenar el zurrón mientras al bipartidismo continúan reventándosele las costuras. En el parlamento español, precisamente por el peso de las nacionalidades históricas, lo tienen más complicado, pero mientras tanto sus tentáculos van extendiendo la crispación y sus amenazas de acabar con las libertades de las que disfrutamos parecen más verosímiles cada dia que pasa. 


Por otro lado, la incontestable debacle socialista este domingo en Cáceres y Badajoz y la pírrica victoria del PP a tenor de las expectativas que tenían, ha redundado en la recuperación de las izquierdas. Unidas por Extremadura ha obtenido más del diez por ciento de los votos y eso es una buena noticia. La solvencia de su candidata, Irene de Miguel, y el trabajo de la gente que la ha rodeado, ha proporcionado tres escaños más de los que tenía a la formación que lidera, siete ahora en total. Aunque la prensa (El País incluido, por supuesto) se empeñe en proclamar que este crecimiento apenas tiene impacto, no deja de ser un interesante dato que invita a extraer conclusiones a esas izquierdas donde Sumar es ya cero al cociente y bajo la cifra siguiente. 


El bipartidismo sabe hasta qué punto anda de capa caída y eso parece contribuir a que comiencen a resonar de nuevo tambores de gran coalición. Vaya usted a saber si no era ese el verdadero objetivo de populares y socialistas, el plan B si Guardiola no conseguía, como así ha sido, mayoría absoluta y si las izquierdas crecían, que es lo que siempre les ha preocupado, más que el ascenso de Vox.  


Era complicado entender la candidatura del inconsistente Miguel Ángel Gallardo si no era para perder. Tras la dimisión light del derrotado socialista (se queda como diputado) ahí están ya esas voces, con el incombustible Rodríguez Ibarra al frente, abogando por una abstención socialista que permita al PP gobernar Extremadura en minoría. Ahora que aquel Pedro Sánchez del “no es no” ya no existe, el fantasma de 2015-2016 vuelve por sus fueros. 


J.T.


Muy poco que celebrar


Cuentan las estadísticas que un catorce por ciento de los españoles tenemos familiares con los que, de un tiempo a esta parte, no nos hablamos por razones políticas. Mucho me temo que en un par de días esta cifra aumentará. Malos tiempos para reencontrarnos con los cuñaos. Malos tiempos para la concordia familiar si no nos andamos con cuidado a la hora de escoger los temas de conversación.


¿De qué hablarán esta Nochebuena en casa de Albiol, tras dejar sin cobijo a más de cuatrocientas personas en Badalona? ¿De qué hablarán por navidad en casa de Abascal, tras  haber profanado la memoria de Robe Iniesta y con sus cachorros robando dinero destinado a las víctimas de la Dana? ¿Cuál será el tema de conversación estrella en la cena de este 24 de diciembre en casa de los Díaz Ayuso? Bueno, aquí puede que no se peleen, tan ocupados como están hermanos, novios y demás parientes en hacer piña frente a tanto pérfido rojo empeñado en llamarlos corruptos, con lo decentes que son todos ellos.


Tiempos de paz y amor dicen que son los de estos próximos días. Con Trump empeñado en invadir Venezuela, con Gaza destruida y olvidada, con Chile perdida de nuevo, con Ucrania contra las cuerdas y la Unión Europea endeudándose todavía un poco más, en un ingenuo intento de retrasar lo inevitable. Tiempos de paz y amor mientras unos y otros se arman hasta los dientes y en los que el Gobierno de coalición progresista aprueba cada semana por la puerta falsa nuevos gastos en armamento. Ya van 24 mil de los 60 mil millones que acabaremos gastándonos. Nuestro querido gobierno de izquierdas haciendo el trabajo de las derechas, no vaya a ser que estas tarden demasiado en llegar.


