viernes, 21 de noviembre de 2014

La duquesa, la tonadillera y los curas pederastas


A este 2014 tan plagado de guiños le faltaba una duquesa muerta y una folclórica en la cárcel. Se conoce que Noviembre, celoso quizás de la fertilidad de los meses que le precedieron en el calendario, no quería marcharse sin aportar a este alborotado año algún que otro sonoro campanazo. Así que con menos de veinticuatro horas de diferencia, fallece la duquesa de Alba y la Pantoja entra en la cárcel. Zafarrancho de combate para los paparazzi, para el papel couché, para la telebasura, para las unidades móviles: todos a Sevilla. Al palacio de Dueñas, al ayuntamiento, la catedral, la cofradía de los Gitanos; a Cantora, a la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra... ¡qué estrés, por dios!

Gota a gota, tacita a tacita, va creciendo la nómina de personajes conocidos que duermen ya entre rejas. Entre los más recientes, solo en Andalucía, están los casos de Ortega Cano, José María del Nido, Pedro Pacheco, ahora Isabel Pantoja... Gentes del fútbol, alcaldes "campechanos", toreros, tonadilleras. Que no farte de ná, lindo muestrario de la ejemplar España cañí. Teloneros de un desfile que no ha hecho más que empezar, porque lo gordo está por llegar.

Ocho largos años hace ya que se abrió la caja de los truenos con el caso Malaya, que devino en la disolución del ayuntamiento de Marbella y en el encargo de su gobierno a una comisión gestora. Siete y medio han pasado desde la primera detención de Isabel Pantoja, ese tedioso culebrón cuyo desenlace ha tenido lugar este viernes con la entrada en la cárcel de la cantante para cumplir una pena de dos años por blanqueo de capitales.

En noviembre de 2007 estalló el caso Gurtel; en abril de 2009 se empezó a tirar del hilo de esa madeja llamada Eres andaluces, en 2010 saltaron las alarmas en Baleares con Urdangarín en medio de turbias operaciones... Así que, si a pesar de su insoportable lentitud, la cadena continúa su ritmo, ya va quedando menos para ver en el banquillo un buen surtido de cráneos privilegiados y esqueletos distinguidos, gente fina y "aseada" como la que este viernes llenaba la catedral de Sevilla en el funeral por Cayetana de Alba.

Pero cuando hablaba yo al comienzo de los sonoros campanazos de noviembre no me refería solo al fallecimiento de la duquesa y al encarcelamiento de la tonadillera. Ha habido uno más gordo, mucho más. pero como casi siempre ocurre cuando anda la iglesia por medio, es el que más desapercibido está consiguiendo pasar: me refiero al caso de los curas pederastas -presuntos- de Granada, en el que hasta el mismísimo papa de Roma ha decidido terciar personalmente.

Pero se ha centrado tanto el foco en Sevilla con la duquesa y la tonadillera que la relevancia del escándalo en que se encuentran implicados una docena de protegidos del arzobispo granadino no ha tenido, ni de lejos, el eco que un asunto tan grave está pidiendo a gritos. ¡Ay, cuánto echo de menos mis tiempos de CNN+ en semanas como ésta!

Decían en twitter que las banderas ondeaban estos días en Sevilla "a media casta". A media "caspa" diría yo, o a caspa entera, si nos atenemos a la iconografía de la capilla ardiente de la duquesa, el protocolo del funeral, el tinte sepia y el olor a alcanfor del ambiente. Y no te digo ya si nos detenemos a reflexionar sobre el operativo desplegado en torno a la entrada en prisión de una joven cantante de Triana que se pasó de frenada. Efluvios de una época, de unos usos y costumbres a los que no parece que haya manera de dar carpetazo, por mucho que este 2014 esté despejando un poquito el camino. Fuera ya los tabúes, los intocables, los aforamientos y las impunidades. Que entiendan todos de una vez, curas pederastas incluídos, que va siendo hora de que se acabe tanto cachondeo.

J.T.

viernes, 14 de noviembre de 2014

"Antonia" o la importancia de la memoria... histórica



Cada año que transcurre, nos va quedando menos tiempo para contar con fuentes de primera mano que puedan explicar, sin tapujos, qué puñetas nos pasó durante aquellos tres años en que nos estuvimos matando sin parar los unos a los otros en este país. Qué ocurría en las calles, cómo eran las horas y los días en esas casas que sobrevolaban los aviones y en las que de vez en cuando caía alguna bomba, en esas corralas donde había tanto miedo y tan pocas cosas que comer. Salvo cuando algún vecino aparecía con un burro que inmediatamente era descuartizado, cocinado y engullido. Por eso me parece tan importante que existan testimonios como el de Antonia.

