jueves, 25 de diciembre de 2025

Patricia López nunca se andó con tonterías


Era imaginable que, tras la muerte de Patricia López, pasara justo lo que ha pasado. Si el ser humano suele ser, por lo general, bastante predecible, en el caso de los traidores y los hipócritas lo es bastante más. Muchos de quienes no le tuvieron ninguna consideración en vida se deshacen ahora en halagos hacia ella tras su fallecimiento el pasado domingo a los 47 años. En las últimas conversaciones que mantuve por teléfono con Patricia, cuando aún no podía imaginarme que su final estaba tan cerca, hablamos de asuntos concretos de trabajo, pero también tuvimos tiempo de pasar revista al comportamiento farisaico de según que compañeros y compañeras del oficio y a lo imprescindible que resulta cuidarse, sobre todo, de los políticos que quieren ser amigos de los periodistas.


Quiero dejar constancia aquí de la trascendencia del trabajo periodístico de Patricia López, cuyas exclusivas hubo un tiempo en que hicieron temblar estructuras clave del Estado. En 2016, destapó grabaciones que implicaban al ministro del Interior Jorge Fernández Díaz en maniobras sucias contra rivales políticos. Reveló la existencia de una "policía patriótica" financiada con fondos reservados que, entre otras felonías, se dedicaba a fabricar dossiers falsos. Sacó a la luz la red mafiosa del comisario Villarejo, el controvertido y siniestro policía que llegó a acumular 400 dossiers con información sensible o falsificada sobre políticos y empresarios que después distribuía a periodistas afines como Eduardo Inda o Alfonso Rojo para que estos las publicaran en momentos críticos. 


Patricia no necesitaba presumir de su agenda de contactos porque era obvio que los tenía. Nadie osó refutar nunca la contundencia de sus informaciones. En un programa especial titulado Informe TEM. Las cloacas del periodismodifundido por Cuatro Televisión, denunció "el lado oscuro de la profesión y la existencia de prácticas de corrupción y situaciones de soborno y extorsión en medios de comunicación" de nuestro país. 


Estaba claro que era una persona incómoda para el poder, pero también para quienes se acercaban a ella con la intención de capitalizar esa beligerancia hasta que Patricia acababa poniéndolos en su sitio. Recibió anónimos con amenazas y presiones directas que iban desde las mafias rusas hasta el jefe de gabinete del número dos de la Policía. Tertuliana por un tiempo en el programa “Espejo Público” de Antena TresTV, dejó de colaborar de la noche a la mañana cuando en Interior alguien levantó un teléfono cabreado con las informaciones en la que nuestra compañera destapaba los tejemanejes en el ministerio. En unos audios filtrados entre Villarejo y Ana Terradillos, se le puede escuchar a esta última poner a Patricia de vuelta y media llegándola a llamar "malfollada" y jurando destrozarla porque al trabajar en La Ser "tenía más galones" que quien solo trabajaba en Público, que es "una mierda". 


Patricia pagó un alto precio personal tras su decisión profesional de apostar por el periodismo de investigación de calidad y no casarse nunca con nadie. Tampoco con según qué políticos, en algún caso los mismos que le doraron la píldora durante un tiempo hasta que acabaron molestos con ella al comprobar que se trataba de una persona que iba a su bola y no le seguía el juego a nadie. 


Le cerraron muchas puertas, pero no se desanimó. Fundó el diario “Crónica Libre”, donde no dejaba títere con cabeza, ocupación que es sus últimos tiempos compaginó con las crónicas que publicaba en Diario Red, la última el día 2 de este mismo mes de diciembre. A quien tenga curiosidad por saber más cosas de ella, le aconsejo que consulte su cuenta de X, antes twitter. La vida no se ha portado bien con Patricia. Valgan estas modestas líneas para reivindicar su figura, la de una persona que no se andó nunca con tonterías. Todo mi reconocimiento, compañera.


J.T.

No hay comentarios:

Publicar un comentario