miércoles, 5 de noviembre de 2025

El Gran Amador

Se ha ganado el apelativo de “grande” a pulso. Porque hace falta ser muy grande para, con el escaso foco que hasta ahora había tenido, conseguir lo que ha conseguido: mucha pasta, todos los medios de la caverna haciéndote la pelota sin parar y caña judicial para quien ha osado desnudar sus tejemanejes. Menos mal que solo se trata de un ciudadano particular.


Es grande González Amador. Cuatro años de novio con una star system y sus primeros quince minutos de gloria no los tuvo hasta ayer. Bueno, más bien fueron dos horas, ciento veinte sabrosos minutos sin desperdicio. Tiene futuro el Gran Amador. Viéndolo declarar no te queda duda que se ha preparado a conciencia para fecha tan señalada. Pelo largo cuidadosamente descuidado, barba, unos cuantos kilos menos y maneras seductoras. Porque él lo vale.


Seré defraudador confeso, de acuerdo, pero con la planta que tengo rompo la pana. Pues sí, ha roto la pana y a muchos nos ha roto los esquemas. La verdad es que no puede negársele sobrada habilidad para abrirse camino en la vida e intentar buscarle la ruina a quien le discuta los discutibles orígenes de su indiscutible confort. Por más que fuera él mismo quien reconoció ante la Agencia Tributaria haber ocultado ingresos y su abogado propusiera un acuerdo para regularizar su deuda, pagar la sanción y miel sobre hojuelas. La jugada les salió regular, el asunto se empantanó y de aquellos polvos estamos ahora en estos lodos.


No hay mal que por bien no venga: gracias a que Miguel Ángel Rodríguez se metió por medio con el conciliador proceder que le caracteriza, por fin hemos podido disfrutar del particular timbre de voz de G. Amador, de su corbata, sus sesudos argumentos y su amor al victimismo. Todo gran amador precisa un cierto punto de victimismo que resalte su atractivo. "Pasé a ser el delincuente confeso del Reino de España. O me voy de España o me suicido, el fiscal general me ha arruinado la vida, me había matado públicamente, me había destrozado por completo”. El presidente del tribunal, Andrés Martínez Arrieta, no ha podido contener un toque de ironía: "No le recomiendo ninguna de las dos cosas. En todo caso, hable con su abogado, que es el que mejor le puede asistir en esa duda".


Con tamaña habilidad para la dramatización, para la performance, se entiende bien que nuestro gran amador tenga el éxito que tiene en la vida. Justificaba Analía Gadé la incomprensible atracción que sentía por Espartaco Santoni explicando que este era un “gran amador”, y la verdad es que el técnico sanitario, consultor e intermediario que comparte vida y techo con la presidenta madrileña guarda un cierto parecido con aquel controvertido seductor.


Santoni, para quien no lo recuerde, fue también un gran sinvergüenza. En eso estoy seguro que no se parecen. Faltaría más.


J.T.

No hay comentarios:

Publicar un comentario