Cada mes que pasa, nos quedan menos dudas de la obligación que tenemos de conocer cuantos más detalles mejor de aquellos oscuros años de locura, miseria y sangre. Pero también es verdad que cada mes, cada semana que pasa, nos van quedando menos oportunidades para conseguirlo: decenas de testigos que durante la guerra civil eran niños se están muriendo porque hace tiempo ya que los más pequeños cumplieron ochenta años. Por eso me parece que es muy de agradecer que personas como Antonia, 84 años, madrileña de Lavapiés, se haya atrevido a contar su historia.

Cuando apenas tenían ocho o nueve años, niños y niñas de la edad de Antonia vieron muchas personas asesinadas en las cunetas o amontonadas en almacenes, otros vivieron toda su vida sin olvidar la cara de quien se llevó a su padre para fusilarlo y casi todos conocieron el terror que producía escuchar de noche el sonido del picaporte en la puerta de casa: podían venir buscando a alguien más de la familia para darle "el paseíllo".

Adolescentes ya en la posguerra, conocieron el hambre, sufrieron la injusticia del encarcelamiento de sus padres por meros rencores vecinales que derivaban en chivatazos asesinos, sobrevivieron con cartillas de racionamiento de tercera y se la jugaron en el mundo del estraperlo. Eso era lo que había: la lucha por la supervivencia a cualquier precio. Así que cuando crecieron, se casaron y les tocó educar a esos hijos que ahora somos nosotros, lo hicieron entre silencios y recelos que casi nunca transgredieron. Se cerraron en banda y nos criaron sin que apenas nos enteráramos de nada. Salvo Antonia, que se lo ha contado todo a Nieves Concostrina, quien lo ha convertido en una sobrecogedora novela. La importancia de la memoria.

A día de hoy, los coetáneos de Antonia son en su mayoría abuelos diseminados entre residencias de ancianos, hospitales y casas familiares donde su pensión sirve en muchos casos para que hijos y nietos no se mueran de hambre. No han tenido respiro en toda su vida. El franquismo intimidó su memoria y la transición remató la faena: lo mejor era olvidar. Una canallada.

De ahí la importancia que a mi juicio tiene conocer historias como la de Antonia, viva de milagro porque se levantó de la cama donde dormía minutos antes de que en ella cayera un obús que no llegó a explotar, analfabeta y maltratada por un padre vago y borracho y huérfana desde los once años de una madre que no sobrevivió a las torturas de la cárcel de mujeres.

Han pasado casi ocho décadas y apenas existen novelas o películas que cuenten historias de gentes como Antonia. Historias donde la guerra solo es el punto de arranque para explicar después los años oscuros y las enormes dificultades para levantar cabeza que esa generación hubo de soportar durante prácticamente toda su vida. Esos años cuarenta donde se continuaba fusilando sin piedad, esos cincuenta donde sin carnet de falange no eras nadie y donde tener cuarto de baño propio era casi impensable, esos sesenta donde el pluriempleo era la única manera de reunir un sueldo decente... Esos setenta en los que se privaban de cosas básicas para que sus hijos, nosotros, pudiéramos estudiar y tener una vida mejor que la de ellos...

¿Por qué, a pesar de todo lo que se ha escrito y filmado sobre la guerra civil, la posguerra y los negros años del franquismo, existen tan pocas novelas, tan pocas películas elaboradas desde el punto de vista escogido por Concostrina para contar una historia como la de Antonia?

¿Cuándo nos atreveremos a enfrentarnos de una vez, sin tapujos ni mariconadas, a todos nuestros fantasmas? ¿Cuándo dejaremos de cerrar en falso la historia de nuestras vidas? La Historia con mayúsculas solo se puede escribir a partir de la suma de muchas historias como la de Antonia. Y eso, los autores de tantos volúmenes sesudos como se han escrito sobre nuestra historia reciente tendrían que haberlo tenido mucho más en cuenta.

Los pactos de la Transición marcaron un camino que dejó muchas preguntas sin contestar, muchas dudas sin resolver y demasiadas canalladas impunes.Ahí están sin ir más lejos, esos ciento cincuenta mil cadáveres que, para nuestra vergüenza, permanecen aún en las cunetas. ¡Ay, ese bluff llamado ley de memoria histórica!