Nos han pillado las navidades que parece que no nos viene bien celebrarlas. Los inmigrantes desalojados en Badalona deambulando sin rumbo por las calles, los juzgados infestados de procedimientos fakes que siguen su curso; las cloacas, los periodistas vendidos y demás conspiradores de la caverna con un cabreo de mil narices porque ha llegado otra vez el día de la lotería y el gordo sigue sin tocarles: ahí sigue Pedro un año más, el tío. Asediado por tierra, mar y aire y no hay quien lo eche. El Ayuntamiento de Palma de Mallorca lo acaba de declarar persona non grata, en el Congreso y en el Senado lo llaman de todo cada miércoles, a su alrededor le crecen los enanos con dos secretarios generales empurados, casos de acoso que parecen reproducirse por esporas y parte de su familia en el implacable foco de los profesionales de la crispación. 


Hasta a por Zapatero, uno de los principales valedores de Sánchez, están empeñados en ir ahora. Habrá que buscar con lupa el espíritu navideño en todo esto. Ni siquiera el jefe de los obispos parece tener interés en contribuir a la calma. En lugar de predicar paz y amor se dedica a meter cizaña metiéndose donde no le llaman, como en la entrevista de hace unos días en el diario La Vanguardia, donde reclamaba una convocatoria electoral y daba lecciones de teoría política pontificando sobre mociones de censura o mociones de confianza. Siembra vientos Argüello y luego se rasga las vestiduras cuando llegan tempestades como la de Badalona. Conmovedor el tuit que ha publicado: "Jesús nació en un pesebre –ha escrito- porque no había sitio en la posada. Hoy inmigrantes no son regularizados, pero sí son desalojados en España y en USA con luces y sonidos navideños de fondo; familias viven en una habitación "con derecho a cocina"... Tampoco hoy "hay sitio en la posada".


Afirma Argüello que no puede ser neutral ante la injusticia pero olvida, como algunos de sus “fieles” le han recordado en una carta abierta que ha publicado el diario Religión Digital, que tampoco puede identificarse con una estrategia política determinada para afrontarla. “Sus palabras, le dicen al presidente de la Conferencia Episcopal, evocan momentos de nuestra historia reciente que creíamos superados.


No, no están superados. Vivimos un retroceso impensable hace solo unos años, es verdad. El éxito de los partidos intolerantes en el mundo no augura nada bueno. El crecimiento de los postulados fascistas en nuestro país, tampoco. No sé ustedes pero yo, sintiéndolo mucho, tengo muy poco que celebrar ¡Feliz Navidad!


J.T.

domingo, 21 de diciembre de 2025

Italia se puede quedar en breve sin medios independientes


Lo verdaderamente inquietante de nuestro tiempo no es solo el avance de la extrema derecha institucional, sino la naturalidad con la que el capital decide que también la prensa debe alinearse con sus postulados. Que un magnate griego, admirador confeso de Trump y de su forma depredadora de entender la política y el mundo entre a saco en el mundo de la comunicación italiana es una señal clara de hasta dónde está dispuesto a llegar el poder económico para acabar con los últimos espacios de independencia.


Nos cuentan las crónicas de los corresponsales españoles en Italia que "La Repubblica y otros medios del grupo GEDI, como la edición italiana del Huffington Post y tres emisoras de radio, pueden acabar en manos del grupo Antenna, dirigido por Theodore Kyriakou", que es como se llama el multimillonario armador griego. En este grupo GEDI, por cierto, Kyriakou tiene como socio, con el 30 por ciento del capital, ni más ni menos que al polémico príncipe saudí Mohamed Bin Salmán, por si le faltaba algún perejil a la salsa.


Los interesados en comprar el diario La Stampa, que también pertenece al mismo conglomerado italiano que los Agnelli han puesto en venta, aún se desconocen. La Reppublica y La Stampa son dos de los periódicos que aún conservan un cierto margen de independencia en un país como Italia, cada vez más cubierto por el manto ideológico del posfascismo de Giorgia Meloni. Dos cabeceras que, con todas sus contradicciones y límites, todavía no habían aceptado convertirse en correa de transmisión del discurso oficial que normaliza la intolerancia, blanquea la xenofobia y relativiza la demolición de derechos democráticos conquistados con décadas de lucha social y política.


