lunes, 18 de agosto de 2025

Sobre la amenaza de Santiago Abascal a “Mañaneros 360”



“Esa sonrisa se la vamos a borrar de la cara”.



La frase iba destinada a Javier Ruiz, director de “Mañaneros 360”, el programa televisivo de moda, cuya aceptación se consolida a medida que pasan los días contribuyendo así a un mejor posicionamiento de TVE en el ranking de audiencias. El autor de la amenaza fue el mismísimo Santiago Abascal, enfadado porque, según él, Ruiz le faltó el respeto al cabeza visible de Vox en la región de Murcia. José Ángel Antelo había convertido una entrevista en directo en un monologo-mitin soltando una mentira tras otra. Como no se dejaba preguntar, Ruiz insistió en que contestara a sus preguntas y le pidió que no mintiera. Ustedes mienten constantemente”, bramó el ultraderechista murciano, y fue entonces cuando el conductor de Mañaneros no pudo evitar soltar una carcajada. Yo también me hubiera reído. Por no llorar. 


Digo por no llorar porque las insolencias de esta gente son más descaradas y peligrosas cada día que pasa. La expresión “Esa sonrisa se la vamos a borrar de la cara” en boca de Abascal supone una grave amenaza para la libertad de prensa y para el trabajo informativo sin intromisiones, se trata de una auténtica enmienda a la totalidad para con el servicio público bien hecho. No creo que nadie albergue dudas de las atrocidades que los fascistas perpetrarán si consiguen llegar al poder, pero por si alguien posee aún alguna, aquí tienen a Abascal a calzón quitado: 


“He visto, dijo textualmente el líder del partido del odio, las risas odiosas en los medios de comunicación ante las propuestas de Vox por parte de algunos directores de espacios informativos en TVE; esa risa se la vamos a borrar de la cara porque vamos a llegar, vamos a aplicar las políticas que hay que aplicar y vamos a hacer pagar a los traidores por su responsabilidad”.


“Traidores”, el líder de tercer partido en representación parlamentaria llama traidores a profesionales del periodismo por hacer su trabajo. Esto es muy, pero que muy serio. Desde luego, este mes de agosto el líder de Vox y su universo fascista andan desatados. No cesan de montar pollos ya sea sembrando cizaña en Torrepacheco, exhibiendo vallas xenófobas en El Ejido o impidiendo a los musulmanes usar zonas públicas para sus celebraciones en ciudades como Jumilla, lugar elegido como experimento piloto a la vista de su intención ya anunciada de continuar promoviendo iniciativas similares en Aragón y Baleares.


Que un programa de la televisión pública como “Mañaneros 360” le ponga cada día el espejo a la ultraderecha y difunda sus tropelías es algo que no pueden soportar. Si hasta con la Conferencia Episcopal, que son como de su familia, se cabrean y acaban insultando a los obispos cuando estos no les bailan el agua, ¿cómo van a tolerar que un periodista reaccione riéndose a una de las muchas barbaridades que sueltan cada vez que hablan?


Javier Ruiz se limita a intentar hacer lo mejor posible su trabajo de periodista, como es el caso de Silvia Intxaurrondo y de algún otro profesional de los que están demostrando cómo en Televisión Española cuando se quiere, se puede. Eso sí, luchando contra viento y marea todo el tiempo y teniendo que superar excesivos obstáculos, demasiadas dificultades algunas de ellas provenientes incluso de un sector de la plantilla de la propia empresa pública ¿Cómo se puede entender si no que el endogámico Consejo de Informativos de TVE, en lugar de alegrarse porque por fin se reconoce el buen hacer del medio para el que trabajan e instar a que los Telediarios y el Canal 24 horas espabilen y tomen nota para mejorar, se dedique en cambio a buscarle las cosquillas tanto a los programas que mejor funcionan como a sus presentadores alineándose así con las críticas que estos reciben de fuera?


Las críticas de fuera que reciben programas de éxito como “Mañaneros 360, “La hora de la 1” o Malas Lenguas” se deben sobre todo a que la “competencia” no puede soportar que TVE vuelva a interesar. Tanto Mediaset como Atremedia o Prisa estaban encantados con una tele pública dormida así que, cuando esta ha empezado a despertar, solo lo ven como una amenaza para sus intereses. Lo definió de una manera rotunda y muy gráfica el otro día José Pablo López, presidente de la Corporación, cuando escribió en redes que “el éxito es como los pedos, molestan cuando no son tuyos”. 


Como los responsables de Antena Tres o Telecinco son inteligentes, no creo que les hayan gustado las palabras de Abascal amenazando con borrarle la sonrisa de la cara a directores de programas televisivos. Saben que a ellos, por muy dóciles que se muestren, y a fe que en ocasiones se pasan de complacientes, también acabará llegándoles su hora si gobiernan los ultras porque, a las primeras de cambio y por cualquier tontería, acabarían también considerándolos traidores. 


En la estrategia de acoso y derribo que la ultraderecha anda desplegando este verano, los medios son solo una pata más del banco. Sus cachorros en redes sociales no paran de acosar e intimidar, sus infiltrados entre los periodistas de calle consiguen indignar a buena parte de la ciudadanía, esos jueces que todos sabemos continúan con su desesperante erre que erre y, por si aún eran pocos instigando, parió el abuelo Alejo Vidal Quadras: PP y Vox siguen sin enterarse –ha escrito hace poco quien en su día fuera primer presidente del partido ultra- que el problema no es que las cosas se hagan mal, sino que la estructura del sistema impide que se hagan bien, que no basta con una alternativa de reforma, sino que España necesita una alternativa de rectificación y reconstrucción” ¿Está propugnando un golpe de estado, quizás? 


Por todo esto, y por mucho más, me parece sumamente higiénica la labor que lleva a cabo la televisión pública en un momento tan trascendental como el que estamos viviendo. Vaya desde estas líneas mi reconocimiento personal y profesional al trabajo de quienes sacan adelante a diario programas como “La Hora de la 1”, “Mañaneros 360” o “Malas Lenguas”. Mucho ánimo, compañeros, y toda mi solidaridad. Os necesitamos ¡Viva el periodismo!


J.T.

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