Celebro la valentía de Antonia al aceptar, no sin cierta desazón, que se perpetúen en letra impresa detalles personales de su vida que tanta gente de su edad se negaría en redondo a hacer públicas. La valentía de Antonia y la habilidad de Nieves Concostrina para construir con esa historia un relato que está pidiendo película ya. A ver si hay algún director que se atreva a homenajear la excelente memoria de Antonia con un largometraje dedicado a la mayor honra de nuestra memoria colectiva.

J.T.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Estamos perdiendo el miedo?


Nos recordaba Gregorio Morán este martes en la sala Mirador de Madrid que lo que caracterizó a la Transición fue el miedo. No hubo ruptura democrática porque hubo miedo. ¿Champán el día que murió Franco? Mentira. Lo que se acabó fue la tila. ¿Posibilidades de huelga general como tímidamente habían contemplado los partidos? Para nada: las colas para entrar en el palacio de Oriente llegaban hasta mucho más allá del Campo del Moro.

La Transición fue un gran fraude que cocinaron entre cuatro o cinco personas y que todo el mundo compró porque  había mucho miedo. Había que conseguir la paz a cualquier precio. Y quienes estaban en la cocina supieron preparar bien los platos: legalización del PCE, primeras elecciones, pactos de la Moncloa... era un juego de trileros, una colección de falsedades donde Carrillo embaucó a Suárez haciéndole creer que podía neutralizar los movimientos de masas y hasta consiguió que Fraga lo presentara en el Club Siglo XXI llamándole "comunista peligroso de mucho cuidado" entre señoras enjoyadas cubiertas con abrigos de pieles.

El miedo había convertido España en una especie de sainete colectivo en donde se estaba dispuesto a pactar a cualquier precio aunque los franquistas quedaran impunes. Por eso hasta Comisiones Obreras firmó los pactos de la Moncloa poniendo así fin a buena parte de la conflictividad laboral y desactivando en un gran porcentaje su poder de convocatoria para las reivindicaciones políticas en la calle.

Esto último lo recordaba Juan Carlos Monedero, compañero de coloquio de Morán en la Sala Mirador, quien señaló los tres sectores que a su juicio no funcionaron en nuestro país a la hora de construir la esfera pública democrática. El primero de ellos, los medios de comunicación, con "ese gran fraude que fue El País", a la cabeza.

-¿Cuándo los periódicos fueron independientes en este país? se preguntaba Morán, quien acto seguido se contestaba a sí mismo: hasta julio del 36. No hay ningún medio en España que hoy no dependa de subvenciones o créditos. ¿Por qué además de pedir la dimisión de los políticos, no pedimos también la dimisión de los directores de los periódicos que han hundido sus propios medios de expresión? -añadía. Solo nos dejan algún nicho que otro -remataba- pero todo nicho tiene algo de cementerio.

El segundo sector que, durante los últimos treinta y cinco años, no funcionó en nuestro país a la hora de construir la esfera pública democrática fue, según Monedero, la Universidad.

- El felipismo banalizó el pensamiento de este país y lo metió en "la bodeguilla". Ahora buena parte de los intelectuales que han impartido doctrina en los últimos años andan con el pie cambiado. Y así algunos de ellos -recordaba Monedero, profesores míos en su día, como Antonio Elorza o José Luis García Delgado andan por ahí pidiendo una gran coalición.

- Muchos de ellos -tercia Morán- fueron unos pendejos toda la vida. Cuando fueron profesores de Monedero, antes y después. El problema de la Universidad en España es que los primeros que no creen en ella son los catedráticos y los profesores que imparten clases, pero no hacen nada para que las cosas cambien.

Monedero seguía nombrando a intelectuales: Enrique Gil Calvo, Vallespín, Álvarez Junco, Savater, Santos Juliá... - No dejan ninguna herencia intelectual, no han conseguido "hacer escuela" en la Universidad. ¿Qué cinco obras fundamentales nos han dejado los intelectuales españoles en los últimos años?

- ¿Por que extraña razón, se preguntaba a su vez Morán, buena parte de los intelectuales de este país que en su día estaban alineados con el PCE, entre los que había incluso quien defendía la lucha armada, luego se pasaron al PSOE, más tarde algunos al PP y después a UPyD y hasta a la extrema derecha incluso? ¿Cómo se explica esto?