Si la jugada cuaja, que parece que cuajará, comprobaremos una vez más cómo el totalitarismo no necesita ya camisas negras ni golpes de Estado. Le basta con controlar lo que se difunde y convertir la información en un producto dócil. ¿Que me molestas? Pues te compro. Que La Repubblica y otros medios digitales y audiovisuales caigan en manos de un capital alineado con el trumpismo y su desprecio por los derechos humanos más elementales no augura nada bueno. Por si faltaba algo para redondear la jugada, da la casualidad que en Rusia también andan encantados con la operación porque tanto La Repubblica como La Stampa han sido siempre muy críticos con Putin y sus políticas.


La familia Agnelli, dueña también de la FIAT, confirmó a los trabajadores de sus periódicos hace pocos días que, en efecto, el preacuerdo para la venta al armador y especulador inmobiliario griego Kyriakou está ya firmado. Por cierto que el magnate en cuestión ya posee medios de comunicación no solo en Grecia, también en Chipre, Turquía, varios países del Este, Australia y Estados Unidos, sobre todo en el sector audiovisual. Es decir, que no estamos hablando de un novato precisamente


No es esta una buena noticia para el periodismo en general. Si los medios que fiscalizan al poder acaban cayendo en manos de quienes se dedican a protegerlo y a potenciar el ascenso de las derechas ultras, las urnas y parlamentos acabarán teniendo una función meramente decorativa. Lo que hoy ocurre en Italia no nos es ajeno porque en España hace tiempo que quien intenta ejercer un periodismo mínimamente independiente lo tiene cada vez mas difícil. 


El terremoto mediático que supone el cambio de propiedad de La Repubblica y La Stampa trasciende las fronteras italianas y se convierte en una amenaza que nos concierne a todos. 

J.T.

sábado, 20 de diciembre de 2025

La Desbandá. Diez años caminando contra el olvido


En menos de cincuenta días dará comienzo la décima edición de La Desbandá. Diez años, se dice pronto. Una década ha transcurrido desde que un puñado de personas decidió que la mejor manera de recordar una de las mayores masacres de la guerra civil no era solo colocando flores o leyendo nombres, sino poniéndose en marcha. Literalmente. Caminar los 220 kilómetros que separan Almería de Málaga, los mismos que miles de hombres, mujeres, ancianos y criaturas recorrieron en febrero de 1937 huyendo del terror tras la caída de Málaga en manos de los sublevados.


Diez años de caminatas, de polvo, de ampollas, de charlas, de abrazos. Diez años de convertir una carretera en un libro abierto de memoria democrática que todavía hay quienes quieren cerrar en falso argumentando que “remover el pasado” no trae nada bueno. Pero ¿qué país puede aspirar a ser decente si se permite olvidar a sus muertos sin reparación alguna?


La iniciativa de La Desbandá nació como lo hacen las cosas importantes: pequeña, casi artesanal, lejos de focos y de instituciones que miraban para otro lado cada vez que se hablaba de fosas comunes o de víctimas civiles del franquismo. Un grupo de activistas, historiadores, descendientes de supervivientes y caminantes anónimos decidió que había que hacer algo más que escribir libros o guardar fotografías en un cajón. Había que volver a recorrer aquel camino infernal, contarlo y hacerlo visible.


Dicho y hecho. Desde entonces cada mes de febrero llueva, haga viento o caiga el sol a plomo, cientos de personas nos ponemos a caminar. Algunos, como quien esto firma, desde hace tres años. Lo hacemos por tramos o enterito, de punta a punta, con mochilas ligeras y con la memoria pesada. Se promueven charlas históricas, lecturas públicas, homenajes, pequeñas representaciones y encuentros con familiares de las víctimas. 


