domingo, 28 de diciembre de 2025

Programa de la derecha ultra y la ultraderecha


Principales promesas electorales, unas más confesables que otras

(Reconozco que puede parecer una transcripción algo burda, pero voy con ello):


Por un lado, impido que la juventud tenga cualquier plan de futuro con pisos por las nubes, sueldos de chichinabo y horizontes cada vez más apocalípticos.

Por otro, meto el miedo en el cuerpo a los mayores amenazando sus pensiones.


Por un lado, demonizo el aborto y aliento concentraciones frente a las clínicas que lo practican.
Por otro, no impulso ni una sola política que facilite que las parejas puedan tener hijos.


Por un lado, cierro a cal y canto las puertas a la inmigración.
Por otro, convenzo a los pobres de que la culpa de sus desgracias la tienen quienes son todavía más pobres, para que se peleen entre ellos y no tengan tiempo de pensar en las putadas que les hago.


Por un lado, me desentiendo de los más desfavorecidos y de su educación.
Por otro, hago crecer los colegios privados y concertados como setas. Y si son del Opus, mejor que mejor.


Por un lado, lleno la judicatura de hijos de papá, en el sentido más literal del término.
Por otro, me dedico a delinquir con la tranquilidad que da saberse protegido.


Por un lado, me invento una policía patriótica para vigilar a los díscolos.
Por otro, creo medios de comunicación centrados en la desinformación y compro periodistas que difundan bulos como si no hubiera un mañana.


Por un lado, convenzo a la monarquía de que le conviene estar de mi parte.
Por otro, se me llena la boca de patria, himno y bandera.


Lleno la vida social de supercherías sectarias: da igual que sean de la religión dominante, de los evangélicos, del Opus o de Hakuna; lo importante es que manipulen bien y me hagan el trabajo sucio.

Me cargo las autonomías.
Ilegalizo los partidos nacionalistas.
Acabo con las ONG.

Dejo de preocuparme por las personas con discapacidad.

Cierro los recursos de ayuda a las mujeres víctimas de la violencia de género.
Promuevo hospitales privados y concertados con dinero público y abandono la sanidad pública.
Nada de derechos laborales ni seguros sociales para quienes limpian casas por horas.
Bajo los impuestos a saco, como si no hubiera un mañana.
Fuera la ley de dependencia.

Recupero la ley contra vagos y maleantes.
Se acabó “tanta historia” del mundo LGTBI.
Termino con el matrimonio igualitario.
Me cargo, por supuesto, la ley del solo sí es sí.
Salario mínimo congelado.
El cambio climático no existe.
Nada de energías limpias.


Y ya estaría: MAYORÍA ABSOLUTA.


P. D. Ríanse, pero aunque hoy sea el Día de los Inocentes, muchas de estas propuestas figuran en el programa electoral de Vox y bastantes, algo más disimuladas, en el del PP.


J.T.

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