- Hemos acabado siendo rehenes de un pensamiento de famoseo, añadía Monedero, donde los libros que más se venden son los de Belén Estebam y donde Norma Duval o Bertín Osborne pueden acabar orientando el voto.

Continuaba este peculiar y exquisito coloquio moderado por Juan Diego Botto, para desembocar en el tercer sector al que se atribuyó el mal funcionamiento de la esfera pública democrática desde la Transición hasta nuestro días: la oposición política.

- Ha tenido que llegar la época en que surgen casos de corrupción a diario, casos que afectan a todos los partidos, hacía notar Monedero, para que se entienda por qué hemos decidido utilizar el término "casta" a la hora de definirlos. La oposición lleva muchos años haciendo muy mal sus deberes. Desaparecidos en combate en muchos casos.

- Ahora las posibilidades de ruptura, según Morán, son mayores porque ya no hay miedo en las nuevas generaciones. El 23F no hubo nadie que saliera a defender la democracia, todo el mundo se metió debajo de la cama. Pero eso se acabó. Esta generación no tiene el miedo que nosotros sí tuvimos y que hizo imposible la ruptura. Y la ausencia de miedo, en estos momentos, abre grandes posibilidades.

- No hay que tener miedo, pero hay que tener memoria, remata Monedero. La juventud de hoy, la que busca a sus abuelos desaparecidos, a quienes la generación anterior no se atrevió a buscar, la que lucha porque las cosas cambien, ha bebido de la memoria de quienes anticiparon su rabia.

Bien por miedo, bien por interés en ningunear o por falta de olfato, el caso es que en pocos medios encontraremos hoy reseñas de este coloquio. Por eso he pensado que igual podía interesar a alguien contar con un resumen de lo que allí se dijo. Esa es la razón por la que me permito ofrecéroslo aquí. Buen provecho.

J.T.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Alfonso Guerra y sus cincuenta años cotizados


Me parece perfecto que Alfonso Guerra, en lugar de dedicarse al lucrativo deporte de las puertas giratorias, al que tan aficionados han sido y son muchos de sus antiguos compañeros, haya decidido permanecer en el Congreso como diputado hasta poco antes de cumplir ¡setenta y cinco años!, que será su edad cuando llegue el próximo 31 de mayo.

Me parecerá estupendo que al recibo de la presente se encuentre bien de salud, y celebro además que mantenga en forma tanto su ingenio como su viperina lengua, que tanto divirtió a tiros y troyanos antes, durante y después de esa Transición ahora tan cuestionada y vituperada por tanto perroflauta e incluso yayoflauta desagradecido.

Hubo un tiempo, un largo tiempo, en el que Alfonso Guerra y chascarrillo eran sinónimos. Dales caña Alfonso, le gritaban sus incondicionales apenas le veían aparecer en un atril o en una tarima. Ahora que anuncia su adiós definitivo (veremos), en su despedida no podía faltar alguna que otra perla cultivada como la que transcribo a continuación, soltada con su habitual desparpajo y no menor desahogo:

- Yo es que llevo ya cincuenta años cotizados

¿Y eso es malo o bueno, señor Guerra? ¿Cómo cree usted que le habrá sentado ese comentario a los 140.000 jóvenes que solo en los dos últimos años se tuvieron que marchar de este país, y que dan por perdida la posibilidad de jubilarse y cobrar pensión alguna vez en su vida? Y al camarero, al profesor o al operario contratado por horas, con altas y bajas a diario, con más hojas rellenas ya en sus informes de vida laboral que usted en toda su vida, ¿cómo cree que se le habrá quedado el cuerpo tras escucharle?

Me gustaría saber también cómo se han tomado su comentario tantos profesionales (médicos, catedráticos, militares, investigadores…) que fueron obligados a dejar la actividad en la flor de su vida, cuando todavía tenían mucho que aportar a la ciencia, a la medicina o a cualquier otra disciplina donde la experiencia suele ser un valor añadido. Ciudadanos que no pudieron llegar a los cincuenta años de vida laboral sencillamente porque se les impidió. A los sesenta y cinco, máximo setenta, quedaron fuera de juego.

Claro que hubo otros muchos, cientos de miles, a los que se les truncó mucho antessu trayectoria profesional. Reconversión, eres, o jubilación anticipada fueron conceptos que empezaron a ponerse de moda en este país cuando nos gobernaba el ejecutivo del que Guerra era vicepresidente. Las plazas de los pueblos empezaron a llenarse de cincuentones reestructurados cuya única ocupación para el resto de sus días iba a ser la petanca o el carajillo.

imageHubo quienes quisieron y pudieron reinventarse, sobre todo aquellos que contaban con más formación, pero hubo otros muchos que nunca consiguieron rehacer su vida laboral y que vegetaban y continúan vegetando por nuestras calles esperando la muerte mientras escuchan en la tele al otrora cañero mayor del reino presumir de sus cincuenta años cotizados.