89 años han pasado desde aquella semana negra de febrero de 1937 en que  Málaga cayó en manos del fascismo. Decenas de miles de personas -las cifras varían, pero ninguna baja de los  cien mil-, emprendieron la huida hacia Almería por la carretera de la costa, única vía posible. Un río humano formado por familias enteras se marcharon con lo puesto.Y mientras avanzaban confiando en alcanzar zona republicana, los barcos Canarias, Baleares y Almirante Cervera, junto a la aviación italiana que apoyaba a Franco, abrieron fuego indiscriminado sobre ellos. Mujeres, ancianos, niños… poco importaba. La orden era arrasar. Ametrallamiento desde el aire, fuego naval desde el mar, y desde tierra la persecución constante de las tropas sublevadas.


Fue una carnicería. Una de las mayores matanzas de civiles en nuestra guerra. Pese a la bibliografía creciente, sigue siendo una de las tragedias más silenciadas. Estas caminatas que ahora se llevan a cabo en su recuerdo tienen mucha fuerza, sobre todo porque devuelven humanidad a las víctimas y transforman la carretera en un memorial vivo. Homenajeamos la memoria de miles de  seres humanos que, tras ver caer su ciudad, solo querían salvar sus vidas. 


Durante alguna de estas caminatas, el año pasado escuché decir a alguien que hacer La Desbandá te cambia la forma de mirar el paisaje. Caminando entre acantilados entiendes, de golpe, por qué estas cosas no se pueden dejar de contar nunca. Por qué hay que continuar andando y recordando.


Hacer La Desbandá es un acto de justicia poética. Diez años después de que se pusiera en marcha esta iniciativa, quienes hemos tenido el honor de participar alguna vez en ella estamos cada día más convencidos de su incuestionable necesidad. El próximo 5 de febrero nos pondremos en marcha un año más. No son tiempos de renunciar a ninguna batalla. 


J.T.

viernes, 19 de diciembre de 2025

Sobre la entrevista a Luis Argüello en "La Vanguardia"




En sus declaraciones al diario La Vanguardia el pasado domingo 14 de diciembre Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, no habló de algunas cosas cuya opinión, al menos a mí, me habría interesado mucho. Con todo el respeto al trabajo de Enric Juliana, Susana Quadrado y Dani Duch, los compañeros que consiguieron esta entrevista, me permito dejar aquí algunas de las preguntas que yo también le hubiera hecho, dado que el hombre decidió animarse a entrometerse en política. 


¿Qué piensa de la injusta condena por parte del Tribunal Supremo al fiscal general del Estado?

¿Qué piensa del acoso a Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno, por parte de un juez apellidado Peinado?

¿Qué piensa de lo que ocurre en Gaza?

¿Qué piensa de tanto gasto en armamento por parte del gobierno español?

¿Qué piensa de los delitos fiscales no juzgados del rey Juan Carlos I, de su autoexilio y de su disoluta vida “pecando” contra el sexto mandamiento de la religión católica?


No habló en ningún momento el presidente de la Conferencia Episcopal de renunciar a las subvenciones que anualmente le otorga un Estado declarado laico en la Constitución y que en principio no tendría por qué contribuir a sufragar los gastos de la iglesia católica con una subvención de más de once mil millones de euros al año. Habló de convocar elecciones, moción de censura o moción de confianza, pero en ningún momento esbozó crítica alguna al escaso comportamiento ético de organizaciones como Abogados Cristianos, dedicadas a envenenar la convivencia ciudadana con sus iniciativas ante los juzgados basadas en noticias falsas.


Como escribió Álex Gutiérrez en el diario Ara, la entrevista es un bumerán que se vuelve contra el propio presidente de los obispos. Me encanta su referencia a aquella célebre canción de Siniestro Total: "Aquí en la iglesia, cantando himnos / 300 salmos, siempre los mismos / un día de pronto me desmadré / y dije algo, yo dije yeah". Si fuera un álbum de Mortadelo y Filemón, añadía Gutiérrez, se podría haber titulado Argüello a degüello.


Incluso el mismísimo diario El País, últimamente muy beligerante con Pedro Sánchez, salió en este caso en apoyo del presidente del Gobierno con un editorial en el que decía que la Iglesia debería moderar sus intervenciones políticas públicas si quiere evitar polarizaciones y que no es conveniente hablar de moción de censura desde un cargo eclesiástico.