Que se jubila, dice Alfonso Guerra. Veremos. Demomento se cura en salud anunciando que continuará al frente de la Fundación Pablo Iglesias. Pablo Iglesias el suyo, porque al
Pablo Iglesias que ahora ocupa portadas en los periódicos se
supone que Temas, la revista cuyo consejo de redacción preside Guerra, continuará poniéndolo de vuelta y media como acaba de hacer en su número de noviembre.

Con su anunciado adiós tras 37 años gastados por sus pasillos, el todavía diputado más antiguo del Congreso, incrementa así la nómina de insignes que este 2014 dicen adiós a la primera fila de la política nacional. Cincuenta años de vida laboral. Y sin haber recurrido, de momento, a ninguna puerta giratoria. La verdad es que tiene su mérito.

J.T.

martes, 4 de noviembre de 2014

Corrupción. Bitácora de un lunes de noviembre


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En Serranillos del Valle, la guardia civil impide que su alcalde, presunto implicado en la madrileña guerra púnica, se lleve del ayuntamiento varias cajas con documentación.

En Alicante, una alcaldesa a la que su partido no consigue echar ni con agua caliente, provoca tensiones y ninguneos en un acto oficial cuyo protocolo incluye saludo de rigor del "joven", preparado y neófito monarca a la estigmatizada regidora.

El "joven", preparado y neófito monarca desaprovecha una excelente ocasión para demostrar que algo ha cambiado. Pero no: saludó a la proscrita y en el discurso que le tocó pronunciar miró para otro lado y ni nombró la corrupción evidenciando así que la institución a la que representa pretende resistir y sobrevivir a costa de mojarse lo menos posible. Aunque caigan chuzos de punta. En resumen y en dos palabras: Im-presentable. Como siempre.

En Collado Villalba su alcalde, también presuntamente pringado en el último caso de corrupción descubierto, comunica su decisión de abandonar porque "está cansado", no porque los suyos le hubieran conminado a hacerlo por lo civil o por lo militar. De paso anunció que a partir de ahora volverá a dedicarse a vender viajes.

En Segovia, un ex ministro de Aznar condenado por tráfico de influencias y con más casos de corrupción pendientes aún de juicio, sale de la cárcel en tercer grado mucho antes de la fecha de finalización de la pena que estaba cumpliendo. Hay quien lo considera un indulto encubierto.

En Cuadros (León), un extraño y sospechoso fuenteovejuna pepero impide que se marche el alcalde que tienen en la cárcel y obliga a su partido a darlos de baja a todos en un intento bufo de salvar los muebles. Ese mismo alcalde se niega además a abandonar la Diputación de León que también preside, lo que hace reaccionar a su partido para destituirlo argumentando que "desde la cárcel no se puede gobernar".

Entre los muros y los patios de la moderna prisión de Estremera, Madrid, pasea cabizbajo desde hace unos días, meditando quizás si tira o no de la manta, quien hace seis años inauguró ese penal cuando era Consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid.

La Audiencia de Palma de Mallorca anuncia que antes del fin de semana se conocerá el futuro judicial de Cristina, la hermana del joven, preparado y neófito monarca a propósito del caso Nóos.

En los juzgados de Sevilla, el penúltimo secretario general de UGT Andalucía se niega a declarar tras ser citado para que aclare presuntas irregularidades del sindicato.

También en Sevilla, la juez Mercedes Alaya imputa a seis personas más en el caso de los Eres. Ya son 229. Continuamos para bingo.

En Málaga, con un Auto contundente, la Audiencia decide que Isabel Pantoja ha de ingresar en la cárcel a la voz de ya por blanqueo de capitales. Medida ejemplarizante, explican. O sea, que la controvertida tonadillera vaya preparando las maletas.

Todo esto en una sola jornada. Y sin hablar de tarjetas black, ni de sobres, ni de sobresueldos, ni de obras de sedes de partidos políticos pagadas en negro, ni de Andorra, ni de Fernández Villa, ni de Suiza, ni de Pujol 
ni de Fabra...

¡¡¡Socorrooooo!!!