Hasta un grupo miembros laicos de parroquias, movimientos y comunidades cristianas diversas han escrito una carta abierta al presidente de los obispos recordándole que “tras la muerte de Franco, en un contexto igualmente complejo, quien ocupaba entonces el mismo cargo que usted, el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, recordaba en la homilía de la entronización del rey Juan Carlos, el 27 de noviembre de 1975, que “no corresponde a la Iglesia presentar soluciones concretas de gobierno”. En coherencia con la Constitución pastoral Gaudium et spes, afirmaba también que la Iglesia “no impone un determinado modelo de sociedad ni patrocina una forma concreta de ideología política.


Pues eso. Salud!


J.T.

jueves, 18 de diciembre de 2025

No diga crueldad, diga García Albiol


Cuatrocientas personas, entre las que había solo unos pocos migrantes en situación irregular, fueron expulsadas ayer de las instalaciones de un antiguo instituto de Badalona sin que se les proporcionara alternativa habitacional, abandonadas a su suerte mientras el ínclito alcalde de la ciudad presumía de su hazaña:
Dije que sacaríamos a esta gente y lo hemos hecho. Badalona no puede ser ni va a ser refugio para la ilegalidad ni para comportamientos de personas conflictivas que perjudican a quienes precisamente cumplen la ley. Mentira. Ni todos estaban en situación irregular, ni tampoco eran conflictivos la mayor parte de ellos. Él lo sabía de sobra, pero le dio igual, el titular es el titular. 


Xavier García Albiol lleva practicando maneras ultras desde que fue alcalde entre 2011 y 2015, ya por entonces usaba la xenofobia como arma electoral, nunca mejor dicho lo de “arma”. Llenó la ciudad de vallas con el eslogan “Limpiando Badalona” e iba de barrio en barrio soltando en sus mítines injurias contra rumanos, paquistaníes o gitanos. Cinco años después recuperó el puesto tras la dimisión del anterior alcalde socialista, aunque a los dieciocho meses fue destituido mediante una moción de censura. No obstante, en 2023 consiguió ganar de nuevo señalando y denigrando a los inmigrantes una vez más, es decir, enfrentando otra vez a los pobres contra quienes eran más pobres que ellos. 


Y ahí lo tenemos a día de hoy aún, practicando el racismo de manera institucional: “Quiero dejar muy claro –precisó este miércoles tras culminar el desalojo- que el ayuntamiento de Badalona no va a gastar ni un solo euro en darles vivienda a personas que se han dedicado a hacer la vida imposible a los vecinos.” Con manifestaciones así en el PP, los intolerantes de Vox se quedan sin recorrido. La ultraderecha, no lo olvidemos, salió de entre las filas populares y algunos está claro que se quedaron.


Ahora, tras desalojar a los cientos de personas que sobrevivían en el instituto, remata la faena con un bulo: “Pedro Sánchez y sus socios de gobierno –declaró ayer- dicen que  debemos acoger a todo el mundo sin ningún tipo de control.” Esta afirmación es claramente mentira pero la utilizó como soporte del mensaje que lanzó a continuación: “Pues ahora le corresponde a Sánchez buscarle vivienda a estas personas”.


No cuela, pero confunde, que algo queda. No hay mayor obscenidad democrática que dejar a cuatrocientas personas en una plaza con sus maletas y su miedo. Llamemos a las cosas por su nombre: esto es racismo puro y duro. Mucho me temo que Badalona, como tantos otros lugares donde ocurre lo mismo aunque sus alcaldes no actúen con el inhumano desahogo que practica Albiol, no levantará cabeza mientras el odio continúe proporcionando votos y la izquierda no logre convertir la dignidad en mayoría. 


Ayer, tras echar a  todos los inmigrantes del B9 y dejar el centro rodeado de policías, este valiente justiciero se fue a visitar un pesebre. He aquí la particular interpretación del espíritu navideño por parte del alcalde de una ciudad con casi un cuarto de millón de habitantes. La mayoría de ellos lo pusieron donde está. No hay más preguntas, señoría.


J.T.