Menos mal que siempre nos quedará la irrepetible María Dolores de Cospedal, quien con el ánimo algo másapagado de lo normal, pero con el mismo rostro de cemento de siempre, no desaprovechó la ocasión de aportar su particular marchamo a este negro lunes de comienzos de noviembre de 2014:

"La recuperación -dijo- no la podemos parar por la corrupción y España no puede ser pasto de  los populistas"

Repito: ¡¡¡Socorroooo!!!

J.T.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Nos seguirán robando

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El problema más gordo que tenemos no es lo que se han llevado. Es lo que todavía se piensan llevar hasta que consigamos echarlos de una puñetera vez.

Tenga por seguro que en este mismo momento, en el preciso instante en que usted está leyendo estas líneas hay por ahí un concejal, un diputado provincial, un truhán de tres al cuarto que un buen día consiguió ir en una lista a la que probablemente usted mismo votó... y ese concejal, ese diputado provincial, ese político cleptómano y desprejuiciado, está comiendo con un constructor, o cenando con un atildado preboste, o incluso follándose a alguien con quien está llegando a un acuerdo para robarnos a todos.

Estos días se están cerrando presupuestos en cientos, en miles de instituciones que probablemente en mayo cambien de manos. Así que quienes aún calientan según qué sillones disponen ya de muy poco tiempo para continuar llevándoselo crudo. Si, como las ratas, han abandonar el barco, mejor con el estómago lleno. Al grito de sálvese quien pueda o maricón el ultimo, cientos de políticos robarán durante las próximas semanas, durante los próximos meses, todo el dinero que todavía encuentren a mano. Y más.

Dejarán hipotecado el ayuntamiento, la diputación o la consejería de turno para los próximos cuatro, seis o más años, y quien venga detrás se verá obligado a arrear con un marrón de dos pares de cojones que en muchos casos maniatará la posibilidad de administrar los presupuestos de una manera más justa y decente. Se encontrarán contratos blindados con plazos insufribles que, si se quieren incumplir o derogar, obligarán a indemnizaciones inasumibles.

Bastaría con que, quienes aún administran presupuestos, dejaran de robar hoy mismo para que esto empezara a
tener solución, me dice un experto que sabe de lo que habla. Hay miles de millones en paraísos fiscales, sí; hay que empurar a Urdangarín, a Pujol, a Fabra, a Granados, meterle mano y años de trullo a los de los Eres, la Gürtel, el Pokemon, los "púnicos", a tanto ratero como se ha estado quedando con nuestro dinero durante tantos años y que además de corruptos, han ido de chulos por la vida mintiendo, tomándonos el pelo y mirándonos por encima del hombro.

Todo eso es verdad, sí, pero para que las cosas mejoraran de golpe, bastaría con lograr que esta escandalosa sangría se detuviera ahora mismo. En este preciso instante. Un torniquete preciso, según quienes saben de esto, sería un excelente comienzo. Porque hoy dos de noviembre, mañana día tres, la semana que viene, en Navidad, Año Nuevo, Reyes, Carnaval y Semana Santa, siempre habrá alguien en algún sitio que siga afanando mientras tenga la oportunidad. Es una maldición gitana, una plaga de Egipto. Roban, y roban, y vuelven a robar...

Y ahora que tienen miedo a ser desalojados, ahora que el cabreo ciudadano empieza a manifestarse y que cada día que pasa empiezan a verse más desnudos, justo ahora es cuando menos vergüenza gastan para arramblar con todo lo que puedan.

Nos van a dejar esto hecho un erial. ¿Será posible que no encontremos a ningún justo? Necesitamos, ya, que empiecen a alzar la voz todos aquellos concejales, alcaldes y políticos en general que estén limpios de toda sospecha. 8.000 ayuntamientos, 68.286 concejales... Estoy seguro que miles de ellos tienen que ser honrados. Quiero pensarlo así, necesito creerlo así, me niego a generalizar ni a aceptar una criminalización a granel.
¿Cómo es posible que hayamos llegado hasta aquí? ¿cómo es posible que cada día nos echemos a la cara un ladrón nuevo, un corrupto nuevo, un desalmado nuevo?

Basta ya de corrupción, que no puedo con tanta peste.
Basta ya de robar. Que alguien le ponga freno a esto. Que alguien pegue de una puta vez un sonoro puñetazo en la mesa y nos permita a todos levantar la cabeza y volver a estar orgullosos de nosotros y de las gentes que elegimos para que nos representen.